-¿Habría preferido que su obra hubiese pasado por concurso público con refrendo popular? -Pues le seré sincero: yo no creo en esos concursos ni tampoco en el llamémosle "arte democrático". La gente, los ciudadanos, aunque por supuesto tienen todo el derecho del mundo a opinar, no tienen por qué saber de arte. De arte sabemos los artistas, los estudiosos, algunos críticos...y muy poca gente más. Con esto no quiero decir que la gente sea ignorante; simplemente, repito, que no tiene por qué saber de arte. A mí estos concursos públicos a lo que me suenan es a una especie de "Operación Triunfo"...
-¿Usted cree que la gente, en general, es hoy más abierta con restecto a sus gustos artísticos?
-No, pienso que no, no se trata de eso. La gente, como ya dije antes, no tiene por qué entender de arte y, por lo tanto, eso de los gustos es muy relativo. Es posible que haya algunas personas, una minoría, que cuando están ante una obra de arte, efectúen una reflexión al respecto pero, en general, que una obra guste o no responde a instintos muy primarios: a la intuición, a la costumbre, a la tradición...cosas que no se piensan, más bien se sienten.
-Ahora hasta hay quien dice que el Sireno es bonito.
-El de la belleza también es un concepto relativo que va mudando con los tiempos. Yo no diría que el Sireno sea bonito, sobre todo su cara, que es fea, muy fea, pero es fea a propósito porque es la cara de un pez, de un "lorcho" concretamente, y las caras de los peces suelen ser, en su mayoría, feas. Otra cosa es el conjunto de la obra que, bueno, sí hay gente a la que le puede parecer "bonita", como usted dice.