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ESTELAGallegos contra el nazismo

Un episodio ocultado de la segunda guerra mundial

Miembros de la Compañía Nueve, casi integramente compuesta por españoles, tres de ellos gallegos.

Pocos hombres pueden presumir de tan intensa vida como la que tuvo Ángel Rodríguez Leira, anarquista nacido en Cariño, quien al final la guerra civil consiguió escapar de España en un bote a remos con el que llegó a Orán (Argelia), con cuatro compañeros más a bordo y tras 17 días de travesía unicamente alimentados a base de naranjas. No fueron precisamente bien recibidos allí. Tanto él como el resto de sus amigos fueron internados en el campo de concentración de Suozzi. Tras haber intentado fugarse varias veces, Rodríguez Leira logró finalmente su objetivo pero, en medio del desierto, volvió a ser capturado. Allí le dieron dos alternativas: ser ejecutado o alistarse en la Legión Extranjera de Francia. Por supuesto, eligió la segunda opción y fue así como entró a formar parte la División Blindada que, desde África, el general de Leclerc preparaba para unirse a la Resistencia francesa que luchaba contra la ocupación alemana. En la Compañía Nueve de la citada División, Rodríguez Leira muy pronto llamó la atención de Leclerc, que lo ascendería a cabo. Desde entonces, se hizo llamar, en nostalgia de su pueblo natal, Cariño López, y con ese nombre figura entre las tropas que desembarcaron en Normandía, entre las que liberaron Estrasburgo, entre las primeras que entraron en París sellando la rendición nazi...y entre el comando que asaltó, a finales de la Segunda Guerra Mundial, la guarida de Hitler en los Alpes bávaros, el famoso Nido del Águila. Sí, allí estuvo también el cabo Cariño, que falleció en París en 1975, poco antes de la muerte de Franco.

Un reconocimiento tardío

La participación de los soldados españoles de La Nueve y, en general, la de los republicanos en la Resistencia francesa, no empezó a visibilizarse oficialmente hasta 1982, cuando se les rindió, con ciertas reservas, un gran homenaje presidido por Felipe González y Mitterrand. Más tarde, en 2004, el Gobierno galo aprobó por decreto abonar una compensación de 20.000 euros, en concepto de pensión de orfandad, a los hijos de las víctimas españolas del holocausto que habían servido en las filas de la Resistencia, pero muy pocos fueron los que cumplimentaron el sencillo papeleo que se les pedía: aquellos huérfanos ya tenían entre más de 70 y 80 años de edad?y no se fiaban: aún les duraba el miedo.

Un nuevo libro, "Combatientes en la sombra" del historiador británico Robert Gildea, que llegará a las librerías españolas la próxima semana, se presenta como el más completo que se haya escrito hasta ahora desde un punto de vista crítico sobre la Resistencia entre 1940 y 1944. En él Gildea se muestra tan extremadamente crítico que, de hecho, el libro todavía no tiene fecha de publicación en Francia. ¿La razón? Muy clara: porque rompe el mito del "heroico comportamiento" del pueblo francés durante la ocupación nazi que tanto se preocupó de alimentar el general De Gaulle, el mismo que, en la liberación de Toulouse, al ver entrar a las tropas exclamó, airado: "¡Qué hacen todos esos españoles desfilando con Fuerzas Francesas Libres!". El mítico general, que luego sería presidente, se percató de que eso de "fuerzas francesas libres" era bastante relativo. Las FFL estaban surtidas mayormente de extranjeros (no solo españoles, también había muchos judíos, polacos, húngaros....) y ello era algo que, "históricamente", quizás conviniese ocultar. Y si por parte francesa convenía, ¿qué decir de la España franquista?

"El historiados inglés Robert Gildea denuncia que De Gaulle se empeñó en ocultar la masiva presencia de españoles, que eran mayoría en las filas de ejército francés"

Según Jean Ortiz ("Sobre la gesta de los guerrilleros españoles en Francia"), la cifra admitida como referencia de republicanos que lucharon contra el nazismo en grupos de guerrilleros españoles en la Francia ocupada fue de 10.000, a los que hay añadir "los otros miles que lo hicieron en maquis franceses, en redes clandestinas, unos 3.500 en las filas de los cuerpos militares de la Francia Libre del general De Gaulle. Unos 6.000 se alistaron en la Legión Extranjera y combatieron a los ejércitos alemanes en los desiertos de África del Norte, en las batallas del Mediterráneo, en los desembarcos de los Aliados en Sicilia, Córcega, Provenza...". La cifra se puede disparar así hasta alrededor de los 20.000.

Calcular el número de gallegos que estaban entre esos españoles resulta extremadamente dificultoso, sin embargo se puede hallar una referencia muy válida paradójicamente proporcionada por los alemanes: la de los archivos hallados en los campos de concentración nazis. Así, de los 8.000 españoles presos en Mauthausen, en su totalidad capturados en acciones de guerra contra la ocupación, alrededor de 300 eran gallegos (179 figuran en el balance de muertos, pero hubo decenas de supervivientes). Lo cual sitúa fácilmente en torno a 800 o 1.000 los gallegos alistados en la Resistencia.

