La figura de Michael Cimino encaja a la perfección en ese mausoleo de talentos cinematográficos marcados por la desgracia. Encumbrado gracias a El cazador, su siguiente obra lo arrojaría a una sima: La puerta del cielo. Para él se abrieron, en realidad, las puertas del infierno tras un rodaje que llevó a la ruina a un gran estudio. Cimino pasó de ser un cineasta al que se le permitía absolutamente todo a convertirse en un apestado. Nunca se recuperó de aquello y el resto de su filmografía, con títulos interesantes aunque fallidos en los mejores casos, y otros de difícil defensa, no estuvo nunca a la altura de las esperanzas creadas con su epopeya sobre Vietnam.
Curiosamente, la carrera del cineasta estaba huérfana de estudios serios y profundos en España, un vacío que viene a llenar Ultramundo con Michael Cimino, las puertas de América, un libro de impecable factura coordinado por Miguel Díaz González , quien destaca ese olvido hacia Cimino "cuando muchos compañeros de su generación (Coppola, Scorsese, Spielberg) sí cuentan con abundantes monografías. Realizar monográficos sobre directores como Cimino me parecía absolutamente necesario, más cuando últimamente se está apostando por publicar libros sobre directores ya excesivamente tratados en nuestra bibliografía (Hitchcock, Kubrick, Lynch)".
En el libro se aproximan a la obra de Cimino autores como Jorge Fonte, Antonio Pardo, Jordi Revert, Sofía Carlota Rodríguez (que entrevistó al cineasta), Iván Suárez, Joaquín Vallet o el propio Díaz.
El auge de Cimino, recuerda Díaz, "se debe a que, en primer lugar, contó con el apoyo de Clint Eastwood como protagonista y productor de su primera película, Un botín de 500.000 dólares. En segundo lugar por El cazador, una película, épica e intimista, con la guerra de Vietnam de fondo -tema casi tabú en el cine por aquel entonces- que consiguió la admiración y emoción del público norteamericano".
La causa de su caída, "resumiendo mucho: La puerta del cielo, su caótico rodaje y el inclasificable circo mediático que la rodeó. Pero, como se explica en el libro, no fue el único factor determinante".
En los últimos años de Cimino salieron a la luz noticias sobre un presunto cambio de sexo, algo que, como subraya el coordinador del libro, "Cimino ha desmentido en múltiples entrevistas y que, por desgracia, fue un tema recurrente que eclipsó los homenajes y reivindicaciones que disfrutó en sus últimos años de vida".
Como dice Antonio Rico en el prólogo, "para algunos, Cimino es el director de un solo gran éxito. Para otros, Cimino no es más que el director de un gran fracaso". Como deja claro el libro, "ni una cosa ni la otra". Y el "accidentado" (así califica el coordinador) debut de Ultramundo en el mundo editorial propone "la obra definitiva sobre la accidentada carrera de un accidentado director". Ocupen sus asientos.
