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ARTE Y SOCIEDAD

Autorretratos de la vida en el mar

El Instituto Camoens de Vigo acoge una muestra póstuma con una veintena de cuadros de José Cerqueira "Ksal", el marinero pintor de Coia

Se Lugrís é o océano sen tempo a ofrecernos cen historias superpostas nunha ollada, Ksal é o instante, realidade convulsa, nunca repetida, da que arrinca pingas da eternidade (Xurxo Souto, "O neno da Curva de San Gregorio"/ Contos do Mar de Irlanda/Xerais).

Inmortalizado por el Archivo Pacheco en una fotografía en la que, niño todavía, aparece junto a un tranvía, José Casal Cerqueira anduvo, como suele decirse en estos casos, "toda la vida al mar". Había nacido en la Curva de San Gregorio, hoy calle Tomás Alonso, en el barrio de Coia, y a los nueve años ya tenía hechuras de marinero. No tanto como para embarcarse rumbo a Terranova, como acostumbraba a contarle a su nieto David, pero sí para presenciar y grabar en su retina aquellas primeras mareas que vieron sus ojos en los pesqueros de la ría. Lo de Terranova vendría después€aunque temprano, pues fue en ese mítico caladero del bacalao donde desarrolló la mayor parte de su vida a bordo, tras haber ejercido durante su juventud de carpintero en los astilleros de Bouzas.

"Souben de José Casal -cuenta el pintor y músico Xurxo Souto-, por Peterras, músico dos Falperrry, un grupo que contaba entre os seus membros con David, o seu neto". Esas fueron las primeras noticias que le llegaron a Souto del marinero pintor. Le llamó tanto la atención que empezó a investigar sobre el personaje y no solo incorporó sus descubrimientos a uno de los relatos del libro "Contos do mar de Irlanda", el titulado "O neno da curva de San Gregorio", sino que que se empeñó en hacer realidad el sueño que José, fallecido el 7 de enero de 2002 a los 83 años, nunca pudo ver cumplido en vida: organizar una exposición de sus cuadros en Vigo.

Pero la idea de Souto, desde el puerto de A Coruña, tuvo eco en el Berbés y, así, la Asociación de Veciños do Casco Vello se puso a trabajar en el asunto. El resultado es la muestra que estos días acoge el Instituto Camoens. Casa Arines de Vigo, en la que, hasta el 30 de septiembre, pueden contemplarse 20 de los cuadros de este Ksal del que corre la leyenda de que era capaz incluso de pintar cuadros a bordo. Tal vez sea exagerado, pero no cuesta nada imaginarlo dibujando (en los momentos muertos de la sala de máquinas, cuando no tenía quer una mano a sus compañeros en el lance de los aparejos) algunos de los bocetos de sus futuras obras. "Gracias a la información recibida por Xurxo Souto -comenta Xerardo Feijoo, de la Asociación de Veciños Caso Vello- tuvimos conocimiento de la existerncia de José Cerqueira, que unía a la condición de mareante la de pintor con una notable calidad, siendo así que la mayor parte de su obra había nacido en los tiempos muertos de sus mareas.El propio Souto llamó nuestra atención sobre la necesidad de no dejar en el olvido esta obra por haber sido hecha por la mano de uno de nuestros hombres que, al juntar su amor al mar con la plasmación en los lienzos de aquellas singladuras, convirtieron su obra en testimonio y prueba costumbrista de cómo se vivía en aquellos heroicos años a bordo de los barcos de pesca de altura".

No se sabe en qué momento, José Cerqueira se sintió atraído por la pintura, pero se supone que desde sus breves tiempos de pupitre de escuela, allende la infancia. Lo que sí se conoce es que, ya jubilado del mar, continuó pintando hasta pocos días antes su muerte, porque "el arte en él era una vocación firme y arraigada", afirman sus hijas, Maricarmen y Luz, quienes aseguran que "disfrutaba pintando y regalando su obra". Y es que Ksal jamás vendió cuadro suyo alguno, quizás porque en ellos veía una prolongación de sí mismo o porque, de alguna manera, lo que pintaba también formaba parte de su familia y, claro, ¿quién se atreve perder de vista un hijo?

"Su nieto -refiere Xurxo Souto- dice que Ksal tenía querencia por Van Gogh, y así se refleja en la exuberancia de las formas, en la fuerza creadora del color, en la mirada solidaria para quien se enfrenta a la realidad extrema del mar mayor. Van Gogh en azul-Terranova; Kasal, uno de Coia".

También era un apasionado de la lectura, según corroboran hijas; libros, periódicos y revistas formaban parte importante de su equipaje cada vez que se embarcaba para una marea y, el coruñés Kiosko de Alfonso, era su habitual proveedor de prensa. "El cine -cuentan- con Charlot y Cantinflas a la cabeza, y la música, especialmente las zarzuelas, eran sus otras aficiones. Cuando podía, iba al cine Maravillas, en Bouzas€Y por supuesto el Real Club Celta nunca se ausentó de sus pensamientos y de su corazón".

José Casal Cerqueira debió vivir su mayor momento de gloria artística cuando, todavía marinero, expuso sus obras en Saint Pierre, en los locales de Stella Maris en Terranova, una muestra en la que, además de sus pinturas, exhibía su destreza de carpintero con algunas tallas y bajorrelieves. Fue cuando recibió sus primeras felicitaciones, sus primeros reconocimientos por aquellos cuadros, mayoritariamente de temática marinera, a los que, a unas nada desdeñables cualidades plásticas, añadía una sentimentalidad muy especial, muy conmovedora, muy auténtica, no en balde aquel hombre estaba pintando en primera persona, estaba haciendo autorretratos de su vida laboral, autorretratos del mar. Como sostiene Xurxo Souto: "Es que Casal no es un pintor de barcos, no es el pintor del mar, sino el pintor del trabajo en el mar".

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