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Nuevas iniciativas de voluntariado buscan paliar el aislamiento en que se encuentran miles de personas de la tercera edad en Galicia

"A soidade é un martirio, por moi ben que vivas. Só viven sós os cans". Las palabras de José García Pereira, un viejo marinero de Bueu que vive solo, resumen el drama al que se enfrentan a diario miles de personas mayores en Galicia. El dato es escalofriante: 121.600 personas mayores de 65 años viven solas en Galicia según la última Encuesta Continua de Hogares del INE. En Vigo son más de 9.700 los jubilados que viven solos, con el Casco Vello y el centro urbano como zonas más afectadas, pues se eleva al 42% el porcentaje de hogares que están formados por un solo miembro.

La soledad no deseada afecta cada vez a más mayores en Galicia. // Gustavo Santos

"No es un problema baladí, y menos en Galicia, que es una de las comunidades más envejecidas de España. Todos sabemos que la soledad no deseada puede llegar a ser algo problemático", apunta Trinidad Viña, vocal de Trabajo Social de la Sociedade Galega de Xerontoloxía e Xeriatría (SGXX). Explica que, con el paso de los años, las personas se enfrentan a distintas pérdidas: del rol de trabajadores, de la salud, de seres queridos€ "y cuando viven solas pueden aparecer distintos tipos de patologías, entre ellas la depresión y la ansiedad".

Ante el creciente número de personas que viven solas, en ciudades como Madrid existen ya cursos impartidos por psicólogos para aprender a vivir en soledad. Comenta Trinidad Viña que se habla casi siempre de la salud física, pero también es muy importante "la salud psicológica y social de las personas mayores". De ahí que recomiende a quienes viven solos un envejecimiento activo, "potenciar las redes sociales, la relación con familiares, amigos, vecinos, conocidos... porque es bueno para la salud psicológica".

Afortunadamente, hoy en día, al menos en las ciudades, existen aulas de la Tercera Edad y actividades de envejecimiento activo que organizan las asociaciones culturales o vecinales. Trinidad Viña apuesta por potenciar las actividades vecinales en los barrios, y destaca la importancia de iniciativas como los Cuidadores de Barrio que existen en Vigo. Para las personas mayores que viven solas es también una buena alternativa "compartir vivienda con jóvenes estudiantes, o simplemente con otros amigos que vivan también solos", señala la vocal de la SGXX. Y es una práctica que va en aumento. En Galicia son ya 104.000 los mayores de 65 años que conviven con personas sin lazos de parentesco.

José García, conocido como Pepe Barrena, enviudó en dos ocasiones y ahora, a sus 86 años, se le hace insoportable la soledad, hasta el punto de que busca una mujer que quiera compartir su vida con él. "Os poucos aforros de que dispoño serían para a compañeira cando morra", explica este buenense, que se encuentra bien de salud aunque utiliza un carrito de ruedas eléctrico para desplazarse por Bueu. Vive en un piso de alquiler que dispone de un elevador eléctrico.

"Pepe Barrena" en su casa de Bueu.

Pepe Barrena trabajó durante 30 años en la mar, la mayor parte de ellos como cocinero y panadero en barcos congeladores. También trabajó en Francia en una fábrica de vídrio. Ahora lo que busca es compañía, "atopar unha compañeira para convivir os derradeiros anos da miña vida".

Voluntariado

Para paliar el grave problema de aislamiento en que se encuentran muchas personas de la Tercera Edad han ido surgiendo diversas iniciativas de acompañamiento. Instituciones como Cáritas, Cruz Roja o asociaciones de mayores tiene experiencia en este tipo de voluntariado y ahora acaba de ponerse en marcha en Vigo la Fundación Amigos dos Maiores, centrada precisamente en esa problemática de la soledad.

