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Apogeo y ocaso de la industria ballenera

A finales de los años 70 del siglo XX las factorías de IBSA y Massó daban trabajo a 233 personas y exportaban a Japón 2.000 toneladas de carne de este cetáceo

Una ballena en el interior de la factoría de Punta Balea de Massó, en Cangas. // FDV

Tras un paréntesis de casi dos siglos, la actividad ballenera volvió a Galicia en los años veinte del pasado siglo de la mano de armadores noruegos y españoles. La actividad se concentró en tres lugares: la ría de Vigo -con una factoría flotante y otra terrestre-, en el Cantábrico con la factoría de Morás (Viveiro), y en la Costa da Morte con la más importante de todas, la de Caneliñas (Cee).

El regreso a la actividad ballenera estuvo vinculado a dos compañías hispano-noruegas. En junio de 1924 se estableció en la ría de Vigo la factoría flotante "Rey Alfonso", propiedad de la compañía A/S Corona, y unos meses más tarde fue la Compañía Ballenera Española S.A. la que instaló la factoría de Caneliñas en Cee. Durante la etapa noruega destaca la gran cantidad de capturas registradas en muy poco tiempo, nada menos que 1.023 en la campaña de 1926. En el siglo XX la actividad ballenera se centró en los cachalotes y el rorcual común, aunque también se "pescaba" el rorcual norteño y el azul, el más grande de todos los cetáceos.

Los barcos de vapor utilizados entonces tenían de 35 a 40 metros de eslora, y en la proa artillaban un cañón-arponero para poder cazar los grandes rorcuales; se trataba de un pesado artilugio de unos 80 kilos, con cuatro garfios articulados para aferrar la captura y provisto de una granada explosiva en la punta para acelerar su muerte. Por lo que respecta a las tripulaciones, en los años veinte estaban formadas por una docena de hombres: capitán-arponero, dos maquinistas, un timonel y seis o siete marineros en cubierta. Más adelante, los buques de IBSA y Massó llegaron a enrolar a más de 14 marineros.

En 1943 se fundó la empresa Industria Ballenera Sociedad Anónima (IBSA), que tres años más tarde recuperó la actividad en la vieja factoría de Caneliñas. Por su parte, los hermanos Gaspar y José María Massó impulsaron en 1952 la creación de la Factoría Ballenera de Balea, en Cangas, que entró en funcionamiento en 1955, y posteriormente otra en Morás (Viveiro). Los Massó intentaron la aventura en solitario, pero en 1971 se vieron obligados a fusionarse con IBSA para salir adelante. Y es que el abastecimiento de cetáceos en su factoría de Cangas, en la que por entonces trabajaban entre 60 y 70 personas, dependía de IBSA, propietaria de la concesión de pesca en esta parte de la costa gallega.

Como señala Felipe Valdés, autor del libro "Los balleneros en Galicia (siglos XIII al XX)", el radio de acción de la factoría de Massó en Cangas era muy amplio; las ballenas se capturaban desde el banco de Galicia, situado a unas 70 u 80 millas de Finisterre, hasta la costa de Portugal. Entre 1971 y 1980, según datos de la Sociedad Gallega de Historia Natural, se capturaron en Galicia 4.338 cetáceos. A finales de los años 70, la industria ballenera mantenía 233 empleos en Galicia y era la actividad que más exportaba a Japón de todos los sectores de industriales españoles. Entre 1978 y 1980 Galicia exportaba al país nipón 2.000 toneladas de carne de este cetáceo, por las que facturaba el equivalente de 3,61 millones de euros. Dos antiguos balleneros de Cangas, Plácido Montenegro y Francisco Alfaya, "Chuco", recordaban que durante los años de mayor actividad "llegamos a capturar once cachalotes en un mismo día", y un solo barco podía cazar al año más de cien ballenas.

Aunque los balleneros gallegos ejercían una actividad de muy baja intensidad en comparación con la de otros países, España se convirtió en los años 80 en el centro de la campaña antiballenera mundial. En abril de 1980, dos minas magnéticas hundieron a los buques balleneros "IBSA Uno" e "IBSA Dos" en el puerto de Marín. En junio de ese mismo año, el buque ecologista "Rainbow Warrior", de la organización ecologista Greenpeace, fue apresado por una fragata de la Armada española por impedir la caza de cetáceos al ballenero "IBSA Tres" a menos de 12 millas de las islas Cíes. Las protestas de los grupos ecologistas fueron determinantes para que en 1986 la mayoría de los países, entre ellos España, dejasen de cazar ballenas tras suscribir una moratoria internacional. Los marineros gallegos capturaron su última ballena en octubre de 1985.

El "IBSA Uno", museo flotante en noruega

  • Uno de los barcos balleneros más conocidos de Galicia, el "IBSA Uno" se salvó en el último momento del desguace y desde 1989 forma parte del Museo de la Ballena en la localidad noruega de Sandefjord con su nombre original: "Southern Actor". El buque había trabajado en la actividad ballenera para IBSA y para Massó Hermanos. Construido en Inglaterra en 1950, el "IBSA Uno" fue objeto de un atentado con minas magnéticas en 1980 cuando se encontraba en el puerto de Marín. Ahora es una de las principales atracciones del único museo de la ballena de Europa.

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