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BLUES DE LA FRONTERA

Iglesias no ha pedido el Ministerio del Tiempo

Iglesias no ha pedido el Ministerio del Tiempo

Craso error! ¿En qué andarían pensando los círculos de Podemos? ¿Qué hacía el habitualmente atento Errejón mientras se redactaba el documento de negociación gubernamental con el PSOE? ¡Cómo se nota la falta de Monedero en estas tesituras! Pablo Iglesias ha entregado un petate de folios a Pedro Sánchez, pero entre sus exigencias no figura la titularidad del Ministerio del Tiempo, ese que han descubierto en TVE y que el lunes pasado inició su segunda serie de capítulos tras el éxito, de público y crítica, obtenido por la primera tanda. ¡Con razón a Iglesias le han espetado que "no sabe dónde está"!

Hace años que el ente público no emitía una serie de idea tan ingeniosa. Tanto, que hasta quienes nos proclamamos sus seguidores ya empezamos a dudar si acaso no sería verdad eso de que, en tiempos de Isabel la Católica, un judío condenado a la hoguera proporcionó a la reina el secreto de las puertas que conducen a cualquier época del pasado de España.

El primer episodio de esta nueva ronda ha sido demoledor. Resulta que, desde 1960, en vísperas del rodaje de la película protagonizada por Charlton Heston, el mismísimo Cid Campeador ya no es el que era, sino un funcionario que le sustituyó en los últimos veinte años de su vida porque el verdadero Rodrigo Díaz fue asesinado por un moro antes de tiempo.Y a fe que el tal funcionario lo hizo bien, porque hasta entonces, el de Vivar no era más que un bruto y soez mercenario a sueldo, muy lejos del héroe al que los trovadores convirtieron en legendario en el Cantar del Mío Cid.

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Y es que estos agentes al mando de Jaime Blanch son todo un ejemplo y nada tienen que envidiar al mejor James Bond. Los espectadores de la serie ya hemos visto cómo se las arreglaron para que Cervantes no zarpase en el barco al que estaba destinado en la batalla de Lepanto (si lo hubiera hecho, no habría escrito El Quijote porque de ese barco no se salvó nadie) o la sibilina manera en que consiguieron que España no entrase en la Segunda Guerra Mundial, que no se debió a que Franco fuese especialmente hábil en su negociación con Hitler , sino porque un comando del Ministerio manipuló astutamente la conversación entre el Caudillo y el Führer provocando el desasosiego de herr Adolf.

Cierto es que la función del Ministerio de Tiempo, tal y como nos la venden sus guionistas, es procurar que lo escrito en la Historia se cumpla y respete pero ¿y si hubiese un cambio, una reforma en sus estatutos?¿Y si al ministro de turno se le ocurriese que, si se puede hacer algo para preservar la Historia, también se puede hacer para cambiarla, para hacer desaparecer todo aquello que no nos gusta de nuestro común y patriótico pasado?

A mí, a bote pronto, ya me vienen a la cabeza varias ideas: enviar un agente, o varios, para impedir el golpe de Estado de 1936 que dio lugar a la guerra civil, para evitar el Desastre de 1898, para que Fernando VII no reinase después de la Guerra de la Independencia, para que no hubiesen asesinado a Canalejas, para que no expulsasen a jesuitas y judíos, para que no hubiesen masacrado a incas, mayas y aztecas...¡Qué fallo, Pablo, qué fallo! El futuro no existe, no es palpable, pero se ve que, al menos en este país, el pasado aún sí.

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