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ESTELAGalicia, una potencia del turismo medieval

La situación estratégica del litoral de Galicia propició la construcción de edificios defensivos para hacer frente a los pueblos invasores que llegaban por mar

Es muy probable que don Pedro Álvarez de Soutomaior, más conocido por Pedro Madruga, se hubiese escandalizado al comprobar cómo, hasta sus más privadas y reservadas estancias, sus habitaciones de retiro, son "violadas" por turistas que las fotografían a discreción, asistentes a bodas que duermen en sus aposentos, convidados de banquetes que dan buena cuenta exquisitos manjares o meros paseantes admirados por la belleza de sus jardines de camelias. En tiempos de don Pedro, no existía el turismo y, en sus dominios, solo podían penetrar aquellos que enarbolasen banderas en son de paz, pues quienes así no lo hicieren, serían "combatidos y aniquilados".

Imagen de un film medieval rodado por alumnos de instituto en el castillo de Sobroso.

Pero, hoy en día, el castillo de Soutomaior es uno de los ejemplos de un modelo de explotación turística que, además de potencialmente rentable, contribuye a la preservación del patrimonio cultural de Galicia, a la vez que perpetúa, cual pétreos testigos, aquellos edificios que se construyeron en la Edad Media y que ahora gozan de la posibilidad de vivir una nueva vida, no exenta de esplendor, aunque de otra clase.

Por el número de edificios conservados, y a pesar del estado ruinoso de algunos de ellos, el potencial turístico medieval de Galicia solo tiene parangón en Europa con el de los países británicos -Inglaterra, Gales, Irlanda y Escocia- donde desde hace años se entendió que esa riqueza arquitectónica podría enfocarse como uno de los principales reclamos para la visita de aquellas tierras.

En un inventario elaborado por investigadores del CSIC se llegó a documentar la existencia de medio millar de fortificaciones distribuidas entre la cuatro provincias gallega, si bien tan solo llegaron a localizarse menos de la mitad. De ellas, y según los últimos datos de la consellería de Cultura, las provincias de A Coruña y Lugo encabezan el ranking de castillos con 19 cada una, seguidas de la de Pontevedra (con 10) y Ourense (con 5). Respecto a las torres, los números se distribuyen en 42 (Lugo), 29 (A Coruña), 10 (Pontevedra) y 7 (Ourense). En cuanto a fortalezas, quedan en pie 10 en Lugo, 7 en Ourense, 3 en Pontevedra y otras tantas en A Coruña.

Claro que podrían ser muchas más de haber comenzado antes a cundir entre las instituciones una mayor concienciación al respecto de la preservación patrimonial de estos edificios y su explotación turística, entendiendo como tal no solamente la derivada de la hostelería, sino de otras múltiples posibilidades. De hecho, en 2009 varios concellos trataron de poner en marcha una asociación que integrara a las zonas que contasen con este tipo de enclaves históricos, con el objetivo de cooperar entre las administraciones para su preservación y difusión, pero la irrupción de la crisis económcia paralizó el proyecto.

A pesar de ello, el inventario del CSIC constata que el potencial sigue vigente, y que Galicia, por su posición estratégica desde el punto de vista geográfico, fue proclive a que se irguiesen estas edificaciones que ejemplifican, junto a los monasterios, la mejor arquitectura de la Edad Media galaica. Así, y por lo que se refiere al litoral, muchas de estas construcciones se levantaron para defenderse de pueblos invasores que llegaban por mar, un fenómeno del que se registran huellas que datan incluso del siglo X. Los castillos levantados en el litoral sirvieron de baluartes contra los acosos de normandos y vikingos, como es el caso de de las Torres do Oeste en Catoira.

Mas también, y así se demuestra en cifras, en el interior se cuenta con un buen número de fortalezas. En la Alta Edad -según el profesor Carlos Andrés González Paz, uno delos investigadores del inventario elaborado por el CSIC- los castillos se situaban en los picos de los montes, en puntos estratégicos donde los reyes y señores feudales controlaban su territorio. Pero a partir del siglo XIII, con los iniciáticos atisbos de cambio de estructuras socioeconómicas, los primeros señores laicos, junto con los propios nobles y obispos, que hasta entonces eran los únicos que las construían, comenzaron a hacerlo "en las zonas bajas, cerca de producciones agrícolas y ganaderas". No obstante, en esas zonas las guerras también tuvieron mucho que ver: las fortificaciones de la raia seca de Ourense, por ejemplo, fueron erguidas contra las incursiones lusas.

