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Los refugiados, testimonio de un fotógrafo gallego

Con los refugiados caminó semanas el fotógrafo gallego. // Gabriel Tizón

Ferrolano de 1973, supe hace poco de la existencia del fotógrafo Gabriel Tizón, a pesar de sus muchos premios y no menos recorridos solidarios, comprometidos con dramas como el actual de los refugiados. Cuenta Tizón, con el que acabo de escribirme, que su vida estaba totalmente desorientada y apuntaba mal. Nadie, incluída su familia, confiaba en él pero la fotografía apareció en su vida a los 16 años, cuando un amigo le enseñó a revelar; le pareció magia y, desde entonces, la utilizó para posicionarse en esta sociedad, le ofreció la posibilidad de sentirse protagonista mientras observaba y escuchaba a los demás. La fotografía para él se convirtió en sinónimo de supervivencia, la palabra de lo intuitivo, la voz de sus dudas. "Mientras fotografío -dice- encuentro un refugio de soledad y, a la vez, aprendo a comunicarme con los demás, a sentir empatía por lo humano, a ser vecino en la distancia". Y esto último es el motivo que hoy acredita que Tizón ocupe este espacio, después de muchas semanas recorriendo 6 países con miles de personas que caminan todavía por Europa escapando de sus injustas guerras. Esos huídos de la peste bélica que ahora ocupan las portadas de nuestros telediarios a riesgo de que nuestra mirada se acostumbre a su dolor y pasen a ser objeto, si acaso y mientras siguen muriendo, de sus páginas interiores.

No parece que sentimiento y solidaridad sean las guías únicas por las que los países pueden regirse, porque el problema de los refugiados es complejo para quienes los reciben. No pueden ceñirse sus gobiernos simplemente a estas consideraciones, a una complaciente compasión por nuestros iguales que es ciertamente del más alto rango humano, pero que debe conciliarse con soluciones de acomodo para esta hormigueante población trashumante de desheredados que permitan la supervivencia en orden de los países de acogida. Pero testimonios como el de Gabriel Tizón, caros compromisos como el suyo caminando entre espinas con refugiados que podríamos ser nosotros, nos obligan a no cerrar los ojos, a no meter la cabeza en tierra cual avestruz ante el terror por lo que suceda. Me plantea Tizón una duda: ¿qué es un refugiado? En teoría una persona que escapa de un conflicto y solicita asilo, pero él añade otra duda: ¿que es un conflicto? ¿un lugar que bombardean? "¡No! -me dice Gabriel-. Eso será para quienes lo inventaron como negocio y para quienes quieren creerlo, pero para mí no, y necesito decirlo como lo siento. Un refugiado es una persona que huye de una situación injusta por la que tiene que abandonar su casa en contra de su voluntad. Nunca conocí a nadie que lo hiciese por placer, ni ahora, ni en países africanos, ni en Galicia... a nadie".

No son los disparos para este fotógrafo lo que justifica la existencia de un conflicto y lo que da alas a las decisiones de huída de quienes se convierten en refugiados. No solo. En África, por ejemplo, millones de personas están huyendo cada día de la peor de las balas, el hambre, pero no está considerada un arma como para conceder a sus afectados derecho de asilo político. "Estas personas -me cuenta Gabriel- llegan sin el título de 'refugiados' a nuestras fronteras desde hace ya demasiados años, igual que nosotros fuímos un país emigrante hace no tantos, y quien sabe si mañana. Tenemos refugiados entre nosotros, como los saharahuis desde hace más de 40 años, y no hacemos apenas nada en proporción a los que somos. Y tengamos cuidado con los simbolismos porque cuando la foto del niño muerto en la playa se dejó de publicar parece desaparecer el problema;y más de los mismo con el vídeo del hombre que junto a su hijo recibió la patada de la periodista húngara y es recibido por un equipo de fútbol". Siguen falleciendo cientos de niños en el mar que no tienen foto, y sigue habiendo cientos de padres y madres que siguen recibiendo patadas que no tienen vídeo

El Proyecto Muros, en que está embarcado Gabriel Tizón, es una pequeña aportación. Buscadlo en su página web o en facebook si quereís participar en el mismo, como ya han hecho muchos gallegos. Estos días inaugura en Ferrol una exposición y presenta un libro con textos de refugiados. El objetivo del "Proyecto Muros" es dar a conocer esta situación desde la perspectiva de sus protagonistas, para sentir la cercanía y ánimo de la gente que los recibe, tener presencia para no caer en el olvido, posibilidad económica ya que los beneficios son íntegros para los autores de los textos y, lo más importante, su autoestima para comenzar una nueva vida.

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