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John Poggensee: "Como empresario honrado, estaría muy molesto con la amnistía fiscal"

"Se deberían poder relajar las restricciones y las ataduras legales para que las pymes puedan funcionar sin tener que meterse bajo tierra"

John Poggensee ha trabajado con pymes en Asia y Estados Unidos.

Compras una manzana en la calle, nadie te da un ticket y ahí está, la economía en negro que nos rodea a todos. John Poggensee, empresario y consultor antifraude afincado en Hawai, ha tratado con ella en versión estadounidense, china y taiwanesa.

-¿Qué dimensión tiene la economía sumergida en el mundo?

-Datos de 2012 la sitúan en un 8% del PIB de EEUU, unos 2,13 billones de dólares. En la Unión Europea roza el 18,5% de la economía y en países de Europa del Este el volumen está sobre el 30%. Es algo muy difícil de controlar y por tanto algo complicado de medir. Ocurre igual en todo el mundo, es algo que nos rodea. No hay ni una sola persona en España que no haya estado en contacto con la economía sumergida.

-¿Cómo afecta la actividad en negro?

-Las grandes compañías practican formas más sofisticadas de no declarar ingresos, pero yo me he especializado en pequeñas y medianas empresas. Creo que trabajar en la sombra les afecta a ellas especialmente por varias razones. Si soy un pequeño taller de reparación o un trabajador autoempleado, y cobro 75 euros por trabajos que alguien que pague impuestos tiene que hacer por 100, a la larga estoy dañando mi negocio. Porque esa actividad que nunca ha existido manda el dinero "debajo del colchón", como dicen aquí. Eso hace que mi negocio sea difícil de ampliar, difícil de valorar si quiero venderlo y me obliga a complicarme la vida manteniendo y contratando empleados. Mis activos comerciales y personales se vuelven muy difíciles de mantener. También me será complicado obtener financiación a largo plazo y por supuesto puedo afrontar acusaciones penales. Al final, como empresario, no tienes pleno disfrute del fruto de tu trabajo; es más, dedicas más esfuerzo a ocultar el dinero que a utilizarlo como te gustaría.

-¿Podría explicar cómo operar en B impide que un negocio crezca?

-Tomemos el caso de un negocio familiar que repara coches. Puedes sacar un poco de dinero de vez en cuando, pero no puedes hacer grandes gastos. Imaginemos alguien que ha funcionado así año tras año y quiere hacer crecer la empresa. Si empieza a gastar un dinero que nadie sabe de dónde vino, los gobiernos o las autoridades locales van a empezar a hacer preguntas. Así, si necesita una cantidad grande para equipamiento no va a poder sacarla de debajo de su colchón, sólo poco a poco y cada cierto tiempo. Esto le lastra a él y a sus clientes, quienes no podrán beneficiarse del nuevo equipamiento en los servicios que contratan. Tendrá siempre las manos atadas.

-Es como una trampa, por lo que cuenta.

-Para todos. Para la propia sociedad también lo es. Que alguien no declare su actividad significa pérdida de ingresos fiscales, menor creación de puestos de trabajo y salarios más bajos, aparte de que este dinero en efectivo se queda fuera de circulación y no puede ser reinvertido en el ciclo económico. Si fluyera, habría más dinero en la economía: más compras de empresas, gente adquiriendo casas nuevas o coches nuevos y en definitiva, más gente teniendo éxito.

-¿Qué soluciones existen contra la economía sumergida?

-En mi visión personal de los negocios, creo que es clave que el Gobierno haga leyes business- friendly, fiscalidades que sean asumibles para las pymes para que la sobrecarga de impuestos no las obligue a irse bajo tierra. No se trata de hacer la vista gorda ante las evasiones de impuestos, sino de ser flexibles. Es cierto que en mi vida he visto muy pocas bajadas de impuestos: una vez están arriba allí se quedan, pero creo que los bienes y servicios tienen demasiadas tasas que desincentivan al emprendedor. Se trata de animar a la gente a que tenga éxito, no de castigarles por ello.

