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Jonny fue (MUY) bueno

Jonny fue (MUY) bueno

Todo el mundo sabe que el sonido y el estilo de Chuck Berry los inventó Marty McFly en la primera de las tres entregas de Regreso al futuro, la película de Robert Zemeckis (1985). Pero resulta que McFly había nacido en 1968 y había aprendido su manera de tocar del propio Chuck Berry. La paradoja espacio-temporal sigue siendo tronchante y, definitivamente, ¿quién no querría viajar al pasado para escuchar por primera vez -ya sea en la interpretación de Marty o en la de Chuck- el principio de ese Johnny B. Goode que cambió el mundo? Aquí dejaría de tener sentido la respuesta que Leonardo Da Vinci dio a su profesor de matemáticas: "Mal alumno el que no supere a su maestro". Porque, ¿quién fue el alumno y quién el maestro: Marty McFly o Chuck Berry?

Dejémonos de especulaciones cuánticas: Marty es un personaje de ficción y Chuck fue un chaval de carne y hueso. Un chaval de campo ( a country boy) que no fue tal salvo en esa genialidad, en parte autobiográfica, que fue Johnny B. Goode. Y decimos en parte, porque también era un homenaje a Johnnie Johnson, el pianista que marcó -este sí- la música de Chuck Berry desde el principio. El hecho de que muchas de sus canciones estén en si bemol, un tono cachaverosódico para cualquier guitarrista de blues, se debe a la facilidad que ofrecía al pianista para tocar escalas pentatónicas bajo la ley del mínimo esfuerzo, que es la ley -a de la gravedad aparte- que rige el rock and roll desde que lo inventó esta gente. Chuck tuvo que adaptarse a la tonalidad, pero aportó algo definitivo y definitorio: las letras. En ese terreno ya no había nadie como él. Prescindió de los clichés y estereotipos del blues de Mississippi de los años treinta (el Principio de Todas las Cosas: ¡jódete, Big Bang!) e introdujo la vida (cotidiana), la diversión, el humor, la música dentro de la música, el desparpajo y la chulería en el discurso (los dobles sentidos ya venían de serie).

Decíamos que el blues de Mississippi (el estado, no el río, que también) fue el Principio de Todas las Cosas. Bueno, pues sí y no. También está Chuck Berry. O estaba. Si en el principio fue el Verbo, y el Verbo es Dios, entonces Dios ha muerto, 125 años después de que Friedrich Nietzsche anunciara el famoso óbito. Claro que añadida a la dichosa costumbre de morirse está la de hacer testamento. Y Chuck Berry no podía ser menos. Sólo unos pocos días antes de su muerte se anunciaba su primer disco con temas originales después de tres décadas largas desde el anterior. Ya hay un anticipo en la red: Big Boys. ¿Que cómo es? Pues, como dice Oscar Avendaño, exactamente igual que los clásicos, pero fresca como la plata. En la redacción del Submundo la tenemos puesta en bucle y no podemos parar de bailar. Yes! Yes! El álbum entero se publicará el 16 de junio. Er? ¡mira, el Bloomsday del Ulysses de Joyce! ¿Casualidad? No lo creo.

@JulianSiniestro

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