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Reencuentro submarino

FARO reúne a los descendientes de Antonio Sanjurjo y de Narciso Monturiol para hablar de sus inventos al cumplirse cien años del primer submarino de la Marina de Guerra española

Isaac Peral.

A mediados de febrero de 1917 se incorporaba a la flota de la Marina de Guerra española su primer submarino. Se había construido en EE UU y fue bautizado como "Isaac Peral". Ese mismo año se sumaron a la Armada otras tres unidades submarinas: el "A-1 Narciso Monturiol", el "A-2 Cosme García" y el "A-3", todas ellas construidas en Italia. Cien años más tarde, descendientes de Antonio Sanjurjo Badía y de Narciso Monturiol, dos inventores de prototipos submarinos, recuerdan las creaciones de sus ilustres familiares.

"Cuando en una familia tienes un personaje tan insigne, todos tratamos de celebrar su obra, cuidarla con todo cariño y darla a conocer, de ahí que mi hermano Enrique y yo decidiésemos hace años ceder el submarino al Museo del Mar", explica el empresario vigués Manuel Sanjurjo Blein. Reconoce que el precursor del submarino tal como se entienden hoy en día fue Isaac Peral, pues "tenía motor eléctrico y era de doble casco para aguantar la presión de las profundidades del mar".

Antonio Monturiol Jalón, diseñador industrial e inventor afincado en Vigo, sobrino tataranieto de Narciso Monturiol, admite que el submarino de Peral fue realmente "el primer buque que tenía las condiciones para ser fabricado y replicado en serie para su explotación naval. Podía recorrer más de doscientas millas náuticas y maniobrar con cierta ligereza. Por eso, a Peral lo podemos considerar como un hombre muy importante en la navegación submarina, pero no desde luego como su inventor". Y es que Antonio Monturiol recuerda que casi treinta años antes del submarino de Peral, el "Ictíneo II" de Monturiol realizó "hasta veinte inmersiones a 50 metros de profundidad, recorriendo el fondo marino durante seis horas de inmersión. Existe sobrada documentación al respecto, y este éxito lo reconoce el propio Peral, a quienes muchos toman como rival de Monturiol y no como continuador".

El "Ictíneo II" fue el primer submarino propulsado por vapor y su botadura se realizó en el puerto de Barcelona el 2 de octubre de 1864. Años antes, Narciso Monturiol había construido el "Ictíneo I", botado en junio de 1859. Con 16 metros de eslora, el "Ictíneo II", tenía todos los elementos de un submarino moderno. Su propulsión era mixta, con un motor a vapor y la producción añadida de calor a través de una reacción química. Gracias a ello podía navegar a 4,5 nudos. Contaba, además, con doble casco. Tenía un sistema para evitar el enrarecimiento del aire interno, absorbiendo el anhídrido carbónico y produciendo oxígeno. Antonio Monturiol nos muestra los documentos originales de los ensayos realizados, entre los que destacan las "pruebas de guerra", que incluían el lanzamiento de obuses ojivales de hasta ocho kilos.

El submarino de Monturiol supuso un gran éxito técnico a nivel mundial, pero no llegó a tener recompensa para el inventor, ni tampoco para la industria del momento. "No obstante, los descubrimientos de Monturiol en cuanto al arte de navegar bajo el agua fueron esenciales para sucesivos creadores", comenta Antonio Monturiol, que guarda dos valiosos documentos de su antepasado: la "Memoria sobre la navegación submarina", de 1860, y una memoria de 1868 donde Monturiol detalla todos los ensayos realizados y propone las líneas a seguir.

Manuel Sanjurjo, por su parte, señala que el submarino portaminas de su bisabuelo, que realizó las pruebas de inmersión en aguas de Vigo el 11 de agosto de 1898, se encuentra en la actualidad tal y como lo construyó Sanjurjo Badía. Diseñado para defender la costa de un posible ataque de EE UU, llevaba como armamento 2 minas de contacto con 100 litros de explosivo cada unatiene. Tiene una eslora de 5,20 m. y una cota máxima de descenso de 20 metros. Tripulado por tres personas, su autonomía de inmersión era de 5 horas. Lamentablemente, la documentación y los planos originales se perdieron en un voraz incendio ocurrido en la empresa familiar en 1942. "Para poder saber cómo funcionaba -explica Manuel Sanjurjo-, el ingeniero naval Íñigo Echenique se encerró en el submarino durante varios días hasta descubrir para que servía cada una de las válvulas y de los mandos, y volvió a levantar los planos. Gracias a ellos podemos saber cómo funciona si queremos meter de nuevo el barco en el agua".

También se perdió en el incendio de la fábrica una curiosa carta de José Sanjurjo Badía a su hermano Antonio, fechada en Estados Unidos en marzo de 1882. En ella, le informaba de su ofrecimiento al Gobierno español para construir un submarino de unas características similares al que estaba desarrollando Antonio en Vigo. Un resumen de esa carta poco conocida apareció publicado en Faro de Vigo el 19 de marzo de 1936 en una crónica firmada por Avelino Rodríguez Elías, entonces Cronista Oficial de Vigo. Entre otras cosas, José Sanjurjo se queja a su hermano de la falta de respuesta del Gobierno español a supropuesta, y sobre su invento comenta lo siguiente: "Mi buque es para ir tripulado por tres hombres, y la parte principal de mi invención es el motor que, ya encima o debajo del agua, puede hacer andar el buque durante diez horas sin requerir fuego ni asistencia alguna, pues puede decirse que no hay máquina, y el buque está todo libre y franco adentro, para poder manejarlo los hombres como quieran".

