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La historia del doctor Miguel Cabanela

Cabanela, el cirujano solidario

"¿El rey Juan Carlos? Hablé con él hace unos días y está muy bien", dice el médico gallego. Vietnam, país en el que ha trabajado como médico de forma altruista, le ha otorgado su Medalla de la Salud

Pese a que, "oficialmente, estoy retirado", Miguel Cabanela acude casi todos los días a su despacho de la Clínica Mayo en Rochester (Minnesota, EEUU). "Lo hago porque me apetece, que conste -dice- y porque aunque efectivamente estoy jubilado, mi situación no es de emérito, sino de eso que aquí se llama suplementario sin sueldo: estoy asociado al departamento en el que he trabajado toda mi vida". Acaba de atender, vía email, la consulta de un doctor de Vietnam sobre un paciente suyo, uno de los muchos que ha atendido en sus viajes de trabajo altruista a países de Asia, África y América Latina, y se dispone a hablar con FARO DE VIGO.

A punto de cumplirse los dos años de la primera intervención quirúrgica que le realizó al rey Juan Carlos I, la implantación de una prótesis de cadera por la que se hizo famoso en toda España, Miguel Cabanela confiesa que estos años de jubilación activa "están resultando mucho más satisfactorios de lo que yo creía. Hasta podría afirmar que estoy viviendo los mejores años de mi vida". ¿Y eso?, le preguntamos: "Es que, a medida que iba cumpliendo años, hablando con compañeros que ya se habían jubilado antes, comprobé que la mayoría de ellos eran bastante infelices en su retiro. Y a mí me preocupaba eso, por esa razón procuré planificar cómo iba a ser mi jubilación€Yo quería tener tiempo suficiente para hacer cosas que durante mi etapa laboral no había podido y, a la vez, seguir en contacto con la profesión.

-¿Y lo ha conseguido?

-Más o menos. Gracias a esta situación, puedo seguir participando en tareas de Enseñanza de médicos posgrado, trabajo en los estudios de seguimiento de mis enfermos, acudo a congresos médicos, viajo por todo el mundo y visito con mayor frecuencia a países subdesarrollados para echar una mano haciendo operaciones quirúrgicas. La verdad es que no me da tiempo a hacer todo lo que tenía pensado; por ejemplo, todavía no he ordenado mi biblioteca y, aunque leo más, me quedan muchos libros por leer de los que he ido comprando a lo largo de mi vida.

-¿Sigue en contacto con el rey Juan Carlos?

-Le hago un seguimiento, como a todos mis pacientes. Precisamente hace unos días hablé con él y me dijo que se encontraba muy bien.

-¿Qué repercusión mediática tuvo en Estados Unidos la intervención quirúrgica que usted le realizó al actual rey emérito?

-Pues no tanto como en España, obviamente. La noticia salió en el Wall Street Journal y en el New York Times, porque don Juan Carlos es muy conocido en Estados Unidos, pero por lo demás los periodistas de aquí no me dieron mucho la lata. Si le parece le cuento anécdota€.

-Cuente, cuente...

-Pues resulta que cuando un periodista norteamericano llamó a la Sociedad Americana de Cirujanos de Cadera y Rodilla preguntando por mí, el presidente, que es muy amigo amigo mío, me telefoneó inmediatamente a mí y, con ironía, me dijo: "Oye, Miguel, que un periodista me pregunta por ti: ¿Has robado algún banco últimamente?" (risas) Bueno, en círculos de la Medicina sí que se enteró mucha gente.

-¿Hasta qué punto es conocido don Juan Carlos en Estados Unidos?

-Es muy popular aquí, siempre lo ha sido pero, y no es que me ponga a comparar, creo que Felipe VI va a ser todavía más popular, de hecho ya lo es, muy especialmente entre la población hispana, en estados como California o ciudades como Miami. Cada vez que hace una visita allí, parece que quienes van son los Rolling Stones€

-¿Qué opinan los norteamericanos de la institución monárquica?

-Ellos creen que su sistema de gobierno es el mejor del mundo y, claro, para un estadounidense medio la monarquía es una institución anacrónica e innecesaria. Para ellos,las figuras de los reyes equivalen a las de presidentes del Gobierno, en ese sentido sí que sienten cierta fascinación, pero es que a los norteamericanos lo que les fascina de verdad es la gente con poder, y ellos creen que los reyes son "hombres con poder".

-¿Es cierto que la inmensa mayoría de los norteamericanos no sabe ni donde queda España?

