Faro de Vigo

Faro de Vigo

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

-De todos los cambios, ¿cuál es el más determinante a su juicio?

-El que ha tenido que ver con las dinámicas económicas que se han implantado desde finales del siglo XX y con la forma en que los capitales y mercancías se mueven a escala global. La cuestión más determinante es la reconfiguración de los equilibrios de fuerza entre la intervención pública y la regulación, de un lado, y la capacidad de expansión y acumulación del capital, del otro. El nuevo funcionamiento de la economía y del capitalismo financiero está provocando cambios brutales. Primero, la concentración de la riqueza en ciertas zonas del mundo y, dentro de esas zonas, la concentración en cierto tipo de corporaciones. Luego, eso coarta completamente la capacidad de actuación tanto de los estados como de distintos colectivos sociales. Para competir y posicionarse bien frente a estos movimientos de capital los estados pueden hacer cosas como, por ejemplo, facilitar que las empresas no paguen impuestos. Ésa es una de las raíces de la gran recesión. Si no se implantan ciertas reglas de juego e instituciones básicas, es muy difícil evitar los efectos no previstos que generan desigualdad y exclusión. Es por tanto muy difícil para los estados actuar de manera efectiva en las condiciones de trabajo, los servicios públicos y la protección social.

Compartir el artículo

stats