La cultura popular, a través de los distintos refranes existentes sobre las frutas, alude a su calidad, bondad, época de consumo, dulzor y muchos otros aspectos que llevan a veces un mensaje comparable con las cualidades de las personas. En el refranero castellano la imagen de las frutas es siempre positiva, como se refleja en la conseja: "Fruta y camino diario para ser centenario" o, en el caso del melocotón que aquí nos ocupa: "Cuando florece el melocotón, el día y la noche de un tenor son", referente a su temporada de recolección y mejor época de consumo, que va de mayo a septiembre, en los días de más luz del año. También hay variedades tempranas y tardías que se recolectan en los meses de abril y octubre.
El Prunus persica es el fruto del melocotonero, una drupa típica, de pulpa carnosa con un hueso duro en el centro. Y a pesar de su nombre en latín, el árbol no procede de Persia, sino de China septentrional. Ya era conocido en el tercer milenio antes de Cristo y considerado símbolo de fecundidad. Llegó a Europa y desde aquí se extendió a América. Fue introducido en Roma en los días de Augusto, donde se distribuyó por todo Occidente. Puede ser de pulpa blanca, de pulpa amarilla y tipo pavía -de pulpa dura o semidura adherida a la semilla-, con dos variedades, el peladillo (nectarina) y el paraguayo, muy cultivadas en España.
Entre sus propiedades nutricionales destacan su bajo aporte calórico, su riqueza en fibra y su contenido en niacina y vitamina A, además de minerales como potasio, magnesio, calcio y yodo. Su calidad, aroma y sabor refrescante alivia la sed de forma natural, nutritiva y saludable. El melocotón y sus variedades pueden ser disfrutados de muchas formas: solos, pelados o con piel, en ensalada, macedonia, cócteles, mermeladas, repostería, sorbetes o helados. También como aperitivo y en postres.