-Eso sucedía en los años 60, cuando yo llegué, pero hoy en día ya no. Un americano medio sabe dónde queda España. Aunque, bueno,en los estados del Oeste y el Sur, ya no tanto. Allí mayormente siguen pensando que el mundo se acaba en las fronteras de los Estados Unidos. A mí,hace años me pasó una anécdota que le cuento: fui a un congreso y, al pretender visitar a la delegación española, me dirigí a la sección de Europa€.pero allí no la encontré. Resulta que estaba en la sección de Latinoamérica€.

El Gobierno de Vietnam, uno de los países de Asia que el doctor Cabanelas visita con más frecuencia en su labor altruista, le ha otorgado la Medalla de la Salud del Pueblo Vietnamita en agradecimiento por sus desinteresados servicios como cirujano. Estaba previsto entregársela el próximo mes de octubre "pero -dice el médico gallego- lamentablemente no puedo estar en Vietnam en esas fechas, a ver si puedo recogerla en abril o mayo".

-¿Cómo comenzó esa vocación suya de ir a países del Tercer Mundo para operar a pacientes gratuitamente? Porque además de Vietnam ha estado en varios países de África y de Latinoamérica como Kenia, Ghana, Guatemala, Nicaragua€

-Todo esto viene a raíz de la impresión que me causó el que fue mi jefe y mentor, Mark Coventry, a finales de los años 60, cuando regresó de una misión en Afganistán, donde estuvo a punto de perder la vida en aquella revolución que derrocó al antiguo monarca. Desde entonces siempre quise hacer eso, pero pasaron muchos años antes de que pudiese hacerlo. La vida, la familia,el trabajo€no me dejaron ir a trabajar al Tercer Mundo hasta mucho tiempo después.

-Y esos viajes se han convertido para usted en una de sus mayores satisfacciones tanto personales como profesionales.

-Sí, porque es una actividad muy especial, que me ha dado muchas alegrías, y lo digo casi egoístamente, porque es mucho más lo que recibes que lo que das. Lo que uno ve en esos países,y en esas situaciones límite, te abre a la realidad. Trabajamos casi sin medios, estamos obligados a improvisar para resolver los problemas€Y luego está la parte humana, que es la que más conmueve. Allí, normalmente, no puedo comunicarme con los pacientes hablándoles, porque evidentemente, no sé su idioma, así que siempre me tengo que comunicar por señas. Es algo fascinante, distinto y muy enriquecedor. Sus sonrisas al verse curados son enormemente reconfortantes.

-¿Recuerda alguna anécdota en especial?

-Tengo muchas, pero una que se me ha quedado grabada es de un paciente vietnamita, un hombre de 40 años al que, tras implantarle una prótesis de cadera que yo pagué de mi bolsillo, no habían transcurrido ni 24 horas de la operación cuando desapareció de su habitación y, buscándole por todo el hospital, me lo encontré andando, ¡sin bastón ni nada! La sonrisa que de agradecimiento que me dio no la olvidaré jamás.

-¿Sabe que en España los médicos se han rebelado porque, en la Sanidad pública, los obligan a jubilarse a los 65 años de edad?

-Pues claro que sí, y es una verdadera pena. Conozco a algunos colegas españoles de mi especialidad, cirujanos ortopédicos, que hasta me dicen que se sienten muy desgraciados, que han perdido el norte de sus vidas desde que los jubilaron€Bueno, yo creo que así se desperdician su experiencia y sus conocimientos, porque algunos están en lo mejor de sus vidas profesionales y podrían seguir aportando mucho pero, por otra parte, yo comprendo que hay que dar paso a los jóvenes en España hay muchos médicos jóvenes médicos en paro y hay que tener cuidado porque ellos serán los que cuidarán de nosotros el día de mañana. Ser joven y estar en paro es desmoralizante y peligroso€.En fin, yo creo que lo ideal sería conjugar el dar paso a las nuevas generaciones con aprovechar el caudal de conocimiento de los médicos más veteranos.

-¿Cómo se ha solucionado esta cuestión en la Sanidad de los Estados Unidos?

-Para empezar, en los Estados Unidos la jubilación forzosa de los médicos no existe, es ilegal. Yo me jubilé a los 68 años, pero fue porque quise, por voluntad propia. Es que, claro, aquí ocurre una cosa: que faltan médicos. En la Clínica Mayo, tengo un compañero de 75 años que sigue haciendo unas 400 intervenciones quirúrgicas anuales. Y a fe que está en plena forma.

-Hablando del sistema sanitario norteamericano, no falta quien diga que será el mejor, sí, pero también el más injusto del mundo.

