Hace casi cinco años que el restaurante El Rincón abrió sus puertas al lado del puerto de O Grove. Con la buena materia prima gallega como signo de distinción, tanto de mar como de tierra, se ha hecho un importante hueco en la gastronomía autóctona, tanto por su calidad como por su atención al cliente. En este rincón culinario en el que se cuidan todos los detalles se combina a la perfección la tradición de la cocina con raíz con una presentación contemporánea. Surtido, buen producto y trato cordial son las bazas de este establecimiento que cuenta además con una agradable terraza en la que degustar las elaboraciones de su amplio catálogo. La música y los cócteles se suman a las opciones de este restaurante diferente, lo que convierte la velada en más amena todavía.
Su carta integra numerosas y sabrosas propuestas que van siempre con el mercado. En un concello marinero como O Grove lo más fresco del Atlántico está en el plato, sea en forma de pescados o mariscos. Un equipo de tres cocineros se ocupa de que todo esté siempre en su punto, desde el pulpo a las navajas, calamares, gambas, almejas o zamburiñas -entre otros- a los que siguen pescados -siempre de temporada- de una amplia carta en la que figuran también, además del emblemático marisco, arroces -de bogavante, de vieiras con jamón de bellota- y carnes gallegas, con protagonismo del buey a la piedra u otras elaboraciones como escalopines al oporto, solomillo de ternera o las carrilleras de ibérico con verduritas en salsa de champiñones. La huerta de la zona también tiene su apartado con vegetales de estación.
A la cocina se suma le decoración de este restaurante luminoso y acogedor que tiene varios ambientes, con una bodega que incluye más de trescientas referencias y con espacio para celebraciones o reuniones de empresa. Todos los fines de semana del año hay actuaciones musicales en directo que cuentan con un público fiel que aprecia el maridaje de platos y buena música.
A José Norat Deza, gerente del grupo hotelero que lleva su apellido y supervisor de los fogones del establecimiento grovense, la hostelería le viene de familia. Sus padres abrieron el primer restaurante a la carta en la playa de Paxariñas en el 68 y más tarde un hotel. Dice que no hay secretos, solo la calidad del producto, la autenticidad y la honestidad con el cliente. En este tiempo el local se ha ganado una merecida reputación dentro y fuera de Galicia, con comensales fieles que gustan de disfrutar aquí del momento de mesa y mantel.
