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ESTELAOctogenarios en plena forma

Severino Escurís Batalla.

Los ejemplos del escritor Mario Vargas Llosa, el empresario Amancio Ortega o el economista Leopoldo Abadía, que siguen activos una vez cumplidos los 80 años, no son algo excepcional. En la sociedad gallega hay un buen número de octogenarios que no han renunciado a una vida fructífera más allá de la jubilación profesional. Médicos, empresarios, artistas, intelectuales, sacerdotes, ejecutivos... que conservan sus facultades y están dispuestos a participar en la vida pública y aportar sus conocimientos, su servicio y su arte a la sociedad.

Con la ilusión por bandera y con afán de seguir aprendiendo, no están quieren encerrarse en casa y prefieren demostrar que todavía son útiles y tienen cuerda para rato, siempre que les respeten los achaques físicos. El aumento de la la esperanza de vida y las mejoras en los servicios de salud plantean nuevos retos sociales, también desde el punto de vista legal.

Trinidad Viña, vocal social de la Sociedade Galega de Xerontoloxía e Xeriatría, entiende que la actual edad de jubilación a los 65 o 67 años "no tiene mucho sentido si se tiene en cuenta la esperanza de vida de la población". En opinión de esta experta en proyectos de envejecimiento activo, no solo vivimos mucho más tiempo sino con mejor salud, "por lo que se cuenta con más años de vida activa. El hecho de cumplir años no significa que tengas que quedarte recluido en tu casa".

Entre las claves para un envejecimiento activo, Trinidad Viña señala las siguientes: la ilusión por seguir aprendiendo cosas nuevas, potenciar las relaciones sociales y no descuidar la formación cultural y la curiosidad por la vida. En cuanto a las relaciones sociales, esta socióloga y educadora social destaca la importancia de las labores de voluntariado y la participación social como el mejor antídoto contra la soledad y el aislamiento, pero también para favorecer la autoestima. Por último, Trinidad Viña critica el "edadismo", la discriminación por la edad que se está dando en nuestra sociedad, y defiende una visión más positiva de las personas mayores, "porque hace falta caminar hacia una sociedad para todas las edades".

Octogenarios en plena forma

Pío Moa Banga, de 88 años, es el tesorero de Secot en Vigo. Seniors Españoles para la Cooperación Técnica (Secot) es una asociación de voluntariado empresarial que aporta experiencia a las nuevas generaciones, asesorando a los jóvenes en sus proyectos. Este antiguo directivo de la Caja de Ahorros Municipal de Vigo está convencido de que los años no son un obstáculo, "lo que hace falta es tener un poco de actividad mental y predisposición a contribuir en algo a la sociedad para compensar lo que hemos recibido de ella. Tenemos el deber de transmitir a los demás nuestro conocimiento y nuestra experiencia".

Jubilado en 1987, siempre ha mantenido la curiosidad por todo lo que pasa a su alrededor y se ha implicado en diversos proyectos; fue, por ejemplo, presidente de la Asociación de Amigos del Sahara. "Ahora tengo un blog en el que escribo todas las semanas un artículo", añade el tesorero de Secot. Para mantenerse en buena forma física, Pío Moa hace un rato de gimnasia todos los días, y recomienda variación y moderación en la comida y en la bebida.

Moa, que lleva desde 1992 colaborando en Secot, cree que todo el mundo debería preparar "un plan de posibles actividades antes de jubilarse, y después estar siempre ocupados, sobre todo en temas sociales y culturales. El afán de aprender no se puede perder; como dice el refrán: vai o vello morrendo e vai aprendendo".

El presidente de la Real Academia Galega, Xesús Alonso Montero, tiene 87 años "y cuatro meses", matiza. Dice que se encuentra bastante bien de salud, "no digo gracias a Dios, sino a la Medicina, y soy uno de los seres humanos privilegiados que puede comer y tener una vida de cierta dignidad". Nunca fumó, prácticamente no bebe y confiesa que "debería ser más austero en las comidas y hacer algo más de ejercicio físico, porque paso bastantes horas sentado. No estoy para jugar en el Barcelona; en el Madrid sí...en el Madrid juega cualquiera", bromea.