-Totalmente de acuerdo. El sistema sanitario estadounidense es injusto y está claramente inclinado hacia la gente con poder económico. Es cierto que las medidas adoptadas por el Gobierno de Barak Obama han paliado la gravedad de la situación pero solamente ha sido un pasito adelante. En la actualidad, alrededor de 30 millones de norteamericanos carecen de seguro medico y eso, obviamente, impide su acceso a una Sanidad medianamente eficiente.

-¿Qué quiere decir con una Sanidad eficiente?

-Pues que, quienes no tienen seguro alguno,solo pueden acceder a la Sanidad pública, pero es que los medios con que cuenta la Sanidad pública en Estados Unidos son tercermundistas, a la altura de los países que visitado yo, y no exagero nada. Para mí, esto es escandaloso e inconcebible. Pero en este país,la Medicina es negocio y más negocio, hay sectores que ganan mucho dinero a cuenta de la salud: las Farmacéuticas, las compañías de artilugios quirúrgicos, las aseguradoras€A mí eso me pone fuera de mis casillas. Porque yo, al contrario de la mayoría de los médicos norteamericanos, no soy conservador, soy liberal y demócrata.

-Sabrá que en España hubo una polémica porque enfermos de hepatitis C no podían ser tratados con los nuevos medicamentos porque resultaban carísimos. Eso, en EEUU, sería una situación normal€

-Pues sí. Verá. En este país, aun si tienes seguro, ese seguro paga un porcentaje sobre el coste en el mercado del producto. Pero eso ocurre con una hepatitis lo mismo que con una gripe o con hipertensión. Me voy a poner de ejemplo yo mismo: hace unos días descubrí que tenía una otitis. Pues bien, resulta que el fármaco vale en el mercado 180 dólares, de los cuales 135 los pone mi aseguradora, el resto corre de mi cuenta. De manera que, aquí, quien no tiene suficiente dinero no puede medicarse adecuadamente, así de claro€y la situación se agrava para quienes está ya en la tercera edad, en la que la cobertura de los seguros es muy baja.

Un cunqueirano en la tierra de Bob Dylan

  • Con más de 5 millones de habitantes, situado en el Medio Oeste, Minnesota es uno de los estados con mayor nivel de vida de Norteamérica. La mayoría de su población es de origen escandinavo (de ahí la proliferación de los Johnson, los Sorensen€) y germánico (los Zimmeman, verdadero apellido de Bob Dylan, nacido en este mismo estado€). En la agenda del Partido Demócrata figura como un "estado leal": "Sí -confirma el doctor Cabanela- aquí la gente es muy progresista, de hecho es un estado pionero en la aprobación de la ley de los matrimonios gay. En Minnesota siempre ganan los demócratas". Tras cincuenta años de residencia en Rochester, Miguel Cabanela se ha convertido en todo un fan de su ciudad, que con 100.000 habitantes es una especie de Vigo: "Recientemente, han hecho un estudio y ha resultado que Rochester es la ciudad número 1 del país, teniendo en cuenta la calidad de vida, su casi pleno empleo, su sistema sanitario€.claro, aquí está la Clínica Mayo". Eso sí, de clima continental extremado, Cabanelas reconoce que los inviernos son muy fríos, por eso a diferencia de otras ciudades, en Rochester no se ve a gente viviendo en la calle".Tan a gusto está Miguel Cabanela en Rochester que lo de regresar definitivamente a Galicia no se le pasa por la cabeza: "No, no. Yo voy a Galicia cuando puedo, pero he de reconocer que ahora éste es mi hogar. Además le digo una cosa: ya tengo 73 años, me van a empezar a venir los achaques y, ante eso, ¡qué mejor que estar en un sitio donde me pueden atender y, además, gratis!Para Cabanela, el lazo con Galicia, y sobre todo con su pueblo natal de Mondoñedo, es algo que llevará siempre, un lazo que engarza con la figura de su tío y padrino, el que fuera escritor y director de FARO DE VIGO, Álvaro Cunqueiro: "Tengo todos sus libros y cuando sale alguno nuevo, una recopilación o lo que sea, me lo compro. Particularmente me gustan títulos como Crónicas del Sochantre, Escola de Menciñeiros, Xente de Aquí e de Acolá€a cada nueva lectura siempre descubro algo nuevo en la literatura de mi tío".Un egregio tío, por cierto, del que guarda decenas de anécdotas: "Desde la vez en que me dio una bronca tremenda porque yo osé echarle azúcar a una tortilla francesa hasta aquella ocasión en que,en un restaurante de Pontecesures, entró en la cocina indignado porque no le habían echado limón al lenguado a la meniere que había pedido para comer€.Siempre recordaré la imagen de mi tío, que era muy alto, siguiendo al camarero, que era muy pequeño, rumbo a los fogones para explicarle puntualmente al chef cómo se hacía el lenguado menier.

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