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El legado olvidado del indiano gallego

Juan María García Naveira, creador de "El Pastiempo" de Betanzos, fue quien mandó esculpir los leones de Covadonga

Juan María García Naveira.

Covadonga no quiere que le toquen los leones pero las esculturas (de mármol de Carrara) que reclama el Ayuntamiento de Betanzos no siempre estuvieron dando la bienvenida a quienes visitan el Real Sitio. Las figuras custodiaron durante años la entrada de "El Pasatiempo", una finca privada en la que el indiano Juan María García Naveira (Betanzos, 1849-1933) aspiraba a mostrar al mundo los conocimientos adquiridos durante sus viajes a través del arte.

El dueño de los leones no fue siempre tan ilustrado. Hijo de unos labradores humildes, se fue sin apenas saber leer y escribir a cumplir el sueño americano. Tenía 20 años y un afán de superación que le llevó a tomar clases nocturnas en Argentina para obtener una formación básica. Era avispado para el comercio y no tardó en amasar fortuna, asociándose en varios negocios con su hermano Jesús, cuatro años menor.

Dos décadas más tarde, Juan María García Naveira consideró que había hecho suficiente dinero y regresó a España con la determinación de llevar a cabo una obra social en su país de origen. Había vuelto hecho un paisano de bien y tenía que dar ejemplo entre los coetáneos. Un lavadero público en las Cascas (1902), un asilo escuela construido en una parcela cedida en 1908 por los ayuntamientos del partido judicial, un refugio para niñas anormales (1923) y el sanatorio de San Miguel (1930) fueron algunas de las instalaciones que impulsó. Para cuando concluyó esta última, el trazado del parque de los leones, su gran obra, estaba terminado desde hacía al menos diez años. Y es que desde que volvió a poner los pies en el "terruño", García Naveira trabajó en dar forma a "El Pasatiempo" persiguiendo siempre fines didácticos y de promoción de la ciudad.

El parque inicial que el Ayuntamiento de Betanzos (propietario de gran parte de los terrenos desde 1986) planea restaurar llegó a ocupar 90.000 metros cuadrados. Para reunir tanto terreno, el indiano le ganó espacio a la marisma. La tecnología necesaria para llevar a cabo el drenaje estaba desarrollada en la época pero sólo el García Naveira disponía de tiempo, interés y dinero para tal empresa.

"El Pasatiempo" contaba con dos zonas diferenciadas: una baja y llana de ocho hectáreas y otra ordenada en siete terrazas, más instructiva, en la que las fuentes estaban adornadas con estampas conocidas de manuales escolares, postales y sus propias reflexiones. El desmonte para construir las terrazas obligó a retirar al menos 30.000 metros cúbicos de arcillas. Invernaderos, un laberinto, pérgolas y un zoológico formaban parte de las instalaciones, en las que aparecen elementos utilizados en los jardines paisajistas del siglo XVIII como mezquitas, la torre de tres niveles, la Pirámide o la imagen del rey Salomón. Muchos vieron en esta iconografía cierta relación de García Naveira con los rituales masónicos aunque él siempre mostró su respeto y simpatía por la Iglesia católica: en el centro del parque había hasta un gran estanque con los bustos de los papas, desde San Pedro hasta Pío X y presidiendo el estanque la estatua del Sagrado Corazón de Jesús.

García consiguió que "El Pasatiempo", un recinto que llegó a tener doscientos obreros y por cuya visita se cobraba entrada, apareciera en las guías europeas de los años 20. El dinero recaudado lo invertía en el mantenimiento del asilo García Hermanos, su gran obra filantrópica. Entre obra benéfica y obra benéfica, le quedaba tiempo para viajar y aumentar la colección del parque con los últimos avances de la humanidad como automóviles, buzos, locomotoras o un aeroplano.

Uno de sus periplos más sonados lo realizó a finales de 1899 con su hermano y un amigo hasta Italia, con parada en Burgos, París y Suiza. Entre los "souvenirs" de ese viaje para Betanzos están dos copias en mármol de jarrones de Versalles y el encargo de los leones de Covadonga que vio en un monumento funerario que representaba la tumba del Papa Clemente XIII en el Vaticano. Su mujer María Iribarne y su hija Águeda también le acompañaron en sus viajes, como el que realizó a Egipto a los 61 años para comprar postales que luego reprodujeron en un panel escenográfico de cemento en "El Pasatiempo".

Entonces ya había fundado junto a su hermano el patronato benéfico-docente García Hermanos para proporcionar a sus vecinos la educación que él no pudo recibir de pequeño y se ocupaba directamente de su dirección. El patronato utilizó un modelo educativo progresista basado en las ideas de universalidad y enciclopedismo y el alumno podía aprender jugando. Murió en 1933, a los 84 años.

Durante la guerra civil, el parque sirvió como campo de concentración, lo saquearon y se fue deteriorando. El Ayuntamiento de Betanzos solicitó sin éxito hace un lustro que el "El pasatiempo" se declarase Bien de Interés Cultural y los vecinos iniciaron el mes pasado una campaña de recogida de firmas para recuperar el parque de aquel hijo de labriegos que soñó con reunir en un único espacio todos los saberes.

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