"Todos los gallegos, más de 500, que pasaron por los campos nazis, formaban parte de la Resistencia"

A Mauthausen sobreviviría Francisco Pena Romero, natural de Cabo de Cruz, que residió los últimos años de su vida en Vigo, donde falleció en 1992. Pena atravesó la frontera con Francia en abril de 1939. Refugiado en el campo de Barcarés, fue reclutado por la Resistencia para continuar la lucha contra el fascismo, la misma que había emprendido en España. Pero su batallón también fue de los primeros en sucumbir, y después de unos meses retenido en la prisión de Estrasburgo, fue enviado a Mauthausen, donde estuvo "internado" cuatro años a lo largo de los cuales sufrió en sus carnes aquellas duchas frías de madrugada, el hambre, el trabajo hasta la extenuación y la alambrada electrificada que rodeaba el campo. Su historia fue relatada a FARO por su viuda, Ramona, y su hijo, Francisco, quien recordaba que "ya incluso muchos años después, mi padre solía despertarse por la noche soñando con el ruido que hacían las botas de los guardianes nazis cuando se acercaban a su barracón. Sobrealtado, gritaba ¡Ahí veñen os alemáns!"

Por Dachau, pasó el grovense Ramón Garrido Vidal, quien en febrero de 1939 había cruzado la frontera para ser desarmado inmediatamente e internado en el campo de Argelès. En junio de 1939 fue trasladado al campo de Barcarès y, en enero de 1940, se convirtió en miembro de la 211ª Compañía de Trabajadores (CTE) en St. Médard en Jalles. En enero de 1942 pasó a ser el responsable da organización clandestina de Lorient y nombrado responsable de los departamentos de Finistère, Côtes du Nord, Morbihan, Sarthe y Loire Inférieure.

Detenido en París en una redada después de pasar por varias cárceles, en junio de 1944 fue deportado por las SS (Division SS Das Reich) a Dachau, de donde sería liberado el 30 de abril 1945. Por su lucha en la liberación de Francia recibió el nombramiento de capitán de los Francotiradores y Partisanos Franceses (FTPF).

Quien no sobrevivivió a Mauthausen fue Agustín Cameselle Fernández que había huído a Francia con la caída Barcelona en manos del ejército franquista. Tras formar parte de las brigadas de trabajo organizadas por la Resistencia francesa, Agustín debió ser uno de los primeros españoles detenidos por el ejército alemán que fueron deportados al campo de trabajo de Mauthaussen. Ya no estaba presente, por tanto, cuando los soldados norteamericanos llegaron hasta allí para liberar a los supervivientes.

En la Resistencia francesa militaron, asimismo, los ourensanos Alfredo Gómez Ollero y Benedicto Blanco Dobarro. Ambos no llegaron ni a ser presos: fueron condenados a muerte dentro del denominado Procés des 42 y fusilados en 1942 en la ciudad de Nantes, junto a otras 35 personas que, como ellos, formaban parte del maquis. En España, hasta hace diez años, nada se sabía acerca de la suerte que habían corrido. Sus familias los daban por desaparecidos pero sin saber cuándo, dónde...ni por qué.

La viguesa Merces Núñez, durante el juicio contra los nazis en Cascassone.

La viguesa Mercedes Núñez Targa se incorporó a la Resistencia a través de la V Agrupación de Guerrilleros Españoles. Detenida por la Gestapo y trasladada al campo de Ravensbruck , tras la guerra se convirtió en testigo de cargo en el juicio contra los alemanes celebrado Carcassone.

Por su parte, Ramón Valenzuela, marido de Mariví Villaverde, pasó a formar parte del Segundo Boureau del ejército francés en 1939, siendo detenido también por la Gestapo,que decide, en lugar de trasladarlo a un campo de concentración, entregarlo a la policía española. Juzgado en Ávila, le cae una condena de 40 años, aunque consigue salir al cuarto año, en 1944. Meses después, inicia su exilio en Argentina.

El gallego Víctor Lantes, en el centro, sentado con compañeros de La Nueve.

De la División Blindada comandada por el general Leclerc formaba parte también el coruñés Víctor Lantes. De su testimonio, recogido por Evelyn Mesquida en el libro "La Nueve. Los españoles que liberaron París, escogemos las siguientes líneas: "En las batallas de Normandía, en Alançon, Ecouché, Ecouves, conseguimos la rendición de más de 150.000 alemanes (....) Cuando el general Leclerc consiguió la orden de avanzar hacia París, lo hicimos de inmediato. Recorrimos los 270 kilómetros, con el material pesado, en apenas dos días. Nos encontramos con algunas fuerzas alemanas que destruimos fácilmente, pero cuando llegamos a Anthony, en las afueras de París, donde nos impedían avanzar, nos ocupamos de los morteros: tiramos unos veinte obuses y logramos pasar. Al abrir la brecha, Leclerc envió La Nueve hacia París...(...) Todo el mundo luchaba, hay que decirlo, pero es verdad que cuando había las expediciones más difíciles, casi siempre enviaban a La Nueve, que era una compañía aparte. Una compañía donde además de saber luchar, se tocaba la guitarra, y se cantaban canciones de la guerra civil".

Víctor Lantes (de alias bélico Vedrune) falleció en 2008. Con él se fue seguramente el último superviviente gallego en primera línea del frente contra los nazis.

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