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Los bosques submarinos

En las costas gallegas hay 30 km2 de praderas de angiospermas, unas poblaciones vegetales amenazadas por el marisqueo indiscriminado, los rellenos y la contaminación

La limpieza mecanizada de los parques de cultivo de bivalvos puede alterar las praderas. // Ignacio Bárbara

Galicia cuenta con 30 km2 de praderas marinas, unas poblaciones vegetales de gran importancia para la vida de numerosas especies al favorecer la captura de nutrientes. Expertos de las tres universidades gallegas han participado en la elaboración del primer Atlas de las Praderas Marinas de España, que dedica un amplio espacio a la situación de las poblaciones de angiospermas en las costas gallegas.

"Se trata de una obra muy importante, en la que han participado 84 expertos de toda la geografía española; es la primera vez que se recopila en una sola obra toda la información existente en España sobre las angiospermas marinas", explica Jesús Souza Troncoso, director de la Estación de Toralla (Ecimat) y uno de los científicos que ha participado en la elaboración del Atlas.

En los fondos marinos de España hay 1.618 km2 de estas praderas. El trabajo de recopilación de esta obra ha permitido identificar las amenazas de las praderas marinas de nuestras costas, por lo que el Atlas, impulsado por el Instituto Español de Oceanografía (IEO), es fundamental para poder determinar las acciones y políticas necesarias para su preservación futura. Las praderas gallegas abarcan una extensión de 30 km2, una superficie que se encuentra en regresión debido a la pesca y el marisqueo, los rellenos, la acuicultura o la contaminación.

Pero, ¿qué son las angiospermas? ¿En qué se diferencian de las algas? Eva Cacabelos, investigadora de la Universidad de Azores y una de las coordinadoras de los trabajos en Galicia, explica que las angisopermas "son un grupo ecológico de especies de plantas terrestres que se han adaptado a vivir sumergidas. Las praderas de angiospermas marinas, o fanerógamas marinas, son nuestros bosques del mar. A diferencia de las algas, tienen tallo, hojas y frutos". Mantienen un aspecto similar a las de muchas plantas herbáceas terrestres, como las gramíneas, y han tenido que adaptarse al medio marino desarrollando un complejo sistema de rizomas y raíces, así como la capacidad de polinizar bajo el agua.

En la elaboración del capítulo dedicado a Galicia participaron nueve investigadores. Las encargadas de coordinar los trabajos y ordenar toda la información fueron Eva Cacabelos y Patricia Quintas, de la Universidad de Vigo, entidad que aportó también los trabajos de Jesús Souza Troncoso y José Sánchez; por parte de la Universidad de Santiago participaron Javier Amigo e Inmaculada Romero, y por la Universidad de A Coruña Verónica García, Ignacio Bárbara y Javier Cremades.

En Galicia existen tres especies de angiospermas marinas. Las más comunes son Zostera marina y Zostera noltii (Nanozostera noltii) que crean praderas en los intermareales y submareales someros de aguas tranquilas, mientras que Ruppia maritima es un halófito con manifestaciones mucho más restringidas. Las praderas de Z. noltii ocupan 25,52 km2, lo que supone más de la mitad de la superficie de esta especie en toda la costa española. Las praderas de Z. marina, por su parte, ocupan en Galicia 4,61 km2, el 98% de todas las existentes en España.

Las angiospermas del género Zostera se localizan en las partes medias e internas de las rías, colonizando hábitats intermareales protegidos, con fondos de naturaleza fangosa o fango-arenosa, y también en zonas medias y externas de las rías, en fondos submareales someros de sustratos arenosos, colonizados por Z. marina.

¿Y cuál es la importancia de estas praderas marinas? En palabras de Jesús Souza Troncoso, del Departamento de Ecología y Biología Animal de la Universidad de Vigo, "muchas de las ventajas que nos aportan no se ven inmediatamente y a veces in situ estas praderas hasta pueden ser un incordio, pero el servicio que prestan es muy alto. Ofrecen protección a los estadios juveniles de especies nectónicas y bentónicas; actúan como bioingenieros reduciendo la acción del hidrodinamismo y favoreciendo la captura de nutrientes que serán utilizados por otros organismos; ofrecen protección para crustáceos y peces; producen oxígeno; el choco utiliza la planta para depositar sus huevos, etcétera. En definitiva, si eliminamos la planta eliminamos los servicios y funciones que ejerce y eso va en detrimento de la calidad del agua, del medio y, consecuentemente, de nuestra calidad de vida".