Amigos dos Maiores se creó a principios de año y cuenta en estos momentos con trece voluntarios, "aunque estamos realizando entrevistas personales para ampliar el número", apunta Laura Carballa, coordinadora de Desarrollo Social de la entidad. Tras implantarse en Vigo, el objetivo de su organización es llegar "a distintos puntos de Galicia. En el caso de nuestra comunidad es importante no olvidarse de los núcleos rurales, ya que debido a factores socioeconómicos y a la desrruralización, hay muchas personas mayores que cuentan con menos recursos y ayudas que en los contextos urbanos. Uno de nuestros principales retos institucionales es concienciar al conjunto de la opinión pública sobre algunos de los problemas que sufren las personas mayores; hacer un llamamiento a la sociedad y a los poderes públicos para buscar soluciones a este problema que está latente en nuestra sociedad".

Se trata de un voluntariado de responsabilidad, por lo que la selección de los mismos es fundamental. Cada voluntario visita a una persona mayor. La edad de los voluntarios de Vigo oscila entre los 26 años de la más joven y los 80 del mayor, pero incluye hombres y mujeres de todas las franjas de edad. Dedican un día a la semana, durante dos horas, a tareas de acompañamiento. "Lo que se busca -explica Laura Carballa- es generar un vínculo de amistad entre las dos personas. Se trata de charlar, o de salir a tomar un café si la persona mayor no tiene dificultades de movilidad".

Una de las personas a las que visitan en su domicilio los voluntarios de Amigos dos Maiores es María Rosa Prieto, una viuda de 85 años que reside en el barrio vigués de Coia. "A mí me ha cambiado mi vida. Vivo sola y había pensado irme a casa de uno de mis tres hijos, que están lejos, para estar más acompañada, pero ahora tengo tanta empatía con la chica que viene a visitarme que me sabe a poco el rato que estoy con ella", comenta esta octogenaria. "Cuando ella viene, mi vida cambia. Tengo tal confianza con ella que le cuento cosas que no se las he contado a nadie", añade.

María Rosa cocina y atiende ella misma la casa. Cobra una pequeña pensión, "que casi ni me da para pagar a una persona para que venga al menos una vez a la semana a limpiar los baños, porque yo ya no puedo". Apenas sale a la calle porque está mal de las caderas y anda con una muleta. Pero la cabeza la tiene perfectamente, "y hasta he escrito un libro de poemas que me han publicado".

Begoña Gutiérrez Mateo fue una de las primeras voluntarias de Amigos dos Maiores en Vigo. Sin cargas familiares -"tengo una hija que estudia en Santiago y un marido que no me da trabajo"- esta ama de casa dedica un par de horas a la semana para acompañar a personas de avanzada edad en la Residencia de Maiores del Meixoeiro, con la que Amigos dos Maiores tiene un convenio."Empezamos con ellos por tratarse de una entidad pública, de la Xunta, pero la idea es llegar a otras residencias. De momento, la experiencia es muy buena por ambas partes", afirma Laura Carballa.

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La voluntaria Begoña Gutiérrez con María Rosa Prieto.

"Las personas mayores necesitan muchísimo cariño, necesitan compañía -apunta Begoña-. Sobre todo necesitan no sentirse solas. Una de las personas que acompaño en la residencia del Meixoeiro tiene aquí hijos, pero no la van a ver nunca. Es terrorífico. Yo tengo todo el tiempo del mundo y creo que es mi obligación acompañarles. Casi lo único que necesitan es alguien que las escuche. Muchas veces yo ni siquiera abro la boca, me limito a sonreír y a escuchar".

Añade que en la residencia encuentran todo tipo de facilidades para realizar sus tareas de acompañamiento, porque hay una buena coordinación con las asistentas sociales, que son las que les remiten a los residentes que más lo necesitan. "Es muy duro, porque el 90 por ciento de los que están en este tipo de centros no quieren estar ahí. Vamos a acompañar a las personas que no suelen recibir visitas y que, aunque están rodeadas de más gente, en el fondo están solas", explica Begoña Gutiérrez.

