El Celta vive días gloriosos, que disfruta aún con mayor pasión porque tiene fresco el recuerdo de los tiempos duros. Pero la vida ha cambiado para el conjunto celeste. 2015 lo demostró de manera plena, tanto en lo deportivo como en lo económico y social.

Bajo la dirección de Eduardo Berizzo el Celta ha vivido doce meses en las nubes, convertido en una de las sensaciones del campeonato y peleando por metas inimaginables. Solo el primer mes del año el equipo se tambaleó en aquella crisis de resultados -que no de juego- que lastró al grupo. Desde ese momento el Celta fue un cohete que recuperó e incrementó el protagonismo. Peleó hasta las últimas dos jornadas por meterse en competición europea en un ejercicio de fe pocas veces visto.

Pero lo mejor llegaría después del verano. El Celta se rearmó bien pese a las salidas de algunos futbolistas como Santi Mina -que dejó diez millones de euros en caja-, Krohn-Dehli, Charles o Larrivey. Se movió en el mercado con agilidad para recuperar a Iago Aspas en un movimiento muy importante para el club, fichar a Wass, a Guidetti y a Drazic. Una plantilla corta, que mantenía a pilares como Nolito y Orellana, con espacio para que el técnico eche mano de los jugadores más jóvenes y los productos más sobresalientes de la cantera. El plan en el que se insiste desde la cúpula del club. Y el resultado ha sido magnífico, superior a lo esperado. El Celta realizó los dos primeros meses de competición mejores de su historia. Solo comparables a los tiempos de Víctor Fernández en el banquillo. No era solo el hecho de ganar partidos, sino cómo los ganaba. La personalidad del equipo para desafiar a cualquier rival ha sido una de las cosas que más han enorgullecido a los seguidores que han convertido en una fiesta cada día de partido. La gran conquista de Berizzo fue precisamente esa, conseguir un equipo que juegue con grandeza pese a sus limitaciones presupuestarias y deportivas. Ese arranque tuvo su punto culminante con la victoria sobre el Barcelona por 4-1 en Balaídos. Hacía muchos años que nadie vapuleaba de una manera tan absoluta al mejor equipo del mundo en la última década. Lo hizo el Celta tras un despliegue asombroso. Los de Berizzo despiden el año, tras superar al comienzo de diciembre una pequeña crisis de juego, en la cuarta posición, a tiro de piedra de los líderes de la clasificación. Nunca el Celta ha estado a estas alturas con los 31 puntos de los que presume en estos momentos. Tiene en su mano firmar la mejor primera vuelta de su historia. Es difícil marcharse en mejor situación de vacaciones. La prueba de lo bien que se están haciendo las cosas dentro del terreno de juego.

Pero fuera de los campos, la vida del Celta también es extraordinaria. Durante este ejercicio el club alcanzará la deuda cero, una situación envidiable en el fútbol español. El plan desplegado hace años, acompañado por el rendimiento de algnas operaciones de venta de futbolistas, han llevado al Celta a una situación ideal para prolongar su crecimiento y para ampliar el proyecto que Carlos Mouriño ha puesto en marcha hace unos años.

El club compra el edificio del Mercantil para llevar su sede al corazón de Vigo

  • Los presidentes del Real Club Celta de Vigo, Carlos Mouriño, y del Mercantil, Ignacio Pérez Amoedo, firmaron en el mes de abril la venta del edificio de Príncipe, en el corazón de la ciudad, que se convertirá en la futura sede del Celta, con lo que el club abandonará la Plaza de España. La operación se cerró con el abono de 3,7 millones de euros en el momento de la compra más 1.250.000 euros en avales bancarios.El Celta calcula que un año después del comienzo de las obras (que están a la espera de la licencia municipal) la sede estará a disposición del club y de los socios y aficionados del club. La entidad tiene previsto situar diferentes dependencias y convertir el edificio en una fuente de ingresos para el club. En la planta baja se instalarán una tienda de Adidas y un café temático. Habrá policlínica en la segunda planta, residencia de jugadores, las oficinas del club, un salón en el que se podrán realizar diversos actos e incluso alquilar y en la última planta la intención es situar un restaurante de cierto nivel.Para el club esté es uno de los proyectos básicos en la integración plena con la ciudad.