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Memorias

Eduardo "Yayo" Hernández : "Viví una experiencia límite entre los necesitados, pero por ella renací"

Pionero del teatro semiprofesional en Vigo, su vida tocó fondo y fue acogido como residente de los Hermanos Misioneros de los Enfermos Pobres de Teis

Representando "El Canto del Cisne", de Chejov, en su etapa teatral como director de A Farándula, años 80. .// Archivo familiar

>> En Vigo hay muchos que recuerdan a aquel Yayo que nunca acabara las carreras universitarias iniciadas, como muchos que se dedicaron en cuerpo y alma a la lucha antifranquista desde los años 60. Tras un tiempo en Madrid y A Coruña en el que se curtió políticamente contra Franco, organizado en grupos de la Juventud Estudiantil Católica y del partido de Tierno Galván, viviendo de clases aquí y allá de griego, latín, filosofía... volvió a Vigo y comenzó en los años 70 una experiencia teatral militante como director de un grupo, "La Farándula", que ha pasado a la historia del teatro gallego. Allí inició a actores muy jóvenes que luego serían profesionales de las tablas, como Cándido Pazó, Avelino González... Era un teatro ascético, itinerante, de pueblo en pueblo que, aunque saltara también a comunidades de la emigración gallega en el exterior, no daba más que para ir sobreviviendo. El caso de Yayo es uno de esos que avisan de cómo cada una de nuestras vidas tiene siempre un envés traicionero, una línea delgada hacia el abismo; de cómo puede dar la vuelta inesperadamente para ponernos en contacto con sus más crudos recovecos. Los nuevos tiempos de la democracia, el nacimiento del Centro Dramático Galego, el deseo de volar por libre de los propios actores... acaba con esa cantera teatral llamada "La Farándula". Yayo se halla sin ese motor que le daba aliento, sin ningún medio estable de sostenimiento, y ve morir primero a la hermana en cuya casa habitaba y después a su padre. Hombre muy digno nada dado a pedir, se encuentra solo y entra en una crisis profunda, abismal, desesperada. Busca asilo en los Hermanos Misioneros de los Enfermos Pobres. ... Esta es su vida.

>> "Vi la luz primera en 1940 en la viguesa calle de Taboada Leal y me bautizaron en la Colegiata. Nací de madre asmática y con dudosas posibilidades de sobrevivir al parto, y el consejo médico que dieron a mi padre fue dejar Galicia por su clima. Lo superó, mi padre vendió sus camiones y nos fuimos a Vitigudino, donde montó una pescadería e iba por los pueblos, incluido los portuguese. Mamá mejoró de las crisis de asma a costa de apartarse de nuestra tierra y en vacaciones veníamos a veranear mis hermanas y yo a casa de los abuelos. Recuerdo en esos años a amigos vecinos de la calle Lóriga como Alberto Feliú, Antonio Novoa , los hermanos Lucas ,Pololo y Tomasín, José Luis y Maricarmen Labra, Julianín... Jugábamos al fútbol en plena calle. En aquellos años 40 Vigo tenía mucha escasez de agua y el Colegio Marista dejaba abierta la puerta del parque para que subiésemos los vecinos a las minas. Ya viviendo en Vitigudino iba al colegio de las Hermanas de la Caridad, privado. Allí con Sor Eulalia estuve en parvulitos y con Sor Ángeles aprendí a leer y escribir y las primeras nociones de una enciclopedia. Evidentemente, todo muy controlada por la Dictadura, aunque de eso no éramos muy conscientes. Pertenecíamos a la burguesía rural, y recuerdo el cine del Tío Pedro, los almacenes Buen Gusto de mis primos... Pero algo empezó a pasar en mi casa, desde Vigo vino un tío mío a buscarme, y me encuentro en la viguesa calle Lóriga con mis amigos. Ya antes mis muchos tíos y los abuelos me fueron diciendo que nos íbamos a volver a Vigo. Al poco tiempo llegó a esta ciudad mi padre con un brazo en cabestrillo y fue el quien me explicó que la pescadería la habían cerrado y estábamos arruinados. Luego me enteré de que lo del brazo se había producido porque había ido a trabajar al campo para sobrevivir, cosa que jamás había hecho".

