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Diario de un cirujano gallego en la guerra civil española

Rescatan los apuntes biográficos del doctor Fernado Alsina González, consuegro de Ramón del Valle Inclán

En medio de dos soldados convalecientes

"Por la tarde fuimos a Irún. Cuanto se diga de la destrucción de este hermoso pueblo, es pálido ante la realidad. Sólo los chalets y las casas aisladas y que por consiguiente no formaban manzana se pudieron salvar; las otras fueron quemadas por los marxistas antes de abandonar la población. ¡Parece mentira que la maldad pueda llegar a tales refinamientos! Un falangista nos lleva a un chalet que no ha sido saqueado más que muy parcialmente y que está en la parte más alta de la población, y desde allí podemos ver cientos y cientos de casas destruidas. La avenida de Colón, por la que paseamos, tenía, al decir de los contados vecinos con los que podemos hablar, pues casi todos huyeron, ciento ochenta y tantas casas de las que sólo tres quedan en pie€" (16 de septiembre de 1936). Este es un extracto de "Diario de Guerra" (Alvarellos), un libro que saldrá publicado la próxima semana en el que se recoge un diario inédito de la Guerra Civil Española, cien fotografías y documentos nunca vistos hasta ahora, reelaborado por el historiador Ricardo Gurriarán a partir de los apuntes rescatados del doctor Fernando Alsina González (Santiago, 1881-1952).

Fernando Alsina fue un destacado cirujano de la Galicia de la primera mitad del siglo XXI, fundador del Sanatorio San Lorenzo (1920), alcalde de la capital de Galicia durante un año (1929), firmante en 1933 del manifiesto de apoyo al Estatuto gallego y consuegro del célebre escritor Ramón María del Valle Inclán. Entre septiembre de 1936 y febrero de 1937,el doctor Alsina estuvo en diferentes puntos del frente de guerra ejerciendo labores quirúrgicas, dejando escrito un detallado diario que ahora, ochenta años después, ve por fin la luz.

La recuperación de este documento -en la que colaboraron los propios nietos del médico, Fernando López Alsina, Joaquín del Valle Inclán Alsina y su hermano Javier- representa todo un ejericio de memoria histórica a través de las impresiones de un hombre conservador, católico, que apoyaba a Franco, pero cuya peripecia personal está llena de matices, de afinidades galleguistas y de complejos episodios personales y profesionales. Al respecto de las convicciones políticas del doctor Alsina, confiesa el editor Enrique Alvarellos que tuvo ciertas dudas sobre si publicarlo o no. "Me pregunté -dice- si publicando este diario le daba voz, una vez más, a los vencedores, a los que tuvieron ya la voz y el argumento aplastantes durante cuarenta años de dictadura. Pero, hablando con Ricardo Gurriarán, éste me informó de que Fernando Alsina era uno de los intelectuales gallegos que en 1933 apoyaron la autonomía de Galicia". "A nuestro protagonista, por lo tanto -concluye el editor santiagués,- no podríamos calificarlo exactamente como uno de los vencedores, sino más bien de aquellos que, si no se portaban bien, podrían ser depurados, un caso muy semejante a los de Álvaro Cunqueiro y el propio Gonzalo Torrente Ballester".

La primera noticia sobre la existencia de este excepcional documento llegó hasta Alvarellos por mediación de Joaquín del Valle Inclán Alsina el 5 de enero de 2013 durante los actos de la conmemoración del 77 aniversario de la muerte de Ramón del Valle Inclán: "En medio de la conversación, Joaquín -refiere Alvarellos- me preguntó si me interesaría un inédito de "mi otro abuelo." Le dije que sí aunque, como suelo hacer, debería darme un poco de tiempo para poder valorarlo".

Días después, el editor recibía por correo electrónico una copia transcrita de aquel "Diario de Guerra" y "cuando lo leí, capté su interés editorial inmediatamente". Se trataba de un manuscrito de 38 folios que recogía la experiencia como médico de guerra del bando franquista, en el que narraba un "viaje" que lo había llevado a ejercer como cirujano por varias ciudades y poblaciones de España, desde la propia Compostela hasta Asturias, pasando por Burgos, Segovia, País Vasco o Sigüenza.

Cuando, a su vez, Ricardo Gurrirará recibió el Diario, comenzó a buscar motivaciones profundas, el contexto vital de un personaje que, pese a su prestigio, estaba totalmente olvidado, un hombre culto y sensible con un pasado, para los franquistas, liberal o de cierta heterodoxia (pese a ser un conservador sin fisuras)€Un Fernando Alsina misteriosamente decepcionado al final de sus días, que fue cuando,según se deduce de las investigaciones de Gurriarán, procedió a reescribir sus apuntes. "Es evidente -afirma Alvarellos- que el doctor, en sus últimos días, quería dejar testimonio, para el futuro, de lo que en aquellos meses desgraciados había presenciado, y también de su actividad médica y humana en el frente".

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