Mantiene sus hábitos de lectura, escribe "y pienso bastante, bastante mal del Gobierno", ironiza. En cuanto a su actividad docente, recuerda que cuando en 1999 le jubilaron como catedrático de Literatura Gallega en la Universidad, dijo que debía cumplir la ley "pero ahora que empezaba a saber algo me jubilan. En las actividades de tipo intelectual, una persona avanzada en edad, si no tiene especiales achaques, está en su mejor momento".

Alonso Montero acude dos días por semana a la Academia -el desplazamiento entre Vigo y A Coruña lo realiza en tren- y siempre tiene alguna otra actividad cultural a la que asistir en diversos lugares de Galicia. "Mañana -por el pasado viernes- por ejemplo, tengo que ir al Día das Artes Galegas, dedicado a Castelao en Pontevedra".

A sus 83 años, el pintor Pedro Solveira está más activo que nunca. "La edad no me ha restado absolutamente nada; cada vez voy a más. Estoy convencido de que me faltan manos y brazos para desarrollar mi obra total. Cada vez que hago una cosa se me ocurre otra y otra€ Lo que tengo es problema de almacenamiento de obra en mis estudios de Vigo y A Guarda, porque trabajo con tamaños grandes".

Comenta que tiene "una mala salud de hierro". Y en más de un sentido, porque "sigo trabajando con hierros; lo que sí que dejé fue la técnica de las oxidaciones en hierro porque las emanaciones de gases eran muy tóxicas; en alguna ocasión llegué incluso a sangrar por la boca y el médico me dijo que tenía que dejar las oxidaciones o me llevarían al otro barrio". Eso sí, continúa trabajando con el hierro en sus creaciones, lo que supone una buena actividad física "porque sigo trabajando mañana, tarde y noche. Ya no levanto pesos como antes, pero sigo con el martillo o la radial, y hace falta precisión para no pillarte los dedos. Decía Rilke que el universo del hombre está en la infancia, y yo me críe entre la mecánica y la carpintería de ribera. Y el hierro y la madera son los materiales con los que he trabajado".

"La ilusión, la idea de aportar algo diferente -explica Pedro Solveira- es fundamental en el mundo del arte. La tecnología está para ayudar, pero lo importante es tener la idea de lo que quieres hacer". En su mesa de trabajo hay cientos de papeles con proyectos, y a veces de noche se levanta de cama para anotar una nueva idea que se le ha ocurrido. "Lo ideal es estar siempre en la batalla, siendo consciente de lo que estás haciendo, porque el artista debe ser el primer crítico de sí mismo. Si te recreas en los laureles estás muerto. Hay que decir algo mejor de lo que ya has dicho, hacer algo mejor de lo que has hecho", concluye Solveira.

El médico de familia Antonio Novo Porto, de 81 años, tras jubilarse en el Sergas sigue en activo en su clínica de Vigo. "Tengo pacientes que llevan 40 años conmigo, y algunos me preguntan, preocupados, que cuándo dejaré la actividad; cuando Dios me jubile, les digo, De momento no les viene mal ni a ellos ni a mí, que me mantengo activo". Uno de sus pacientes está a punto de cumplir 101 años. Además de atender la clínica a diario, acude también por las mañanas a los astilleros Freire como médico de empresa.

Asegura que sigue ejerciendo la Medicina "porque tengo vocación", y explica que la tuvo desde los 13 años, cuando su madre falleció a consecuencia de una tifoidea. "Aquel día decidí ser médico e intentar ayudar para que otros niños no perdieran a su madre. Siempre me ha gustado ejercer la Medicina y el contacto humano con la gente". De joven le apasionó el fútbol, pero ahora ya no puede practicar deporte pues padece de hipertensión.

Además de médico, Antonio Novo también es escritor: publicó una novela, "Amor en el Camino de las Estrellas", sobre el Camino de Santiago, y acaba de terminar la segunda."Tengo que pasarla al ordenador, algo que para mí es casi más difícil que escribirla", confiesa.