>> "Mis tíos hacían lo posible para que yo no me enterase mucho de la situación. Me llevaban con ellos o mí señorial abuela me bajaba por la tarde a la marquesina. Llegó el tiempo del colegio y se me matriculó en una academia para que siguiese estudiando. Pero mis amigos estudiaban en los Maristas y mi obsesión era estar con ellos. No volví a la academia y subí al Colegio del Pilar. Mientras ellos entraban en clase yo les esperaba allí hasta que el Hermano Ciro me metió en 1º de primaria. Desde aquel momento me convertí en un alumno que ayudaba al hermano a dar clase. Me fui haciendo parte del colegio sin estar apuntado, sin pagar nada, sin ser del colegio, pero yo me sentía en mi ambiente. Con el hermano Martín empecé a ir los domingos a la Capilla de Santa Rita a dar a catequesis y llevaba al cine o a Balaídos a los niños -que casi eran de mi edad - pues tanto el Fraga como el Celta nos daban entradas".

>> "Mi padre consiguió alquilar un piso en la calle Mantelas. Cerca, se había ido abriendo otra calle donde se construyó lo que los vigueses llamamos el Pirulí y prácticamente enfrente los claretianos hicieron una casa. Yo me hice Infante del Corazón de María, y al Superior, Padre Máximo, poeta y buen predicador, enseguida le llamé la atención. Los claretianos tenían la capellanía del Colegio y en principio entre la calle Lóriga, la Areosa y la Plaza de España estuvieron mis puntos de referencia infantil. Lógicamente coincidíamos para ir al colegio algunos que vivíamos por aquella zona y formalicé otra pequeña pandilla con Tapias, Pucho, los hermanos Soto, Bastida, los hermanos Conde Montero Ríos...Aunque para mí se habían llenado ciertas expectativas, mi familia seguía muy agobiada; yo era incapaz de hablar de la situación y en realidad llegué a vivir una bipolaridad social que ha dejado huellas en todo mi existir. En Loriga - casa de los Cachaperín- de pronto aparece un niño de mi edad, Régulo, americano e hijo del vicecónsul norteamericano, y nos hacemos muy amigos. Recuerdo que hice la Primera Comunió, pero no con los compañeros del colegio sino en la capilla del Corazón de María, puesto que no tenía uniforme y me lo dejó la madre de Régulo. Mis padres consiguieron una casa a pagar en pequeños plazos en San Roque e hice nuevos amigos en ese tiempo intenso pero corto, porque en Venta de Baños continuaron mis estudios en los maristas, donde estuve interno tres años. No teníamos vacaciones de Navidad ni de Semana Santa y muy poco en verano para estar con nuestra familia. Llegó 4º y acabamos la etapa de Venta de Baños para irnos a Tui, donde estaba el noviciado y el escolasticado. Tenía 14 años, era 1955, y al acabar el postulantado iba a ser hemano marista. En aquel tiempo murió mi madre, lo cual fue para mí terriblemente doloroso. Acabé dejando el postulantado y volviendo a casa. Gané unas oposiciones a Telefónica, y trabajaba y seguía mis estudios. En el preuniversitario era obligatorio ir a todas las clases y me dieron la facilidad de trabajar por la tarde para que toda la mañana fuera a clase".

>> "Me destinaron a Telefónica de Madrid. Tras un tiempo, me enrolé en la Juventud Estudiantil Católica después de matricularme en Filosofía y Letras. En este movimiento católico eran todos progresistas. Éramos un núcleo ideológicamente amplío en el que había gente de Ridruejo, de Miret Magdalena, de Tierno Galván, de la democracia cristiana cercanos a Ruiz Jiménez y de otros profesores de índole abierta. Llegó de Vigo Petit Curiel y, como su hermano Josechu, fueron al colegio mayor Cisneros, que yo visitaba. Me uní al Partido de Tierno Galván y con el sindicato de estudiantes realmente asumí la problemática de este país. Con Tierno Galván nos encontrábamos un grupo de personas gallegas como Curiel, José Carlos Abal, Jacobo... mientras en la Universidad daban clases García Calvo, Aranguren, Aguilar... Narrar todo lo vivido exigiría un libro. A muchos nos expedientaron y nos retiraron la prórroga militar y a mí acabaron mandándome a Parga, lo cual me permitió empezar a conocer la Galicia profunda, y luego a A Coruña, a la biblioteca de la VIII Región Militar. Algunos curas militares con mando lo propiciaron, sabiendo que había militado en sus juventudes católicas. Allí viví después varios años dando clase y convirtiendo mi casa en un espacio de reunión clandestino con gentes de la Universidad Laboral. Yo estaba ya en crisis con la Iglesia aunque seguía en contacto con un grupo de curas de aquellos que llamaban "rojos".