Refiere Manuel Sanjurjo que cuando su bisabuelo regresó a Galicia desde Cuba en 1860, el hermano de éste, José, se quedó en el Sur de Estados Unidos. "De hecho, a principios de los años 90 mi hermano Enrique y yo llegamos a indagar sobre los posibles descendientes de José Sanjurjo en la zona de Nueva Orleáns y en Miami, pero sin resultado positivo", explica el bisnieto del inventor nacido en Sada. En su búsqueda incluso se pusieron en contacto con algunos que se apellidaban Saint George, por si lo habían traducido al inglés.

Escaso reconocimiento

Tanto en el caso de Narciso Monturiol como de Sanjurjo Badía, el reconocimiento oficial no estuvo a la altura de sus invenciones. Como señala Antonio Monturiol, "los prohombres de la época estaban en otras preocupaciones, y la sociedad tiraba más bien para abajo". A la hora de ubicar a Narciso Monturiol correctamente en la Historia, su sobrino tataranieto refiere que "su Ictíneo es a la navegación submarina lo mismo que el Flyer de los hermanos Wright a la aviación. En ambos casos hubo antes diversos intentos en el mundo, pero ninguno logró hacerlo a motor y superando la fuerza del viento o de las corrientes. Y ambos sentaron las bases fundamentales para dominar su medio". Como muchas veces sucede entre inventores, Narciso Monturiol pasó grandes penurias económicas. No siempre es así, por supuesto. Un caso opuesto fue el de Manuel Jalón, inventor de la fregona y de la jeringuilla hipodérmica de plástico que se utiliza en todo el mundo. Manuel Jalón era tío de Antonio Monturiol Jalón, que sigue los pasos de sus ilustres familiares, pues el año pasado fue promovida su candidatura al Premio Nacional de Diseño Industrial y hace dos años un proyecto suyo recibió el premio al mejor sistema constructivo español de rehabilitación.

Manuel Sanjurjo Blein comenta, por su parte, que en el caso del submarino de su bisabuelo "hay que tener en cuenta que Galicia fue durante mucho tiempo la gran olvidada del Estado español. Las grandes ciudades navieras y las bases de la Armada se encontraban entonces en el Mediterráneo. Además, la obra de mi bisabuelo se mantuvo de una manera un tanto anónima a lo largo del siglo pasado". Sobre la figura de Antonio Sanjurjo Badía destaca que "además de ingenioso y habilidoso era un patriota extraordinario, pues desarrolló el submarino portaminas para defender a España de un posible ataque de Estados Unidos en 1898 y donó unas 28.000 pesetas de la época para ayudar a los repatriados de Cuba y de Filipinas. Era también un valiente, pues había que serlo para meterse en aquel prototipo de submarino y pretender atacar a la flota estadounidense con aquellas minas que tenían cien litros de dinamita dentro".

El bisnieto de Antonio Sanjurjo Badía cree que su submarino es bien conocido en Galicia, también entre los jóvenes, porque "de unos años a esta parte se ha divulgado tanto en los medios de comunicación como a través de internet". El submarino original se encuentra ahora expuesto en Vigo en el Museo del Mar de Galicia, "pero ya antes, cuando estaba en nuestra empresa, venían continuamente colegios y otros visitantes para verlo".

Sanjurjo y Julio Verne

Lamenta Manuel Sanjurjo que en el incendio ocurrido en la fábrica familiar en 1942 se hubiese perdido también la correspondencia que había mantenido su bisabuelo con Julio Verne, al que conoció en mayo de 1884 cuando el escritor francés recaló en Vigo por una avería en su yate, el "Saint Michel III". La reparación del barco en los talleres de Sanjurjo Badía fue el origen de una relación de la que no queda constancia escrita, aunque sí el testimonio familiar. "No sabemos hasta qué punto era leyenda y hasta qué punto realidad", comenta Sanjurjo Blein, que se llevó una gran sorpresa cuando descubrió que aquel "Monsieur Verné" del que tantas veces le hablaba su abuelo no era otro que el famoso novelista francés. De hecho, su abuelo Manuel Sanjurjo Otero y los hermanos de éste Antonio y Fernando, durante un viaje a París a finales del siglo XIX o comienzos del XX, se encargaron de entregar personalmente a Verne una carta de su padre.

Pioneros de la navegación bajo el mar

  • Los cuatro precursores españoles de los submarinos (Narciso Monturiol en 1859, Cosme García en 1860, Isaac Peral en 1888 y Antonio Sanjurjo en 1898) se esforzaron por colocar al Ejército y a la industria naval del país en un lugar preponderante en el mundo. "Demostraron un gran sentido patrio, pero, como tantas otras veces sucede, la patria no les correspondió", señala Antonio Monturiol.

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