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El Rey Emérito revitaliza la carpintería de Ribeira

Las embarcaciones de clase seis metros se popularizan en las regatas gracias a la afición de don Juan Carlos, y surten de trabajo a astilleros de las Rías Baixas

El Rey Emérito revitaliza la carpintería de Ribeira

"La navegación de un Seis Metros es enormemente placentera, sobre todo para el caña [quien lleva el rumbo]. Creo que es debido a la proximidad que tienes al nivel del agua por su bajo francobordo, a su estabilidad direccional y a su inercia". Alfredo Lagos, gerente de Astilleros Lagos en Bouzas, describe así cómo es salir a navegar en un barco clásico como los Clase Seis Metros que ahora acaparan miradas en Sanxenxo.

Son el resultado de una fórmula de rating que nació en el año 1907. En esta pauta intervienen diversos parámetros como la eslora, la superficie vélica, el desplazamiento del barco... que al resolverla da como resultado un valor no mayor a seis. "Aunque realmente la eslora de un Seis Metros es de alrededor de once metros y su manga de aproximadamente uno con noventa metros", apunta Lagos.

Eran barcos prácticamente olvidados y que nunca habían sido famosos en nuestras rías pese a que sus características se adaptan a la perfección a la "tranquilidad" de las Rías Baixas. Sin embargo, esta temporada se multiplican las regatas protagonizadas por estos clásicos, y por los no tan clásicos, pues ya hay quien se ha construido uno nuevo bajo las órdenes que dicta la fórmula original.

El presidente del Real Club Náutico de Sanxenxo, Pedro Campos, es el "culpable" de que estos clásicos hayan vuelto a protagonizar regatas. "El armador Mauricio Sánchez-Bella era un enamorado de estos clásicos y se hizo con el Acacia que restauraron de forma magnífica en Astilleros Lagos. Un día me invitó a navegar y fue fantástico. Entonces se me ocurrió proponerle a Don Juan Carlos navegar en él. Sabía que había dejado de navegar por sus limitaciones físicas después de tantas operaciones... y pensé que podía ser un buen barco porque es duro pero muy cómodo. Se moja uno mucho pero es muy seguro para navegar", cuenta Campos.

Fue así como otros regatistas se animaron a probar estos barcos que ahora cuentan con una división para ellos en las principales regatas de la temporada. "Ahora en el Náutico tenemos unos once barcos de esta clase y el número irá creciendo", añade el presidente.

"Los seis metros navegan excepcionalmente bien, son muy rápidos y su nivel de desarrollo y evolución a lo largo de los años ha hecho que todos ´estén en una piña´ al regatear", dice Alfredo Lagos, al frente del centenario astillero vigués de ribeira que lleva su nombre y encargado de la restauración del buque que inició la "moda" de regatear en estos barcos Clase Seis Metros, el Acacia III.

¿Cómo se restaura un barco de madera? El gerente de Astilleros Garrido, José Garrido, lo tiene claro, "con cariño". "El proceso de restauración comienza con la evaluación de su estado y la recopilación de datos tales como planos de formas y constructivos, fotografías y modificaciones efectuadas. Cuando ya se ha visto hasta donde se va a profundizar hay que decidir si se van a hacer concesiones a la modernidad, o no. Aquí es donde los gustos del armador y el uso que le vaya a dar prevalecen", describe Lagos.

"En algún momento de la vida de este Seis Metros alguien había recubierto la obra viva (parte sumergida) con fibra de vidrio y resina de poliéster para hacerlo estanco y con el paso de los años toda la madera de esa zona estaba ´escondida´ en un estado deplorable", prosigue el gerente del astillero vigués, "los ´momificadores´ de barcos clásicos de madera son sus mayores enemigos. El diseñador del Acacia, Gustav Estlander y el constructor Abrahamson & Son de Suecia realizaron en 1929 una obra maestra en caoba, pero setenta años de navegaciones y regatas no pasan en balde, así que la estructura ligera de estos barcos se va resintiendo con los esfuerzos y de vez en cuando hay que hacerles una puesta a punto. Lo mejor de los barcos de madera es que si se restauran bien tendrán vida, y un enorme atractivo, por otros tantos años", resalta Lagos.

Pero no solo se han restaurado joyas de otro tiempo, también se han fabricado desde cero en Galicia. Concretamente en los Astilleros Garrido de O Grove, donde se hizo realidad el diseño de Juan Kouyoumdjian y Javier Cela, quien siguió la construcción in situ del buque que encargó el armador José Álvarez, un empresario afincado en Londres, y que finalmente patronea el rey emérito. Un Seis Metros que fue bautizado como Bribón (así se llaman los barcos en los que navega el rey desde sus inicios) y que Álvarez cedió al monarca tras su construcción para que lo navegue.

"Desgraciadamente quedan muy pocos astilleros con buenos carpinteros de ribeira y en poco tiempo, como no se revierta la tendencia, creo que solo existirán puntualmente en sitios muy concretos donde se concentran armadores de barcos clásicos o donde se fomente el uso de barcos clásicos como ha sido el caso de Sanxenxo [donde se encuentra la mayor flota de estos barcos] y las regatas de los Seis Metros con el rey Juan Carlos a la cabeza", señala Alfredo Lagos.