Natural de A Estrada, el doctor Novo Porto llegó a Vigo en 1964 al obtener una plaza en unas oposiciones restringidas. Tras ejercer su profesión en un pequeño ambulatorio, después trabajó en Coia, primer en el Ambulatorio y después en el Centro de Salud, donde se jubiló en 2004 tras haber pedido antes una prórroga. "Ahora las están denegando, y creo que está mal hecho, porque son personas muy formadas y con experiencia; salvo, claro está, en casos en que la edad afecte a su trabajo, como los cirujanos cardíacos".

A sus 87 años, el sacerdote Ricardo García sigue ejerciendo su actividad como canónigo de la Catedral de Tui. "Estuve 42 años de párroco en Tui y desde el año 2002, en que me jubilé en la parroquia, estoy como encargado de la catedral de Tui. Es más una ocupación que una preocupación. Mi función principal es mantener el culto en la catedral y atender a la gente, sobre todo a los peregrinos". Celebra misa todos los días a las diez de la mañana, y los domingos y festivos, a la una. Procura estar al día en las cuestiones litúrgicas, lee con asiduidad y sigue conduciendo; "hace poco que renové el carné", señala.

"Lo que tiene que hacer uno es dar muchas gracias a Dios por encontrarse así, todavía disponible y con facultades para realizar determinadas labores; el tener algo que hacer siempre es un aliciente". El hecho de mantenerse activo a pesar de haber sobrepasado con creces la edad de jubilación no lo ve como algo extraño, "sobre todo en los sacerdotes, porque tanto por vocación como por necesidad tenemos que atender una serie de servicios que antes se hacían entre varios; hay sacerdotes que llevan cuatro o cinco parroquias".

José González Solla, uno de los referentes de la hostelería gallega, cumplirá 88 años el próximo 9 de abril. Aunque en "Casa Solla" le cedió el relevo en los fogones a su hijo Pepe, se mantiene vinculado al mundo de la gastronomía y preside la asociación Amigos da Cociña Galega.

"Yo tenía una cocina más bien clásica y tradicional -comenta-, mientras que mi hijo dio un salto hacia adelante con una cocina de vanguardia. Cuando le di el relevo en torno al año 1990 me preocupé un poco porque nuestros clientes eran tradicionales y hubo un choque, pero bueno, mi hijo confió en sí mismo y al final ahí lo tienes".

Aunque ya no está al frente del restaurante, José González Solla suele cambiar impresiones con su hijo y colabora en lo que pueda "pero ya como jubilado", aclara. Donde sigue activo es en el mundo de la gastronomía. "Yo a esta profesión se lo debo todo y nunca dejaré de tener algún contacto con todo lo que tenga que ver con la hostelería. Ahora estoy al frente de la asociación Amigos da Cociña Galega como presidente, y me gusta seguir viendo lo que hacen mis amigos y mis colegas".

Admite que al no estar agobiado por el día a día del restaurante ve las cosas "con más serenidad" y puede apreciar lo que está mejor o lo que se podría cambiar en el mundo de la hostelería. "Cuando me reúno con otros colegas solemos intercambiar ideas, veo también lo que hace mi hijo, comparo con otras cosas€ En definitiva, siempre estaré en todo lo que sea vender la cocina gallega, vender Galicia por su producto". Por último señala José González Solla que de toda su vida destaca dos cosas: "haber encontrado una esposa y compañera de trabajo estupenda, y haber elegido una profesión como la hostelería".

El veterano meteorólogo de TVG Santiago Pemán está a punto de ingresar en el club de los octogenarios -cumple 80 años el 7 de abril- y sigue muy activo en cuestiones relacionadas con la meteorología. "Sigo colaborando con la Televisión de Galicia, en el programa ´Mar de fondo´ y en ´Luar´, y en la Radio Galega, en ´Un día por diante´. Haber trabajado en algo que te gusta ayuda mucho a seguir activo tras la jubilación; nadie me impidió abrir la ventana y seguir mirando las nubes", comenta Pemán.

Recuerda que se hizo piloto de aviación muy joven y después descubrió el mundo de la meteorología. "Cambié el aeropuerto por la televisión, y allí sigo". Confiesa que siempre fue parco en la comida y la bebida y que mantiene la tensión baja para su edad. "Tener ilusión, sabiendo cuáles son tus posibilidades, es importantísimo. Hay cantidad de cosas para poder entretenerse. Lo peor de todo es encerrarse en casa. Yo, aunque llueva, me pongo unas botas y un chubasquero y salgo a la calle", apostilla.