La originalidad galaica en este campo radica en que no faltan catedrales fortaleza como las de Santiago o Tui, ni conventos convertidos en bastiones contra los corsarios, tal que el monasterio de Oia.

Cuatro "joyas" de la provincia de PontevedraCastillo de Soutomaior.

Adquirido en 1982 por la Diputación, es uno de los más visitados. Se desconoce la cronología exacta de su construcción, pero su fundación hay que vincularla a Don Pax Méndez Sorrede, que vivió en tiempos de Alfonso VII (1126-1157) y de Don Fernando de León (1157-1188), que fue el primero en utilizar el apellido Sotomayor. Esta familia sería uno de los linajes que participaría en la Baja Edad Media en los acontecimientos políticos cruciales de la historia de Galicia, caso de los enfrentamientos con el clero, con participación también en la revuelta Irmandiña de 1467 y en los problemas sucesorios de Enrique IV de Castilla. Esto significa que la Casa Sotomayor era un potente bastión de nobleza y poder. Entre los miembros más célebres de esta familia aparecen Pax Gómez de Sotomayor y Pedro de Sotomayor, el más renombrado miembro de esa estirpe, conde de Camiña, que pasó a la historia como personaje cargado de misterio y leyenda. A su muerte, en 1486, comienza una serie de problemas sucesorios que no tendrían solución hasta 1795, cuando la Chancillería de Valladolid otorga al Marqués de Mos el derecho a los bienes de la rama de la familia de Sotomayor. .

Castillo de Sobroso. Se trata de una fortaleza medieval situada en el municipio de Mondariz. En 1117, Urraca I fue cercada en este castillo por los partidarios de su hijo y su hermana Teresa de León, pero consiguió escapar y volver a Santiago de Compostela. Fue prácticamente destruido en el 1467 durante las Guerras Irmandiñas y posteriormente reconstruido en el siglo XV por Pedro Madruga. Paulatinamente, su importancia estratégica se fue reduciendo y a partir del siglo XVII quedó abandonado, arruinándose con el paso de los años. En 1923 es adquirido por Alejo Carrera Muñoz, un vecino de Villasobroso, que se dedica a la restauración de este monumento. Posteriormente, el ayuntamiento de Ponteareas lo compró en 1981 a sus herederos para terminar de restaurarlo y crear en él un museo histórico y etnográfico de la comarca del Condado. Actualmente es la sede del Centro de Recuperación e Difusión da Cultura Popular del municipio de Ponteareas, en el que desde el año 1998 se mantienen varias exposiciones sobre oficios tradicionales como los de cestero o zoquero, sobre el proceso tradicional de confección del lino, y una colección de trajes regionales de la zona sur de la provincia de Pontevedra.

Castillo de Monterreal. Situado en Baiona, es una fortaleza del siglo XII, que se terminó de construir en el S.XVI. También se conoce como Fortaleza del Monte Boi. Desde 1966 alberga un Parador Nacional, el Conde de Gondomar. Tiene una gran importancia histórica, ya que en marzo de 1493 Martín Alonso Pinzón retornó a las costas de Baiona tras su viaje a América, convirtiendo a esta villa en la primera de Europa que supo la noticia del descubrimiento del Nuevo Mundo.

El Monterreal fue un punto estratégico sobre el que se conformó a lo largo de los siglos la defensa del territorio marítimo de las Rías Baixas. La transformación de la fortaleza en villa se debió a los Reyes Católicos que otorgaron la respectiva Carta puebla, que posibilitó que doscientas familias se asentaran dentro de las murallas, disfrutando de los mismos privilegios que los vecinos de Baiona.

