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Guiris de leyenda

El alemán de Camelle y el japonés de Muxía se convirtieron en los personajes más famosos de la Costa da Morte. En Vigo, nadie supo hasta mucho después de su muerte que el afable Mr. Mann ejerció de valeroso espía durante la II Guerra Mundial

Yoshiro Tachibana.

En un día de mayo de 1962, llegaba a un Camelle en plenas fiestas patronales un joven alemán llamado Manfred Gnädiner, vestido de forma elegante y del que se dice que se enamoró de este pueblo de la Costa da Morte pero, muy especialmente, de una de sus habitantes. Aquella historia de amor, sin embargo, no salió bien. El joven fue acogido por una anciana que, al fallecer, lo dejó sin nada: los familiares de su benefactora no permitieron que se quedara y le echaron de la casa sin ningún tipo de miramiento.

La leyenda cuenta que a partir de ese momento este hombre comenzó a comportarse de manera extraña, abandonó su cuidada apariencia y terminó vistiéndose únicamente con un taparrabos que dejaba ver su delgadez y cómo sus formas cada vez se parecían más a las de un ermitaño, asentándose en un pequeño terreno a orillas del mar, donde se construyó una casa a golpes de olas...Esto es parte de lo que se sabe del que durante muchos años se hizo llamar Man, pero al que la mayoría de la gente conoció como "el alemán de Camelle", el hombre que se murió, hundido en la depresión, tras que el chapapote del "Prestige" hubiese ennegrecido aquel paraíso de esculturas que se había creado para él mismo y sus visitas.

En 1969, dijo él que tras haber recorrido media España en bicicleta sin que acabase por convercerle rincón alguno para vivir, llegaba a Muxía el pintor japonés Yoshiro Tachibana. Y resultó que aquel artista hasta entonces errante encontró en el corazón de la Galicia marinera un territorio extraño, melancólico y silencioso que, no se sabe muy bien por cual ignota razón, le recordaba mucho a su país natal.

En poco tiempo, Yoshiro se convirtió en "el japonés de Muxía". Allí se estableció y se convirtió muy pronto en el vecino más famoso de la villa de la Pedra de Abalar, en la que residió durante 47 años. La leyenda cuenta que Tachinaba falleció "de tristeza" la víspera del día del Carmen de 2016 y que su inseparable perro, Nino, murió al mismo tiempo que él.

Por su parte, Roderick Price Mann había llegado a Galicia en 1932 como empleado de la oficina viguesa de la Eastern Telegraph Company (el Cable Inglés).

Popularmente conocido en esta ciudad y su comarca como Mr. Mann, hasta que, hace unos pocos años, el actual miembro del Instituto de Estadios Vigueses José Ramón Cabanelas lo descubrió, nadie había sospechado que aquel veterano y simpático gentleman había ejercido de agente experto en telegrafía de los servicios secretos británicos en Vigo durante la Segunda Guerra Mundial.

Nacido en Great Marven, Mann fue también "víctima" del embrujo de una tierra a la que, en teoría, sólo había venido a trabajar por una breve temporada. Pero, incluso finalizada la guerra, Mann decidió quedarse y, tras su jubilación en 1959, junto con su esposa, la viguesa Ana Valdés Álvarez, se retiró a vivir a una tranquila casa del rural de Baiona, donde falleció el 5 de diciembre de 1985. Todavía hoy, algunos de quienes tuvieron la ocasión de conocerle, no se creen que aquel afable guiri había sido un espía, un valeroso espía, pero alguna razón debió tener el rey Jorge VI para condecorarlo con la Orden del Imperio Británico "por su valentía en tiempos de guerra".

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