Previenen la erosión

Como apunta Eva Cacabelos, "las praderas tienen un papel muy importante en el funcionamiento de los ecosistemas marinos costeros, contribuyendo de forma significativa a la biodiversidad marina. Son el hábitat donde se reproducen, crían, alimentan y refugian miles de especies, y son muy buenos indicadores del estado ecológico de los fondos marinos". Las praderas previenen la erosión costera, protegiendo la línea de costa al atenuar el hidrodinamismo, favorecer la sedimentación de material particulado y fijar del sedimento. "Además -añade la investigadora de la Universidad de Azores-, al utilizar nutrientes y producir oxígeno, transformar y acumular sustancias tóxicas, o secuestrar el carbono, contribuyen a mitigar los efectos de la eutrofización, la contaminación costera y el calentamiento global. De su mantenimiento depende la vida de miles de especies, y buena parte de la actividad económica de los municipios costeros".

Las ensenadas de San Simón y de O Grove son dos de las zonas más ricas en zosterarles de la costa gallega. Z. noltii forma extensas praderas en zonas intermareales, ya que está bien adaptada a las extremas condiciones ambientales a las que queda expuesta durante los periodos de emersión (marea baja), mientras que Z. marina se encuentra preferentemente en ambientes eurihalinos de las partes medias y externas de rías y estuarios.

Principales amenazas

Además de los procesos de modificación de la línea de costa, que afectan directamente a los zosterales al provocar la desaparición de fondos blandos, "la explotación de los recursos marinos mediante la pesca artesanal y el marisqueo provocan una continua fragmentación de la planta y la degradación del sustrato, en ocasiones por la introducción de maquinaria pesada en los parques de cultivo", comenta Eva Cacabelos. Añade esta investigadora que en la costa de Galicia los zosterales se encuentran muchas veces cercanos a núcleos urbanos o a áreas de intensas actividades agrícolas, explotaciones forestales o pequeñas industrias.

Los investigadores citan algunos ejemplos de cómo afecta la actividad marisquera a estas praderas, como el marisqueo desde embarcación con rastro de vara que afecta directamente al zosteral cercano a la isla de Toralla, en la ría de Vigo, o el acondicionamiento de los bancos de almeja en la ría de O Burgo, que conlleva la destrucción de la pradera. En el banco arousano de "O Sarrido", explotado por la cofradía de pescadores de Cambados, existe una amplia pradera de Zostera noltii que es regularmente arada con maquinaria pesada para facilitar la cría de moluscos y evitar que la angiosperma colonice rápidamente el área.

"El marisqueo genera una fuerte presión sobre las praderas de fanerógamas marinas ya que es una actividad que comparte nicho, pues la Zostera vive en zonas intermareales o submareales óptimas para el desarrollo de esa actividad", comenta Jesús Souza Troncoso. También puede constituir un problema la invasión de algas exóticas, como sucede con la Gracilaria, alga invasora muy común en el interior de la ría de Vigo, en San Simón, que crece por encima de las praderas de Zostera quitándole la exposición a los rayos solares. "Este hecho no es exclusivo de las especies foráneas -añade Souza Troncoso-, pues la lechuga de mar, Ulva, en algunos casos forma una capa que cubre totalmente las praderas de Zostera y provoca su desaparición temporal".

Por último, el investigador de la Universidad de Vigo destaca la importancia de Z. noltii y Z. marina en la obtención de metabolitos secundarios de origen marino;"la biotecnología azul va por esa senda".

Unos ecosistemas de alta biodiversidad

  • El Atlas de las Praderas Marinas ha procurado reunir todos los estudios existentes hasta la fecha relacionados con las angiospermas, tanto en lo relativo a la planta como a la fauna y la flora acompañante, "y los resultados muestran que las praderas son ecosistemas de alta biodiversidad", señala Eva Cacabelos. Por ejemplo, en relación a la macrofauna bentónica (fauna mayor de 0.5 mm, como anélidos poliquetos, moluscos o pequeños crustáceos, que vive asociada a los fondos), en Galicia se han contabilizado más de 100 especies asociadas a estas praderas en la ensenada de San Simón o más 300 en la ensenada de O Grove. "Además -añade Eva Cacabelos-, estos hábitats atraen a numerosas especies de peces, cefalópodos y aves, que acuden a alimentarse, a protegerse o a descansar a estos hábitats, como caballitos de mar (Hippocampus guttulatus e H. hippocampus), chocos (Sepia officinalis) o numerosas anátidas y limícolas". En relación al estudio de las algas acompañantes, en el Atlas se concluye que la flora asociada a las praderas gallegas de Z. marina es muy rica, superando las treinta especies, mientras que la que acompaña a las praderas de Z. noltii no alcanza las diez especies.

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