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Roberto "Tito" Ucha: "Dejé la ingeniería naval para crear el movimiento sindical en el mar"

Tito Ucha en foto de la infancia.

Medio siglo de sindicalista. Se podría pensar que, tras una vida dedicada al sindicalismo que le apartó de su profesión de ingeniero naval y le trajo no pocos sinsabores, descansaría al jubilarse en enero de 2013, pero se afilió al Sindicato de Pensionistas y Jubilados de CC OO como si no pudiera despegarse de la lucha por los derechos, de los trabajadores primero, de los pensionistas después. Ese es Roberto Ucha, "Tito", vigués vinculado al PCE desde sus primeros años universitarios en Madrid, militancia que le llevó a experiencias como compartir vida durante varias semanas con Dolores Ibarruri en Yalta en 1980, donde la acompañaba en el atardecer con el piano cantando canciones de nuestra tierra. En su casa estuvieron líderes políticos como Santiago Carrillo, Jordi Sole Tura, Santiaguiño Álvarez, Anxo Guerreiro... o sindicalistas como Marcelino Camacho, Nicolás Sartorius, Agustín Moreno, Amor Deus... Educado en el piano desde niño, aunque nunca pudiera desarrollarlo profesionalmente, en 1978 entró en la Comisión Ejecutiva de CC OO de Galicia y en 1980 asumió la Secretaría General de la Federación del Mar de Comisiones Obreras estatal. Marxista, ateo, fundador del Sindicato das Comisións Mariñeiras, empresario y actualmente responsable del Sindicato de Pensionistas y Xubilados de la Unión Comarcal de CC OO.

Los orígenes. "Nací en la ciudad de Vigo, según mi madre el día de San Pedro, 29 de junio del 47 y según el Registro Civil el 5 de julio del mismo año. Mi padre fue José Alonso Figueroa, mi madre Teresa Ucha Ucha. Mis abuelos maternos eran naturales de Ponteareas y habían emigrado a finales de los años veinte a Cuba, en donde nació mi madre. Regresaron a España a mediados de los años treinta. De mi abuelo no tengo prácticamente recuerdos, pues volvió a emigrar con mi abuela y los tres hijos menores en 1951 a Brasil, donde falleció al año siguiente. En 1960 regresaron finalmente a Galicia para quedarse. Mis abuelos paternos eran labradores de la parroquia de Castrelos, trabajando mi abuelo como portuario en el puerto de Vigo. Nací en la calle Canceleiro. En aquel tiempo la calle, con amplios espacios libres, era nuestro territorio y en ella pasábamos tiempo con nuestros juegos y travesuras en contacto con la naturaleza. Cazábamos ranas, lagartos y grillos, asustábamos a los pájaros con piedras. Estábamos orgullosos de nuestra banda (la del Canceleiro) y manteníamos conflictos con las del Roupeiro, Escuelas Públicas y Campiño a terronazos y a veces a pedradas. El verano, hasta octubre, lo pasábamos en la casa de los abuelos en la aldea de Ganade, cerca de Ponteareas, donde participábamos en la recogida de la cosecha de las tierras que trabajaba un casero. En aquel tiempo la contemplación del universo formaba parte de nuestras vidas y por la noche podíamos observar las estrellas con toda su belleza y misterio y escuchábamos las historias y cuentos de la Santa Campaña alrededor del calor y la luz de la lareira de casa".

Memoria paterna. "Mi padre estuvo muy cerca de la educación de sus hijos. En casa teníamos un encerado en el que nos impartía las clases y añoro los momentos en la noche, tumbados mi hermano Carlos y yo en su cama, en los que nos relataba las historias de la Ilíada y la Odisea y nos hablaba de los siete sabios de Grecia, de Tales, de Euclides, de Arquímedes... Mi padre, que había sido breve afiliado al Partido Comunista de España a los 18 años y había vivido la guerra y todos los horrores que la dictadura llevó a cabo después de la misma, nos trasmitió el amor a los valores del Bien, de la Justicia, de la Igualdad, de la Belleza y la necesidad de luchar por esos valores.