Su periodo de mayor esplendor acaeció en los S.XV-XVI, convirtiéndose en un próspero enclave comercial, gracias al privilegio que Juan II de Castilla concedió a Baiona y a A Coruña de ser los únicos puertos gallegos que podían comerciar con el extranjero. La apariencia actual del castillo procede de la reconstrucción efectuada en el S.XVI por Diego Sarmiento de Acuña, Conde de Gondomar, que lo renombró como Castillo de Monterreal, en honor de los Reyes Católicos.

Entre sus muros se produjeron acontecimientos históricos de gran relevancia. En su estructura, se pueden diferenciar dos períodos, la medieval y la renacentista, aunque en el solar ya había un castro o castellum en el S.II a.C. Romanos, visigodos y musulmanes dejaron su huella en el castillo. En 1331 la fortaleza fue atacada por la flota portuguesa del almirante Peñaza, fijando Fernando I de Portugal su residencia en la fortaleza. Soportó también los ataques piratas de Francis Drake, y vio la llegada el 1 de marzo de 1493 de la carabela La Pinta.

Torres do Oeste. Así se conocen las defensas que mandó construir, tras repeler un ataque vikingo, el obispo Cresconio (c.1036-66) en Catoira,para proteger Santiago de Compostela de una incursión desde el Atlántico. En 1719 también protegieron el puerto de Padrón contra un ataque de los ingleses. Fueron declaradas Monumento histórico-artístico perteneciente al Tesoro Artístico Nacional mediante decreto de 3 de junio de 1931, y a partir del año 1970 fueron restauradas.

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Sombras y luces de una treintena de monasterios

  • A la proliferación de fortalezas, castillos y torres, en Galicia se une uno de los patrimonios monacales más importantes de la Península Ibérica, con cenobios tan antiguos como el de San Pedro de Rocas, en la Ribeira Sacra; o de tan bella estampa cuales los de Oseira, Santo Estevo de Ribas de Sil o Samos. En la comunidad autónoma aparecen registrados, en la actualidad, una treintena de monasterios. En algunos de ellos siguen viviendo comunidades de monjes, caso de los de San Juan de Poio, Santa María de Oseira o Sobrado dos Monxes.La radiografía de su estado muestra, no obstante, la patente contradicción entre aquellos conventos que han sabido reconvertirse en alojamientos hosteleros -Santo Estevo de Ribas de Sil (Nogueira de Ramuín-), San Vicente del Pino (Monforte de Lemos), San Clodio (Leiro-Ourense), Santa María de Aciveiro (Forcarei), San Juan (Poio) o San Francisco (Compostela)....- y aquellos otros que, por el contrario, corren un serio riesgo de desaparición dado el lamentable estado al que han llegado. Son los casos de San Paio de Albeos (Crecente), Santa Comba de Naves (Palmés-Ourense), Bon Xesús de Trandeiras (A Limia-Ourense) o Santa María de Monfero (Fragas do Eume-A Coruña).

Representación de una boda judía en la Festa da Istoria de Ribadavia.

Una "istoria" que empezó en ribadavia

  • El alrededor del centenar de fiestas, ferias y mercadillos medievales que se celebran en Galicia, especialmente en verano, deriva del éxito de la Festa da Istoria de Ribadavia, un evento que, según documentos datados, tienen su origen en el siglo XVIII, que dejó de celebrarse desde 1868, pero que se recuperó en 1989 merced a los trabajos realizados por alumnos y profesores de la Escuela Taller "San Andrés" y el historiador local José Ramón Estévez. Desde entonces, la participación de los propios vecinos ha sido muy activa y, así,los miembros de la organización se reúnen una vez cada quince días durante todo el año. Y a medida que las fechas de la celebración se acercan, empiezan a confeccionarse los estandartes, escudos, complementos y ropa de época. Declarada de Interés Turístico Nacional en 1997, el éxito alcanzado edición tras edición ha hecho surgir, en los últimos años, eventos análogos que también cuentan con gran aceptación, como la Feira Franca de Pontevedra (que se celebra el primer sábado de septiembre, es decir, el fin de semana siguiente a la Festa da Istoria), la Festa da Arribada de Baiona (marzo), con vistas al Castillo de Monterreal, o la también concurridísima Romería Vikinga de Catoira (en torno al 6/7 de agosto), que se desarrolla ante la mirada pétrea y poderosa de las Torres do Oeste.

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