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Ocho virreyes y once virreinatos

La incorporación de la antigua nobleza de Galicia a la Corona castellana facilitó los nombramientos de nobles gallegos

GASPAR DE ZÚÑIGA ACEVEDO Y VELASCO | Nacido en: Monterrei (Ourense) >> VIRREY DE NUEVA ESPAÑA (1595/1603) Y DE PERÚ (1604/1606)

Asimilada (y sometida) progresivamente por la corona de Castilla, la antigua nobleza del reino de Galicia comenzó a desempeñar puestos claves en el proceso de colonización del Nuevo Continente. De todos ellos, el de virrey era evidentemente el más importante, y quien inició la serie fue un personaje de contrastado peso político, Gaspar de Zúñiga Acevedo y Velasco, V Conde de Monterrey, quien el 5 de noviembre de 1595 accedería al cargo de virrey de Nueva España, nombrado por Felipe II.

A él se deben las primeras incursiones de intento de conquista de la Baja California, aunque en su legislatura destaca la promulgación de un decreto por el cual los indígenas, que vivían esparcidos por los montes, fuesen recluidos en poblados, pero conservando los derechos de sus tierras y disponiendo que fuesen libres para el servicio de los campos y las minas, evitando así que fueran engañados y explotados por los mineros y por los ricos propietarios. Tras el éxito de su gestión en Nueva España, Zúñiga se haría cargo del virreinato de Perú, en cuya capital, Lima, fallecería en 1606.

Casado en primeras nupcias con la tercera condesa de Moctezuma, el redondelano José Sarmiento de Valladares fue el último virrey de la Nueva España que sirvió bajo la Casa de Austria. A su regreso a España, como reconocimiento a sus servicios en México se le concedió el 15 noviembre de 1704 el título de duque de Atrisco, sin que su equívoco papel durante la arribada de la flota a Vigo en la derrota de la batalla de Rande pesase en su contra. Su donativo de 100.000 escudos de plata entregados a la Corona para sufragar las urgencias de la guerra contribuyeron a ello.

Más adelante, agradeció con un donativo de 1.000 doblones de oro una renta de 4.000 concedida por el rey sobre rentas situadas en la provincia de Yucatán. Muestra de que siguió contando con el favor del monarca hasta el final de sus días, la tenemos en que entre agosto de 1705 y febrero de 1707 asumió interinamente la presidencia del Consejo de Indias.

Hijo de Diego Sarmiento de Sotomayor, primer conde de Salvatierra y marqués del Sobroso, García Sarmiento fue nombrado virrey de la Nueva España el 1 de julio de 1642. Allí se enemistó con el obispo de Puebla, Juan de Palafox y Mendoza, debido al apoyo que brindó a los jesuitas en las disputas que mantuvieron con el prelado y, llegadas algunas quejas a la corte, se optó por su traslado al Virreinato del Perú, el 8 de julio de 1647.

Aunque llegó al Callao el 28 de agosto de 1648, su entrada oficial en Lima se efectuó el 20 de septiembre de 1648. Ante posibles incursiones de los portugueses, dispuso que los comerciantes de esa nacionalidad vendieran las naves que poseían para sus operaciones en el Océano Pacífico, y para cortar la circulación de la moneda de baja ley, limitó primero su valor cancelatorio y luego declaró su invalidez. Ordenó, asimismo, la Real Hacienda, cobrando los adeudos al fisco y promoviendo la actividad minera. Concluyó su mandato el 24 de febrero de 1655, pero permaneció en Lima, debido al estado de guerra entre España e Inglaterra.

Aunque nacidos, respectivamente, en Madrid y Segovia, también merecen consideración de virreyes gallegos (pues a la nobleza de Galicia pertenecían) Pedro Antonio Fernández de Castro y José Antonio de Mendoza Caamaño.

Fernández de Castro, X Conde de Lemos, llegó el 9 de noviembre de 1667 al puerto del Callao e hizo su entrada en Lima tomando posesión de su cargo el 21 de noviembre como nuevo virrey del Perú. Fue famoso en ese período por ser "justiciero e inflexible", así como preocupado por la pureza de prácticas religiosas. Impulsó la construcción de edificios y fundó algunas instituciones públicas como un hospital para indios convalecientes y un hospicio para mujeres arrepentidas: la Casa de las Amparadas.

José Antonio de Mendoza Caamaño fue nombrado virrey del Perú por Felipe V de España a los 68 años de edad. Entre 1735 y 1745, período en el que permaneció al frente del virreinato peruano, se ocupó especialmente de mejorar la hacienda y la producción minera. Reprimió las sublevaciones de 1739 y 1742 y, a partir de entonces, trató de controlar la corrupción que, junto con la esclavitud a la que en la práctica estaba sometida la población indígena por el sistema de la mita y el incumplimiento de las ordenazas reales, habían provocado las mencionadas rebeliones.

El último virrey gallego fue Francisco Gil Taboada y Lemos, un destacadísimo militar que, tras ejercer la capitanía general de Nueva España, se hizo cargo durante una brevísima etapa del virreinato de Nueva Granada y, después, del de Perú. Posteriormente, jugaría un importante papel en la Guerra de la Independencia contra los franceses.

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