Faro de Vigo

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- Visto con la perspectiva que dan los años, ¿quizás aquellas críticas negativas, con la obra ya montada, se debieron a que la suya era digamos que vanguardista? -No lo creo, para nada. Mi "home peixe" , que es de lo más clásico, es, en realidad, un tritón, una figura que se repite hasta la saciedad en el arte clásico. Además yo no soy ni he sido nunca un escultor ultramoderno. De hecho, en mi obra hay mucha tradición, yo recurro mucho a elementos historicistas, con lo cual, en su conjunto, resulta más fácil de entender. - ¿Entonces cómo se explica tanta crítica?

-Pudo haber varios factores pero, para mí, el principal fue la ubicación. La Porta do Sol era y es un lugar sagrado para los vigueses, por lo tanto que se "tocase" ese sitio, que se hiciese algún cambio allí, lo más lógico es que provocase lo que provocó. Pero ese sentimiento no es exclusivo de Vigo. Lo hay en todas las ciudades, en todos los pueblos del mundo...Por eso, ahora, no me extraña que la gente menor de 25 años lo que considere intocable sea el propio Sireno.

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