Frente a Falange. "Estudié en el Colegio Mezquita, que estaba situado en la calle García Barbón y enfrente del mismo estaba el local de la Falange. Me acuerdo de mi padre a la edad de 10 años explicándome por qué no debería entrar nunca en un sitio como ese. Recuerdo también que el director del colegio Mezquita era un coronel del ejército de Tierra al que, a la edad de 11 años, sin mala intención, le di en la cabeza con un taco de madera que soportaba el cepillo de borrar los encerados. Ahí sufrí mi primer "consejo de guerra" que me supuso pasar todos los sábados y domingos castigado en el colegio. El segundo "consejo de guerra" lo sufrí un año mas tarde cuando unos policías me retuvieron en la casa de un general por estar comiendo fruta de sus árboles dentro de su finca. Este se resolvió en un Tribunal de Menores en Pontevedra. No me dejaron salir hasta que mi padre vino a buscarme avisado por la policía. El mundo en que vivía cada vez se me hacía más incomprensible. Ante la injusticia y el abuso, a longa noite de pedra, la respuesta era el silencio. En casa ese silencio se rompía escuchando Radio Pirenaica. Esto me llevó a una crisis a partir de 1961, primero de ruptura total con la religión y segundo de enfrentamiento con la dictadura. Esto me supuso una transición de dos años en la que mis padres, aun sin entenderlo, me apoyaron. Estuve en tratamiento con el doctor Villamil por lo que él llamaba una enfermedad de "angustia existencial". A los 17 años recuperé mi equilibrio llegando al marxismo como fuente de pensamiento y al socialismo-comunismo como modelos de sociedad alternativos a la capitalista".

Ingeniero naval. "Decidí ser ingeniero naval a la edad de 14 años influenciado por un profesor de matemáticas, Francisco Arriaga, que ejerció una influencia muy importante. Cuando empecé a estudiar la carrera ya me vinculé al Partido Comunista de España y a la lucha política en el ámbito de la universidad. En noviembre de 1970, en el marco de una reunión del Comité del PCE de las Escuelas Técnicas de La Universidad Complutense de Madrid, fui detenido a tiros al intentar escapar de la Brigada Político Social y estuve durante tres días en la Dirección General de Seguridad de la Puerta del Sol. El 10 de marzo de 1972 cuando, como consecuencia de las luchas de los trabajadores del naval de Ferrol, fueron asesinados los compañeros Daniel y Amador, yo era el delegado de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Navales de Madrid y miembro de su Claustro, donde cursaba el último año de carrera. La Escuela de Ingenieros Navales era una escuela de origen militar que se había hecho carrera civil a finales de los años 50, muy conservadora. Por primera vez se paralizó en huelga ante la sorpresa e indignación de la dirección, que procedió a convocar un Claustro donde fui objeto de amenazas, especialmente del catedrático de Submarinos, Capitán de Navío José Blanco, quien afirmó que yo no sería ingeniero mientras él fuese profesor en la escuela. Cumplió su promesa en julio y septiembre, por lo que me vi obligado a quedarme en Madrid, donde tenía algún ingreso colaborando en la Empresa Nacional Elcano. Gracias a ello, en una conferencia de Xesús Alonso Montero conocía mi compañera Engracia Trillo, una de las cosas mas hermosas que me ha pasado en mi vida".

Una carrera frustrada. "Al acabar la carrera mi primer puesto de trabajo como ingeniero fue en Vigo, en el astillero de Ascón en Meira, con otros cuatro. Me incorporé políticamente en el PCG. A los pocos meses de haber empezado a trabajar, una mañana me vino a visitar Sanpedro, director de Personal, para decirme que le habían informado de la Escuela Superior de Ingenieros Navales de Madrid que yo era "un agitador y revolucionario" y pedirme que regresase con él en la lancha a Vigo y me diese por despedido, a lo que me negué mientras no me lo comunicase oficialmente por escrito. Recuerdo con afecto la reacción de mis compañeros, especialmente del director Paco Puente Alzaga y de José Luis Durán, de sorpresa y apoyo. Alejandro Barreras, director del astillero, se negó a recibirme y el director de la Escuela en Madrid, Fernando Micó, que sí me recibió en Madrid, sin el mínimo rubor me dijo que "tenía que asumir las consecuencias de mis actuaciones en la Escuela". En ese momento comprendí que tenía que dejar de ser ingeniero naval, o por lo menos que no podría trabajar en un astillero, como era mi ambición, desplazándome a Barcelona a trabajar en una empresa del INI, La Maquinista Terrestre y Marítima, como responsable de la línea de fabricación de motores. Allí me integré en el PSUC, pasando de las reuniones clandestinas, en Vigo, dentro de un coche en el monte, a las reuniones con decenas de compañeros del partido, ingenieros, en el Colegio Oficial de Ingenieros Industriales de Cataluña".