Con él coincide José Garrido, de los astilleros de O Grove, quien indica que "todo lo que venga es bueno, que la gente empiece a navegar en barcos de madera supondrá un crecimiento del trabajo y nos viene bien porque para nosotros este trabajo no tiene ningún misterio, es un trabajo manual, clásico, solo que con acabados más cuidados". "Que a Don Juan Carlos le gusten estos barcos y navegue en ellos es una buena propaganda para todos", añade Garrido.

Una verdadera mezcla de tradición y nuevas tecnologías. Así es el diseño del Clase Seis Metros que nació en los Astilleros Garrido. "La regla de estos barcos marca las proporciones geométricas de lo que es el barco y del plano vélico para que todos sean muy similares, es decir, lo que hace es tratar de igualar la velocidad de todos. Deja cierta libertad de diseño, pero lo que ganas por un lado lo tienes que perder por otro de manera que los barcos estén muy compensados y tengan que competir en tiempo real entre ellos", expone el arquitecto naval Javier Cela, comparándolo con la Fórmula 1, pues cada constructor, en este caso, intenta optimizar su barco para que sea mejor en uno de los rumbos de la regata: contra o a favor del viento. Por este motivo, las regatas de Seis Metros llevan la emoción hasta el último minuto.

El barco que Cela construyó en O Grove es "tecnológicamente muy avanzado". Está fabricado en fibra de vidrio y cuenta con un mástil único también de este material fabricado en Nueva Zelanda, las velas son muy espectaculares porque su diseño se realizó entre Estados Unidos y Cuntis (en la empresa North Sails) con un tejido extremadamente ligero de un solo paño.

En este caso, el arquitecto naval asegura que el proceso constructivo ha sido más tecnológico que con los barcos de madera. "Dentro de una regla de barco clásico hemos podido emplear la última tecnología para su construcción", argumenta.

El espacio interior de estos barcos (que se conoce como bañera) también está limitado y permite un máximo de cinco tripulantes a bordo. Por sus reducidas dimensiones los que navegan no pueden desplazarse dentro, se mantienen en una posición fija y muy resguardada. "Es idóneo para gente con todo tipo de capacidades, eso es lo bueno porque es un barco aparentemente sencillo, pero sacarle rendimiento es muy complicado. Hay que tener mucho bagaje", sostiene Cela.

Javier Cela: "Queríamos un barco integrador, para todos"

  • "Pensé en que tenía que idear un barco para todos, que no fuese un barco escuela para niños o el típico velero particular de recreo sino que fuese todo eso a la vez. Un barco integrador donde la discapacidad no sea un elemento diferencial", explica el arquitecto naval Javier Cela, que trabaja en este buque de siete metros y medio de eslora en los Astilleros Garrido de O Grove. Este proyectó comenzó cuando Cela realizó una colaboración con el Centro Nacional de Vela Adaptada de Sanxenxo, para quien construyó dos veleros adaptados que ahora utilizan distintas asociaciones gallegas. "Así pude conocer las necesidades y la afición de las personas con discapacidad por las regatas. El primer modelo que diseñé se llama Dam 5.5 y con él comenzó todo. Con él navegan prácticamente a diario desde hace unos siete años", apunta el arquitecto naval. Los colectivos de discapacitados que aprovechan para navegar en Sanxenxo comunicaron a Cela que había todavía un cabo suelto para que la vela fuese adaptada para todos, pues las personas en silla de ruedas no podían navegar ya que no existía ningún barco en el mercado con la ergonomía ni el tamaño necesarios para que una silla pueda entrar en el barco desde el muelle. "Se me ocurrió hacer un barco un poco más grande, sin que sea un barco adaptado específicamente sino que sea de verdad integrador para que no importe quién navega en él en cada momento", añade el arquitecto naval, quien vendió más de cien veleros adaptados y espera que esta nuevo barco se popularice para acercar las regatas a más gente. "Tanto Pedro Campos como el rey emérito me han apoyado mucho durante la construcción, han pasado por el astillero a ver cómo avanzaba el proyecto en numerosas ocasiones. Además de su conocido apoyo a la vela, el rey ha hecho mucho por la vela integradora", destaca Cela.

El Acacia III en Vigo

  • El buque de 1929 Acacia III llegó a Astilleros Lagos hacia finales de los años noventa de la mano de Ignacio Eraso que lo encontró a flote en Castro Urdiales. "Eraso se lo trajo a Vigo con intención de sanearlo y navegarlo pero pronto comprobó que bajo las gruesas capas de pintura del Acacia había diversos problemas y empezó un lento trabajo de documentación y restauración en el que se renovó el 90% de su estructura y el 40% del forro. También se mantuvo la quilla de plomo, y el timón", recuerda el gerente de la empresa de Bouzas, Alfredo Lagos.

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