En el mundo del motor existen muchos mitos que hay que descartar. Uno de ellos es el que dice que los coches descapotables son solo para el verano, pero Opel se ha encargado de desmontar tal afirmación con el Cabrio, un vehículo para todas las estaciones del año. Un elegante cuatro plazas de silueta alargada y capota de gran calidad. El Cabrio es un descapotable de tamaño medio que no sólo por su tamaño (longitud: 4.697 mm; anchura 1.840 sin retrovisores), sino también por su encanto y por las tecnologías premium que ofrece, apunta a lo más alto de la gama Opel.
Exteriormente destaca el contrate entre la carrocería y el techo de lona, que le confieren al coche una elegancia y un estilo muy cerca de marcas denominadas premium. El techo se puede recoger y extender en doce segundos, y con el vehículo en movimiento, aunque siempre por debajo de los cincuenta kilómetros por hora.
En España se llama Cabrio, pero en el resto de países de denomina Cascada. Hay cuatro versiones, tres de gasolina, 1.4 Turbo de 140 CV, 1.6 Turbo de 170 CV y 1.6 Turbo de 200 CV; y una Diesel, 2.0 CDTi de 170 CV y que fue con la que hicimos la prueba.
En nuestro país solamente se comercializa el acabado Excellence, destacando un tapizado en piel, llanta de veinte pulgadas, y todas las ayudas a la conducción que se puedan imaginar.
El Opel Cabrio es un vehículo agradable de conducir y, sobre todo, cómodo. Sus dimensiones podrían ser un inconveniente en la ciudad, pero las ayudas a la conducción hace que éstas queden en un segundo plano e incluso se pueda disfrutar de su conducción en ciudad. Como todo buen cabrio que se precie es un cuatro plazas, y los dos ocupantes de las plazas traseras pueden hacer largos desplazamientos sin el más mínimo agotamiento.
La capota está bien sellada y no llegan ruidos a la hora de conducir en carretera, por lo que se agradece para disfrutar de la sensación. En definitiva, un vehículo con mucha presencia que podremos utilizar en cualquier época del año.