Los voluntarios de la asociación acuden a acompañar a los mayores solo durante dos horas a la semana; son las normas que establece Amigos dos Maiores "para no crear un vínculo que no nos corresponde". Begioña anima a otras personas a hacerse voluntarios y aporta su propia experiencia: "Cuando salgo de la residencia me siento feliz, porque veo muchísima gratitud en la gente y a mí me aporta muchísimo".

En ocho países

La organización Amigos de los Mayores nació en Francia al concluir la Segunda Guerra Mundial, impulsada por el noble Armand Marquiset con el objetivo de atender a viudas y otras personas que se encontraban solas. Con el lema "las flores antes que el pan", los voluntarios de la asociación Les petits frères des Pauvres querían hacer ver que además de atender a las necesidades materiales de las personas mayores había que llevarles también cariño y compañía.

En la actualidad la asociación está presente en 8 países, entre ellos España, a donde llegó hace 25 años. Desde este año cuenta con una sede en Galicia, concretamente en Vigo, como Fundación Amigos dos Maiores. "Poco a poco vamos dándonos a conocer a través de asociaciones, parroquias, comercios... al tiempo que seleccionamos a los voluntarios mediante una entrevista personal", comenta Mercedes Villegas, directora de Innovación y Desarrollo de la asociación en España. Destaca Mercedes el grave problema que significa el envejecimiento de la población en Galicia desde el punto de vista asistencial.

Los forenses gallegos alertaron este año del creciente número de ancianos que mueren solos en casa. De hecho, durante el pasado mes de febrero realizaron 45 necropsias de esas características. "Ya no es sólo el hecho de morir solos en casa -apunta Villegas-, cada vez hay más personas mayores que por diversas circunstancias pasan la mayor parte del día sin ninguna compañía, aunque vivan con otros familiares. Nosotros no entramos a valorar si pueden ser atendidas o no por la familia, lo que procuramos hacer es llevarles un poco de cariño cuando se sienten solas".

Añade la responsable de Desarrollo de Amigos de los Mayores que los cuidadores tradicionales de las personas mayores eran las mujeres, "que ahora, con el cambio de roles que han asumido en la sociedad, no disponen del tiempo libre que tenían antes para estar con ellas".

Aunque en alguna ocasión puedan acompañarles al médico o a realizar alguna gestión, esa no es la principal misión de los voluntarios, que consiste sobre todo en estar un rato con ellos. En cuanto al perfil de los voluntarios de la Fundación Amigos de los Mayores, hay dos grupos claros, uno de ellos el de personas mayores de 65 años, ya jubiladas, y otro integrado por gente más joven, incluidos estudiantes. En ambos casos predominan las mujeres. "Siempre estamos necesitados de voluntarios, y cada vez serán más necesarios por el envejecimiento de la población. Los que se animen a participar pueden ponerse en contacto con nosotros a través de este correo: vigo@amigosdelosmayores.org", concluye Villegas.

Cuidadores de barrio y teleasistencia

  • En los últimos años han ido surgiendo diversas iniciativas para atender a personas mayores que viven solas, desde los cuidadores de barrio a los servicios de teleasistencia o las comidas a domicilio. En Vigo, por ejemplo, se está mostrando muy eficaz la atención que prestan los cuidadores de barrio. Se trata de un servicio municipal gratuito que desarrolla la Fundación Érguete y que presta ayuda a casi 400 vigueses, en su gran mayoría ancianos, en los barrios de Teis, Bouzas, O Calvario, Coia, Traviesas y Casco Vello. Los cuidadores -en total son 23 mujeres y 8 hombres- les acompañan a la farmacia, en la visita al médico de cabecera, a realizar la compra, o simplemente para dar un paseo. En el caso de que no puedan salir de casa se encargan de hacer los recados básicos o de tramitar las ayudas de dependencia.Por otra parte, más de 500 vecinos de Vigo que viven solos disponen del servicio de teleasistencia; el 90 por ciento son mujeres. En los seis primeros meses de este año, el servicio contabilizó un total de 7.135 comunicaciones entre los usuarios y el equipo. 102 personas precisaron atención sanitaria y otras 77, social.

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