-En España se ha fomentado de manera poco sólida el emprendedurismo y muchos negocios acumulan muchos años de fracaso. ¿Qué hacer en este contexto?

-Lo cierto es que no todos los negocios van a salir adelante. Para ser emprendedor y empezar un negocio la clave es el timing, tener capital para empezar y para sobrevivir al menos tres años y un mercado nicho, unos clientes que poder atraer. A la gente le lleva muchos intentos tener éxito, y no todo el mundo está hecho para ser un emprendedor; tienes que tener la motivación y algunas capacidades específicas. Es una competición, y si no estás preparado mejor que te dediques a otro trabajo. De lo que se trata es de que haya un terreno de juego nivelado, donde quien juegue limpiamente tenga posibilidades de competir aunque haya otros haciendo trampas. Es casi imposible igualarlo todo al mismo nivel, pero se deberían poder relajar las restricciones y las ataduras legales para que las pymes puedan funcionar sin tener que meterse bajo tierra.

-El Gobierno, ahora en funciones, aprobó una amnistía fiscal para que el dinero oculto del país aflorara y entrara de nuevo en circulación legalmente. ¿Está de acuerdo con estas medidas?

-Tendría que pensarlo. De entrada no parece justo para la gente que está pagando impuestos y está jugando limpio. También ellos deberían tener una compensación, un respiro. ¿Se la dio el Gobierno español a los no defraudadores?

-No, no hubo compensación.

-Entonces, como empresario honrado, estaría muy molesto. Estás premiando a los malos por quebrar la ley y no le estás dando nada a quienes lo están haciendo bien. Debería haber tregua para las dos partes. Además, estoy seguro de que muy poca gente se apuntó a la amnistía. Estarían asustados y desconfiados por poder tener problemas mayores.

-Existen algunos sectores como el calzado donde la economía sumergida es estructural. Muchos zapateros artesanales trabajan en negro, sin coberturas sociales y por salarios de miseria. Temen negarse o denunciar porque nadie les daría trabajo.

-Un círculo de silencio. En mi opinión están en posición de buscar otro tipo de trabajo, pero también se han estado beneficiando de la economía sumergida. Son parte del problema. Porque una de las ventajas de que haya más dinero fluyendo en la economía es que el Gobierno puede financiar programas de formación y reciclaje para trabajadores, con la colaboración de empresas, para que puedan adquirir nuevas habilidades. Seguro que estas personas han pasado toda su vida cosiendo zapatos, pero estoy convencido de que también pueden desarrollar otras capacidades. Han abusado de ellos, pero ellos han abusado de sí mismos aceptando trabajar en esas condiciones. El Gobierno debería contar con una red de informadores y meterse en el problema.

-¿Cree que ser un informador de trabajo ilegal debería tener una contrapartida oficial?

-Lo que digo es que tienen que alzar la voz, denunciar que se están aprovechando de ellos porque no tienen posibilidades. Estoy convencido de que uno crea su propio mundo, a pesar de que el trabajo en negro esté institucionalizado y se tengan pocos recursos. Cuando la gente no está obteniendo lo que necesita, entonces depende de ellos alzar la voz para que se produzca un cambio. Les están explotando, de eso va la economía sumergida: de explotar a los trabajadores, al Gobierno, a la sociedad y a ellos mismos.

-UIsted conoce bien la economía estadounidense y ha trabajado con pymes en China y Taiwán. ¿Conoce alguna comunidad que haya logrado emerger del trabajo en negro?

-En Asia la economía en la sombra es enorme. Nunca he visto a ninguna entidad emerger completamente. También creo que sería imposible erradicarla de la sociedad por muchos factores: siempre habrá gente deshonesta que quiera funcionar al margen de las autoridades locales o estatales. Es imposible para un gobierno seguir toda la economía, no tienen recursos humanos suficientes.

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