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Galicia, costa de tiburones

Alrededor de medio centenar de especies de escualos habitan en aguas gallegas. El aumento de avistamientos se debe a que Galicia no es solo zona de paso sino también de cría

"Cabeza de saurio, con la boca en posición terminal, encajada en un cuerpo anguiliforme, delgado y alargado. Sus dientes tricuspidados son también característicos: presentan cúspides finas y afiladas como poteras inclinadas hacia el interior de la boca: una trampa perfecta para los pequeños peces y cefalópodos de que se alimenta. Vive en aguas profundas, entre los 50 y los 1.500 metros. Científicos como Tanaka creen que su período de gestación puede ser superior a los 3 años, el record de los vertebrados. Es el tiburón más primitivo de las más de 510 especies descritas hasta hoy". Este texto pertenece la ficha del denominado tiburón anguila (Chlamydoselachus anguineus), en palabras de Toño Maño, "una de las joyas del mar de Galicia".

Maño lleva unos 25 años recopilando datos acerca de las especies de tiburones localizadas en aguas de las costas gallegas, y su último resultado resulta, para los profanos, cuando menos sorprendente: lleva 47 especies catalogadas de este escualo. Pese a no ser biólogo, la labor de Maño no ha pasado desapercibida entre los científicos que estudian la fauna marina de Galicia. De hecho, el biólogo Rafael Bañón le da todo el crédito del mundo. Bañón, autor de un inventario de especies en el año 2010 (el último oficial realizado hasta la fecha) cifraba el número de especies de tiburones localizadas históricamente en Galicia en 35. Rafael Bañón aclara que "al tiburón en general no podemos considerarlo una especie exótica en Galicia. De hecho, Cornide Saavedra ya lo identificó y catalogó en su Historia natural de los peces y otras especies marinas de Galicia publicada en el año 1788".

Pero en la actualidad hay un dato muy revelante: el número de avistamientos de tiburones en la costa de Galicia se ha venido incrementando progresivamente en los últimos tres años "y además -añade Bañón- desde 2013 estamos encontrando crías de tiburones, la mayor parte de ellas de la especie tintorera, lo cual es un dato muy novedoso, porque quiere decir que la costa gallega no es solo zona de paso de tiburones, sino también de cría, como lo demuestran los más de cuarenta avistamientos registrados el verano pasado. Pero a día de hoy está demostrado que Galicia forma parte de la una zona de puesta que va desde el Norte de África hasta el Golfo de Vizcaya".

¿A qué puede deberse este incremento de especies de escualos en nuestras costas? "Todavía están por estudiar las causas exactas -reconoce Rafael Bañón- . Resultaría preciso, dado que las temperaturas de nuestras aguas están resultando cada vez más altas, realizar un estudio climático".

El impacto del film "Tiburón"

  • Tenía no más de diez años de edad el ribeirense Toño Maño cuando asistió a la proyección de la película "Tiburón" (1975), basada en la novela del mismo título de Peter Benchley. "Fue tal la impresión que me causó -confiesa- que durante mucho tiempo ni me atrevía a siquiera a ir a la playa".De aquel impacto, no obstante, Maño no solo acabó de recuperarse, sino que del "susto" pasó a la fascinación por esta especie, de la que hogaño se ha convertido en todo un especialista, pese a no ser biólogo, sino profesor de un instituto de Enseñanza Secundaria.Empezó a recopilar y documentarse de toda la información disponible sobre escualos (la palabra escualo es sinónimo de tiburón) y, hace cuatro años, abrió en Internet un blog denominado "Tiburones en Galicia" en el que ha descubierto, entre otras cosas, que "además de a mí, el de los tiburones es un tema que atrae a mucha gente".Aunque no es científico, Toño Maño procura ser muy riguroso en todos los datos que incluye en su blog. De hecho está en permamente contacto con biólogos como Rafael Bañón, de los que se asesora a la hora de elaborar sus fichas sobre la especie, procurando realizar fotografías por su cuenta desplazándose en persona a los lugares o recurriendo a amigos que captan cada imagen posible de un tiburón en la costa gallega...o en las lonjas.

De todas las especies de tiburones que nadan cerca de las costas gallegas, una de las que más proliferan es la citada tintorera (Prionace galuca), de la que se han detectado zonas de cría en aguas muy próximas a las islas Cíes. Se trata de uno de los escualos "con un diseño y una coloración más bonitos que podemos encontrar en el océano", resalta Toño Maño. Su capacidad de reproducción es relativamente alta (35 crías.) No obstante, estamos ante una especie consisderada casi amenazada por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN): se calcula que cada año se pescan en el mundo alredededor de 20 millones de ejemplares de tintoreras.

"Es que el hombre es, sin duda, el principal enemigo del tiburón -precisa Toño Maño- bien sea a través de la sobrepesca o de los contaminantes arrojados al mar. Los escualos además de tener un ciclo reproductivo muy bajo son muy vulnerables a la pesca. Por eso, a día de hoy especies como las tintoreras o los peregrinos están en una situación alarmante".

Por si fuera poco, y por su carácter de gran depredador, sobre el tiburón pesa una leyenda negra según la cual es una especie que puede ser peligrosa para el hombre, extremo que es rotundamente desmentido por Maño y Bañón. "Se trata de algo falso y, en gran parte producto de la famosa película de Steven Spielberg protagonizada por un tiburón blanco, especie que, por cierto, y aunque históricamente se hayan detectado avistamientos, yo creo que no existe en Galicia y, si es existe, sería anecdótico", afirma Toño Maño, quien añade: "El gran peligro de los tiburones (dejando a un lado el ínfimo porcentaje de ataques con intención depredatoria que ocurren cada año en el mundo) deriva en buena medida de no actuar con la debida precaución y respeto ante su presencia. Al fin y al cabo no son más que peces grandes y, por eso, capaces de darnos un susto cuando se les provoca. Si estás buceando y ves un congrio de 30 kgs. no se te ocurre echarle una mano...En Muros estuve un buen rato sentado en un pantalán observando como las tintoreras pasaban a pocos centímetros de mis pies, que tenía metidos en el agua, sin que pasase absolutamente nada".

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