Empresarios al pie del cañón

Amancio Ortega acaba de entrar en el club de los empresarios gallegos que se mantienen en activo en sus proyectos tras superar los 80 años

  • El fundador de Inditex, Amancio Ortega, recibió el pasado lunes una grata sorpresa con la original felicitación que le prepararon sus empleados cuando se disponía a recorrer las instalaciones del grupo en Arteixo el día de su 80 cumpleaños. El creador de Zara recibió la felicitación de una plantilla que cuenta ya con más de 130.000 profesionales en todo el mundo. Ortega, un hombre discreto y alejado de los focos, es uno de los empresarios gallegos que se mantienen al pie del cañón a pesar de haber superado con creces la edad de la jubilación, pero no el único. En algunos casos continúan en los cargos directivos mientras que en otros participan de diversa forma en el proyecto empresarial. Desde la Asociación Gallega de Empresa Familiar señalan que, aunque se ha producido en los últimos años un importante relevo generacional, los anteriores responsables continúan vinculados a las empresas que impulsaron o pusieron en marcha.El expropietario de Azkar, Luis Fernández Somoza (San Pedro de Calde, Lugo, 1933) ya no controla la empresa de transportes que adquirió en 1992 y que situó entre las grandes de logística en España, pero sigue invirtiendo en transportes y construcción a través de sus sociedades Subel, Calde y Carteson. Además regenta el polígono industrial Pocomaco.Severino Escurís Batalla (Rianxo, 1925) es otro de los veteranos empresarios que sigue en activo a pesar de su avanzada edad. Tras dirigir durante 70 años la empresa familiar Conservas Escurís que creó su padre, en 1987 fundó Actemsa, SA, empresa que preside y que se dedica a la importación-exportación de pescados, mariscos y cefalópodos congelados y que genera más de 1.000 empleos directos. En noviembre de 2014, Severino Escurís recibió la Medalla de Oro al Mérito en el trabajo, máxima distinción otorgada por el Gobierno de España en esa categoría, como reconocimiento a una trayectoria ejemplar a lo largo de su vida laboral.Otro empresario que continúa llevando las riendas de su empresa familiar es Jesús Freire Pichín (Vigo, 1934), presidente ejecutivo de los astilleros vigueses Construcciones Navales P. Freire. Recientemente recibió un homenaje por sus 50 años al frente de la empresa. Si su abuelo Paulino Freire Piñeiro llegó a tener además de los astilleros de 18 a 20 barcos de pesca de madera, en la etapa de su padre, Jesús Freire Costas, y sus tíos tuvieron en la flota otros tantos de acero, ya congeladores.El astillero vigués puede presumir de no haber quebrado nunca en sus 120 años de historia, de haber mantenido siempre la actividad naval, incluso durante la Guerra Civil, y de ser en la actualidad la factoría naval gallega con más pedidosA sus 82 años, el químico Ignacio Alzueta Amunarriz sigue al pie del cañón en la Compañía Española de Algas Marinas SA (Ceamsa), la empresa que fundó en Vigo hace 50 años. La empresa fue pionera en la investigación con algas y hoy es uno de los cuatro grandes fabricantes mundiales de carrageninas, un producto natural extraído de un tipo de alga rodofícea que se emplea en el sector de la alimentación. Aunque ahora es su hijo quien lleva las riendas de la compañía, él sigue aportando su experiencia como consejero delegado. "Una cosa es trabajar para empresas ajenas y otra muy distinta hacerlo en tu propia empresa. Es mi entretenimiento, y procuro aportar la experiencia de todos estos años de actividad y colaborar con mi hijo", apunta Ignacio Alzueta, que acude todos los días a la empresa.Natural de San Sebastián, Alzueta llegó a Vigo hace 50 años para crear Ceamsa, "porque era aquí en Galicia donde se daba la especie de alga con la que elaboramos nuestros productos". La empresa, en la que trabajan unas 200 personas, exporta el 90% de su producción a 80 países. "Tenemos distribuidores en cada país y nuestros productos se están utilizando en todo el mundo", concluye Ignacio Alzueta.

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