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La Puerta de Tannhäuser de Vigo

La Puerta de Tannhäuser de Vigo

El luminoso de identificación del vitrasa L15C, Samil-Universidade en su recorrido de vuelta, produce un extraño efecto óptico si se mira de refilón: creemos leer Samil-Universo. Enseguida nos damos cuenta de que es culpa de la abreviatura, que todo no cabía y abreviar Samil es un poco difícil. La corrección llega tarde: a esas alturas, la imaginación ya se ha desbocado. Vigo es un Universo, con mayúsculas, y por lo tanto no infinito, pero ilimitado. Así entendemos mucho mejor a Carl Sagan, dónde va a parar. Ya no nos resulta tan difícil ver en Vigo agujeros negros, quásares, supernovas, galaxias explotando, nubes de gas y polvo cósmico, exoplanetas y hasta basura espacial de origen humano. Vemos también cómo se curva el espacio-tiempo por culpa de las ondas gravitacionales, agujeros de gusano que nos trasportan al otro extremo del cosmos, constantes cósmicas, estrellas en formación, la radiación de fondo procedente del Big Bang y a los Supersónicos dándose un garbeo por la Gran Vía Láctea. La astrofísica da paso a la astroolívica, ciencia aún en una fase inicial, pero de indudable futuro para explicar los orígenes de la ciudad-universo.

Nuestro particular Universo Fiel, Leal, Valeroso y Siempre Benéfico es efectivamente ilimitado. Porque ¿dónde están los límites de Vigo? Sí, de acuerdo, un mapa o algún indicador de cambio de concello por carretera nos dan algunas pistas, pero sigue siendo muy difícil echarse a andar y saber si seguimos en Vigo o no. Sabemos que Vigo mismo es el centro de una poderosa galaxia y algo más alejados están Lavadores, Teis o Coia, núcleos de estrellas también inconcebiblemente grandes. Los rayos C brillando en la oscuridad cerca de la Puerta de Tannhäuser son tres: Celta, Citroën y Cristo de la Victoria. Porque Vigo no va a ser menos y también tiene su Puerta de Tannhäuser, que bien podría ser A Porta de Sol y así confirmamos la existencia de razas alienígenas con la apariencia del Sireno. Las demás analogías con el espacio exterior las dejamos a la perspicacia del lector, que sin duda localizará desde algún punto elevado toda suerte de fenómenos cosmológicos.

Visto así, Vigo también es un Aleph. Bastante más grande que el de Borges -que era minúsculo y estaba debajo de una escalera- pero en el que podemos ver simultáneamente toda nuestra historia, todos los hombres y mujeres vivos o muertos, los gatos, las guerras, las fábricas de gaseosa o de cerveza, los modelos antiguos, presentes y futuros de PSA-Citroën, las humanizaciones de calles, los parkings, los túneles, los instrumentos de guerra, de música y quirúrgicos, las tascas desaparecidas, el scalextric de Lepanto, el nuevo túnel aún por construir y la imagen de Leri en las gradas de Balaídos.

Y todo esto simplemente subiéndonos en el vitrasa L15C Samil-Universo y dejándonos llevar hasta el infinito y más allá.

@JulianSiniestro

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