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El Coche del Pueblo

Nos obligan a depender del trasto, nos lo venden como un placer y un lujo y nos dejan sin alternativas: el transporte público está que da pena

El Coche del Pueblo

El fraude de las emisiones tóxicas de los vehículos diesel de Volkswagen en Estados Unidos es de dimensiones apocalípticas. A la hora de redactar estas líneas (¡nuestro lugar común favorito!), resulta que la cosa no se queda en los USA, sino que afecta a 11 millones de vehículos en todo el mundo. Una risa, vaya. Las acciones en bolsa del gigante alemán entran en caída libre, y el multazo al que se enfrenta puede ser de esos que ya no te dejan tomar el vermú los domingos. Algo huele mal cerca de Dinamarca.

El chanchullo es complejo: hizo falta una trampa informática considerablemente difícil de diseñar y de detectar. O sea que no se trata de un error, sino de una picaresca típicamente española, pero adaptada por la industria automovilística germana -y su poderío- a tiempos de crisis global. El truco consistía/consiste en fabricar motores de escape delirante (unas 40 veces lo permitido en USA, donde las normas son más permisivas que en Europa) bajando la emisión cuando el vehículo era revisado por la ITV de allí. Todo se fue al guano cuando un equipo de la Universidad de Virginia analizó emisiones de motores a petición de una ONG especializada en transportes ecológicos. El mito de David y Goliat se vuelve a repetir. La historia tiene un aire a la de Clair Patterson, el geoquímico que estableció la edad de la Tierra, con un margen de error de 70 años, en la década de los sesenta del siglo pasado. Analizando espectros químicos para ello, Patterson comprobó cómo los niveles de plomo (el veneno que enloquece) en la superficie del mar eran enormes comparados con los de las capas más profundas: algo maligno caía del cielo y sólo podía proceder de los tubos de escape. Tras una lucha titánica casi solitaria, Patterson acabó con el gigantesco negocio de la gasolina con plomo. La gente lista de Virginia parece reproducir la historia.

El automóvil es el Gran Timo del Siglo XX, aumentado hasta el delirio en lo que va del XXI. Nos obligan a depender del trasto, nos lo venden como un placer y un lujo y nos dejan sin alternativas: el transporte público está que da pena (vean, si no se lo creen, lo de los trenes de cercanías en Galicia o lo del metro en Madrid). Y hay más: se privatiza el subsuelo de las ciudades para cobrar lo indecible por aparcar en el centro, se construyen autopistas de peaje privadas gastando millonadas en asfalto y hormigón, los combustibles cuestan un dineral solamente justificable por el negocio cómplice del estado con las petroleras... Por si fuera poco, tras el intento de envenenamiento con plomo, ahora nos envenena Volkswagen (y vaya usted a saber si no hay otros haciendo lo mismo) con emisiones de gases muy por encima de lo permitido. Vale, tragamos con todo: lo que ya es absolutamente intolerable es lo de llevar reguetón a todo volumen con la ventanilla bajada. Alguien tiene que parar esta locura.

@JulianSiniestro

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