>> "Mi trabajo y la Dirección compartida de los llamados "tiernistas" mella en mi salud y tuve que dejar A Coruña y volverme a Vigo, donde estaba mi familia. Mejorando hice de correo del PC y vi a católicos en grupitos y a células de viejos militantes del PC de Cristianismo y Marxismo demostrando que no había contradicciones antagónicas entre esa Filosofía y el Cristianismo. Camilo Torres y otros curas guerrilleros misioneros en Latinoamérica confirmaban parte de mi tesis. Pasé un verano en Ginebra y ya curado me hago decididamente de Bandera Roja, un partido de cuadros. En Vigo daba clases en un colegio de la Iglesia del que me expulsaron. Fue entonces cuando me invitaron a dirigir un grupo de teatro amateur en San Paio de Navia. Y así se creó "A Farándula" ,grupo que se fue haciendo célebre en toda Galicia. Pero acabó su tiempo".

>> "Muere una hermana mía con la que vivía,luego otra y mi padre. Me encuentro en una casa en las que mis sobrinas empezaban a casarse y sin medios. No quiero hablar de cual es la razón por la que me decidí irme a vivir a un lugar desconocido en Teis, los Hermanos Misioneros de Los Enfermos Pobres. Y me encuentro un submundo de miseria.Aquel Yayo procedente de las Juventudes Estudiantiles Cristianas con las que tuve mi primer expediente de la policía de Franco, de ideas cercanas al marxismo después durante su vinculación al Partido Comunista, toca fondo y vuelve a encontrarse con la idea de Dios. ¿A dónde voy? ¿Qué hago? Una mañana, sin más, tras superar la egoísta salida de buscar el reposo en un monasterio, visito a Carlos Príncipe, entonces alcalde en el Ayuntamiento de Vigo, y le pido que me busque un hueco en los Hermanos Misioneros de los Enfermos Pobres. Allí entré y sufrí ese choque de quien procede de un mundo cultural y estimulante y entra en otro desconocido y dependiente. Fue una experiencia de muerte entre ese maremagno de necesitados y enfermos, pero por ella llegué otra vez a la vida que hoy me llena".

>> "Y aquel Yayo náufrago, halló un modo de renacimiento interior a través de la entrega a los otros. Pasaron unos años en los que fue fraguando en mí una fe perdida al tiempo que mi idea de hacer nacer en esta institución de los Enfermos Pobres donde estaba un proyecto descentralizador, autónomo, con varios enfermos psíquicos, para el que me dieron cobertura . Puede sonar extraño pero yo hallé a mi Cristo en ellos, y no he renunciado a esas ideas marxianas que siempre tuve. Para mí la misión de los cristianos es transformar la sociedad y todo lo demás es sacralizar lo que está descarnado de la realidad. En esa experiencia inicialmente traumática con los Hermanos Misioneros está el germen, tras conseguir del obispo de Tui- Vigo apoyo entusiasta y una casa parroquial abandonada, de lo que empezó a crecer a principios del siglo XXI en San Martiño de Frades, Mondariz. Con esos enfermos psíquicos con los que me fui allí hemos ido levantando poco a poco la primera casa, durmiendo al principio en habitaciones compartidas por las que aún se filtraban humedades pero con calor de hogar. Poco a poco fueron apareciendo las primeras patatas cosechadas por ellos, y los ajos, las cebollas... Ya podíais verlos a los pocos años con su furgoneta asistiendo a actos lúdicos o culturales, tras haber pasado la dura prueba de los recelos iniciales de los vecinos, que hoy les sienten más suyos. Ya podíais ver después esta experiencia piloto muy humilde en sus formas, pero con vocación de agrandarse por otros puntos cuando madurara, lo cual ocurrió porque ya han pasado más de 15 años desde que comenzó la experiencia. Y así sigo. En este momento vivo en Comunidad con 8 enfermos mentales y espero con gran paz sintiéndome parte de los necesitados alegre por mi pobreza pues lo poquito que tengo es de ellos. Paz y Bien".

LA REVOLUCIÓN DE TIERNO

  • La lucha en Galicia me hace asumir definitivamente la peculiaridad gallega cuando vuelvo de Madrid fogueado y paso una etapa en A Coruña tras haber sido aquel un destino militar. Desde ese momento el trabajo va a ser ayudar junto con algunos alumnos y gente de la Universidad laboral a todos los pequeños movimientos que había. Eran los años anteriores a la Transición. Se nos llamó tiernistas, incluso Tierno, que tenía un núcleo importante en Carballo vino a hacer una visita a mi casa para dar una conferencia y dejó en el libro de visitantes una escrito el cual decía. "La Revolución no se hace con la mano abierta sino con el puño cerrado".

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