Enviado al mar. "Ante la inminente muerte de Francisco Franco el Partido Comunista de España me planteó la conveniencia de que me desplazase a Galicia para organizar el movimiento sindical en el mar. En diciembre de 1975 regresé a Vigo con este objetivo, asumiendo la dirección de una pequeña empresa del metal en Ponteareas. Las tardes y las noches las dedicaba a la tarea de organizar el movimiento sindical en el mar y en verano de 1976 constituimos oficialmente el sindicato das Comisións Mariñeiras en su Congreso fundacional en la isla de Arousa. El primer presidente fue el inolvidable Segundo Freire Rivas, marinero de Cesantes que había estado condenado a muerte y conoció las cárceles del franquismo, y en su direcion estaban compañeros de toda Galicia como Pillado o vello, Romualdo Irixoa, Carmen Rial, Carlos Prieto, Cesáreo Calvar, Pepe Durán, Juan Pérez, Machica, Sefa, Nito..."

Contra el caos marinero. "En bajura y marisqueo existía una grave situación de anarquía y destrucción de los recursos de nuestra costa y nuestras rías, con la presencia de furtivos y contrabandistas, al principio de tabaco y después droga, que se solapaban muchas veces, y era preciso una ordenación del sector que pasaba por modificar las estructuras de las cofradías, los sistemas de trabajo, la estructura de la comercialización de los recursos, la eliminación de las artes destructivas, especialmente el Can y la Baquita, y erradicar el uso de la dinamita. Todo esto requería un sistema de vigilancia que permitiera el control del cumplimiento de las normas y adaptación de las mismas. Esto pasaba por la desaparición de las autoridades de Marina y una estructura civil que hiciera su función".

Como la pólvora. "Esta lucha en el marisqueo se inició en la ría de Vigo en octubre de 1977 con una imparable huelga de 15.000 mariscadoras /es, que se extendió como pólvora por la ría de Arousa y el resto de Galicia hasta que en 1981 se consiguió la publicación del Decreto que prohibía el uso del Can. Recuerdo el encierro durante dos días en la Castellana de Madrid en el antiguo edificio del Sindicato Vertical de más de 400 mariscadores/as y la cara de asombro de los viandantes ante el paso de una manifestación en la que arrastrábamos un Can por las Castellana. Básicamente en ese periodo transformamos la mayoría de cofradías impulsando las asociaciones de mariscadoras /es, empezamos a ordenar la explotación de los bancos marisqueros, regulamos los censos y construimos un nuevo sistema de comercialización. La organización de los trabajadores en los barcos con la presencia de los delegados del sindicato en los mismos y la asistencia de una patronal organizada en la Cooperativa de Armadores de Vigo y en la Coruña y un servicio jurídico fuerte de Comisións Mariñeiras supuso el inicio del camino de clarificación de las relaciones laborales, la lucha por la ampliación de las vacaciones que reclamábamos de 60 días y la mejora de las cotizaciones a la Seguridad Social, y por lo tanto de la cobertura en caso de bajas, invalidez y pensiones".

Sindicalista al piano

  • En 1982 me casé con mi compañera Engra, en 1983 me nació mi primer hijo y en 1984 Daniel, el segundo, fallecido en un accidente que tuvimos en 1990. El 27de diciembre de 1991 nació mi hija Rosalía. En 1985 me replanteé la necesidad de volver a mi actividad profesional, una vez puestos los pilares fundamentales de la estructura organizativa de los trabajadores de la mar ya recuperadas las libertades democráticas, y como consecuencia de esto, y al pasar a tener actividades profesionales y empresariales, dejé mis cargos en el sindicato. En mi juventud y como parte de la formación que mis padres me dieron estudié piano en el Conservatorio de Vigo hasta el grado medio. Nunca coseguí mi ilusión de poder dedicar mi vida a la música.

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