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Prestación de paternidad

Prestación de paternidad

El mundo del trabajador por cuenta ajena es intrincado, complicado, descalabrado y? por cuenta ajena. Cuando llegan las elecciones, algo que ocurre cada vez con más frecuencia, normalmente no tiene que pedir permiso para ejercer su derecho al voto porque para eso se hacen en domingo. Y cuando el trabajador varón tiene un hijo, tiene derecho a una prestación por paternidad que le mantiene en su puesto mientras ve crecer a su retoño. Esto es así y bien está lo que está bien.

El político también es un trabajador por cuenta ajena: los empresarios que le contratamos somos ustedes y nosotros. Cuando llegan las elecciones se convierte en candidato y, si resulta elegido, tiene trabajo por cuatro años. Cuando el político es mujer y tiene un hijo, tiene asegurada la baja por maternidad, si bien es verdad que algunas madres no hacen mucho uso de ese derecho para dar un ejemplo un poco tonto de dedicación al servicio público, véase el caso tan criticado de Soraya Sáenz de Santamaría. Cuando el político es varón también puede tener derecho a esa prestación por paternidad. Y si durante la gestación coincide una campaña electoral, el político que va a ser padre debería plantearse pedir un tiempo para guiar los pasos de la criatura en esos primeros años cruciales para el ser humano; en concreto, son los cuatro primeros años de vida los que marcarán la personalidad del futuro ciudadano/ciudadana responsable. Si nuestro candidato a la presidencia y a la paternidad sale elegido, debería plantearse exigir esos cuatro años para que el bebé no salga rana y acabe siendo un radical de izquierdas o se apunte al Daesh al llegar a la adolescencia. También debería pensar de una manera un poco más egoísta: la aparición en público con sus hijas ha dado más de un voto a Obama, y a Felipe VI le ha rellenado el encuadre gracias a dos niñas indistinguibles. ¡Qué menos que echar una mano a papá en el trabajo y, de paso, contribuir a la grandeza de una nación! Pero, para esto, hacen falta esos cuatro años de baja que, ¡oh, casualidad!, coinciden con los que dura la legislatura. ¿Le podemos negar ese derecho aunque nos quedemos en una situación de interinidad de casi un lustro? No, y mil veces no.

Y aquí hay que hilar fino. Las órdenes de Fraga a Rajoy para llegar a presidente fueron tajantes: cásate, ten hijos y aprende gallego. La tercera, ya tal; a la primera, ninguna objeción; la segunda se cumplió, al parecer, con un propósito algo perverso: que el niño creciera lo suficiente como para llevarle a la radio a hablar de fútbol y darle collejas. ¿Acaso esto es consecuencia de no haber pedido a su debido tiempo esa baja por paternidad la que ha provocado que Rajoy padre sólo conozca el lenguaje de la colleja con Rajoy hijo? Por cierto: Feijóo va a ser padre en febrero. ¿Debería reflexionar y pedir esa baja por el bien de la criatura y del país?

@JulianSiniestro

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