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NOTICIAS DEL SUBMUNDO

La historia y la Historieta

La historia y la Historieta

La Historia -con mayúscula- siempre nos parece una cosa muy seria y sesuda, una disciplina cercana a la ciencia que cristaliza los acontecimientos documentados en una especie de selfie gigantesco de la humanidad muy difícil de retocar con Photoshop o de transformarse con un filtro de Instagram. También es cierto que todo archivo digital tiene su hacker acechando para manipularlo; y así, en el caso que nos ocupa, a veces aparecen historiadores díscolos que a la luz de nuevos documentos, o reinterpretando los existentes, nos ofrecen nuevas versiones de los hechos que la historia oficial no contempla. Pocas veces se han dado giros copernicanos a lo establecido, todo hay que decirlo: para eso habría que cambiar radicalmente el punto de vista o inventar la máquina del tiempo para mandar notarios al pasado. Como la segunda opción no parece muy viable por ahora, tendremos que atenernos a la primera.

Una estrategia que se nos antoja válida es quitarle la mayúscula a la historia y ponérsela a la Historieta. De este modo, nuestra vieja historia, apolillada y llena de telarañas, pasaría a ser una inmensa recopilación de los actos humanos más significativos en su condición de grotescos, esperpénticos y cachaverosódicos. Esa magna recopilación podría considerarse como la Historieta Universal.

La periodista y escritora Nieves Concostrina lleva muchos años divulgando hechos puntuales, aparentemente insignificantes, que ponen en contexto el conjunto de lo narrado tradicionalmente más de lo que cabría sospechar. Ya sólo el título de su muy vendido libro de 2009 nos da una idea de por donde van los tiros: Menudas historias de la Historia: anécdotas, despropósitos, algaradas y mamarrachadas de la Humanidad. Nos permitimos, sin embargo, recomendarles escuchar a Concostrina en persona (el tono es importante y su voz es inconfundible) en su sección Acontece, que no es poco del programa La Ventana de la cadena SER. Con una canción ad hoc de fondo y en un par de minutos, despacha, por ejemplo, la patética huida de Luis XVI y María Antonieta (vestidos de plebeyos, sí, pero en tremendo carruaje con todo un séquito de criados y sin olvidar las vajillas) abortada tras ser reconocido el rey por aparecer su efigie en los billetes; o la posterior coronación de Napoleón como emperador con los votos de los mismos políticos que guillotinaron al pobre Luis por culpa de su efigie representada en el vil metal. La sensación de solemnidad de lo acontecido se nos quita de un plumazo, podemos asegurárselo.

Dejémonos de historias y demos paso a la Nueva Historieta Universal. Para dos días que se vive, mejor hacerlo tronchados de la risa.

(Y hasta aquí lo que ha dado de sí el Submundo por este curso. Si el tiempo lo permite y la autoridad no lo impide, volveremos a encontrarnos en septiembre. Mientras tanto, no se nos achicharren, por favor.)

@JulianSiniestro

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