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Faro de Vigo imprimió en gallego la primera novela de Camilo José Cela

El Nobel "movilizó" a las tres grandes figuras de la cultura en la Galicia de la época, Ramón Otero Pedrayo, Vicente Risco y Francisco Fernández del Riego, para conseguir su objetivo: "A familia de Pascual Duarte" (1962)

Cela, recibido en la estación de Renfe por la intelectualidad viguesa de la época (años 60). En la foto, Celso Emilio (al lado de CJC), Darío Alvarez Blázquez, Julio Sigüenza y Santiago Vilas, entre otros.

"Mi querido maestro y amigo,

Preparo una edición en gallego -una de las pocas lenguas europeas a la que no está vertido y, sin duda, la que más me interesa- de mi novela "La familia de Pascual Duarte". Ni que decir tiene que esta edición, sin un prólogo presentación de usted, no tendría objeto o, de tenerlo, ese objeto sería tan nimio que no merecería la pena tomarlo en consideración. Por lo que usted representa en nuestra cultura y por lo que usted pesa en mi ánimo -y en el de todos los jóvenes gallegos- me tomo la libertad de rogarle esas líneas que sirvan de pórtico a mi libro. ¿Querrá hacérmelas?"(Madrid, 31 de octubre de 1952).

Con esta carta dirigida a Ramón Otero Pedrayo, Camilo José Cela iniciaba uno de los proyectos que más le ilusionaron en su vida: la traducción al gallego de "La familia de Pascual Duarte", la novela que le habían lanzado a la fama, su primera novela y, probablemente, la que le convirtió en escritor profesional y dio impulso a una trayectoria literaria que habría de culminar con la consecución del Nobel.

Cela había publicado "Pascual Duarte" diez años antes, en 1942, a los 26 años de edad, revolucionando la narrativa española, de manera que en 1952 ya podía decirse de él que era un autor consagrado.Su ferviente deseo de ver reflejado, en su lengua materna, aquel libro, adquiere pues un tono emotivo que está muy lejos de la imagen frívola del Cela-personaje que todavía, desgraciadamente, pervive.

La respuesta de Otero Pedrayo al requerimiento del joven Cela no se hizo esperar. Dos semanas después, el escritor recibe carta de su admirado maestro: "La simpatía de la juventud es incomparable vino para los viejos. Haré el prólogo (...) No sabe usted la alegría que regala generosamente a su viejo amigo y admirador" (Santiago, 10 de noviembre de 1952). Fue, por cierto,una respuesta radicalmente distinta a la que CJC recibió cuando solicitó de Pío Baroja que le prologase la primera edición de "La familia...": "Si usted quiere que lo lleven a la cárcel, vaya solo, que para eso es joven. Yo no le prologo el libro", le espetó don Pío.

Pero Otero Pedrayo no era Baroja. Todavía no había acabado aquel año cuando Camilo recibe, con fecha del 30 de diciembre, 21 folios manuscritos de un texto del que don Ramón le autoriza a "romper" si no le gusta o "no puede ir" comprometiéndose incluso a hacer otro si el de Padrón se lo solicita. Pero a Cela le gusta.Es más,le gusta mucho y más cuando le hace saber que quiere que esta edición gallega sea, "fuera de toda duda, la mejor de todas".

El gallego de CJC

Todo parecía ir en volandas cuando, tan solo mes y medio después, CJC reconoce ante el patriarca que, tras haber empezado a intentarlo, ha llegado a la conclusión de que su gallego no está a la altura de las circunstancias: "Mi gallego -un gallego de las Rías Baixas, poco cultivado-", le confiesa, "es peor de lo necesario y he renunciado, no sin dolor, ha (sic) llevar la versión hasta el fin". Eso sí, Cela ya tiene en mente quien podría llevar a buen puerto la traducción, Vicente Risco, y ha pensado también a quién se le podrían encargar las ilustraciones: Laxeiro.

A Risco se dirige en carta fechada el 3 de enero de 1953. Se trata de un documento en el que se demuestra que lo de ver su "Pascual Duarte" en gallego es deseo de tal fuste que incluso está dispuesto a pagarlo de su propio bolsillo: "es, sin duda, la edición que más anhelo, aunque también será -y ¡ay!- también sin duda- la única que en vez de meterme cuartos en el arca, me los saque de ella".

Al igual que Otero Pedrayo, Risco también acepta. Y, en principio, trabaja con rapidez, lo cual que a inicios de abril de 1953 ya tiene lista una primera muestra de su traducción, que procede a enviar al autor obteniendo su OK. Pero don Vicente no atravesaba un buen momento y, aduciendo que estaba muy ocupado "porque en Santiago y en Ourense se conversa y se pasea mucho", comenzó a dilatarse en los envíos, lo que a punto está de acabar con la paciencia de Cela, quien a finales de ese año le dice: "Usted sabe los motivos sentimentales y profesionales que me hacen esperar con una verdadera ilusión ese su Pascual gallego.¿Querría usted darme más noticias de él?".

Era tal la desesperacióndel Nobel que, cuando a finales de 1953, vuelve a recibir otro texto de Risco con otra parte de la traducción de su obra hasta no cree que haya sido realizada por Risco, duda de la que Otero Pedrayo le disuade. Para colmo, a Cela tambien le incomoda la "informalidad" de Laxeiro, al que termina descartando del proyecto. El caso es que, hasta octubre de 1955, Camilo no recibió la traducción completa. Y aún no sabía que tendría que esperar otros siete años más.

Del Riego entra en acción

Con el proyecto del Pascual Duarte gallego encallado durante dos años, a partir de 1957, autorizado por el autor para "actuar con total libertad", entra en acción un Francisco Fernández del Riego que desde Vigo, era ya el principal animador de la cultura gallega del momento. Del Riego, de la misma generación que Cela,compartía con él su empuje y dinamismo, frente a la "parsimonia" con la que se tomaban las cosas los "viejos patriarcas". Lo que no suponía es que aquella edición iba a ser una de las más difíciles de su vida. Hombre del círculo de Galaxia, fue en él donde,paradójicamente, don Paco se topó con las primeras dificultades: la editorial de Ramón Piñeiro se negó a publicar el Duarte gallego en base a dos postulados: por un lado, ni entraba en su línea editar traducciones de autores de literatura española y, por otro, en aquella altura Vicente Risco, uno de los fundadores del Partido Galeguista reconvertido en apasionado franquista, era la "bicha negra" del propio galleguismo. Tal impedimento no echó a Fernández del Riego para atrás. La negativa de Galaxia le llevó a acudir a la editorial que regentaban en la ciudad olívica los hermanos Álvarez Blazquez, Monterrey, pero tampoco con ellos se llegó a acuerdo alguno.

Empeñado en la causa, Del Riego se volvió a adelantar de nuevo a sus tiempos recurriendo a lo que hoy en día se conoce como crowfunding, es decir, el método de búsqueda de aportaciones y suscripiciones para la puesta en marcha de un proyecto cultural.

Reunida una modesta bolsa de financiación, Del Riego se encontró con un, en cierta manera, inesperado aliado. Se trataba de Manuel Cerezales, un prestigioso intelectual y crítico literario recién llegado a la dirección de FARO VIGO.

De Cerezales, de cuna lucense y casado con la escritora Carmen Laforet, y de la familia Lema, propietaria del diario en aquellos años, fue de quienes Fernández Del Riego obtuvo licencia para imprimir aquellas tres primeras y únicas tiradas de "A familia de Pascual Duarte".

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