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Melasma, la máscara del embarazo que se ceba en la cara de las mujeres

"Evitar la luz del sol es una de las medidas más importantes" parar tratar el trastorno de la pigmentación, afirma la especialista Alba Fernández

"Máscara o paño del embarazo" es el nombre coloquial que se da al melasma, un trastorno de la pigmentación que se exterioriza en la aparición de manchas en la cara, el cuello, el escote y los antebrazos. Nueve de cada diez afectados son mujeres, señala Alba Fernández, médica estética. "Evitar la luz del sol es una de las medidas más importantes en el tratamiento, aunque no hay terapias definitivas", afirma la doctora Fernández.

- ¿Qué es? El melasma es un trastorno de la pigmentación benigno, adquirido, que se caracteriza por la aparición de manchas (máculas) simétricas, de bordes irregulares, hiperpigmentadas de tonalidad marrón clara u oscura en áreas expuestas a la luz. Suelen surgir sobre todo en la cara (mentón, labio superior, mejillas, nariz o frente). Puede aparecer también en el cuello, el escote y los antebrazos. En esta última localización, explica Alba Fernández, parece ser más común en los pacientes de más edad y, especialmente, en las mujeres posmenopáusicas en tratamiento con terapia hormonal sustitutiva.

- Invierno y verano. En el lenguaje popular, al melasma se le denomina con frecuencia "la máscara o paño del embarazo", ya que puede aparecer durante el segundo o tercer trimestre de gestación. La doctora Fernández explica que el curso del melasma es crónico y tiende a la recurrencia, sobre todo tras la exposición solar, incluso en los casos que han remitido. Generalmente mejora en invierno y empeora en verano. Constituye uno de los principales motivos de consulta para el médico (atención primaria, estético, dermatólogo) debido a su gran visibilidad y al importante impacto psicosocial que produce en el paciente.

- Etnias y edades. El melasma es un desorden común que afecta a millones de personas a nivel mundial. Su prevalencia varía de acuerdo a la etnia, el color de la piel y la intensidad de la exposición al sol. En España no existen datos actualizados. Es una enfermedad predominantemente femenina (de cada diez afectados, nueve son mujeres) y de todas las razas, pero sobre todo de personas de piel oscura que viven en áreas geográficas de exposición intensa a la luz ultravioleta. La edad de inicio suele ser en la segunda y cuarta década (20 a 35 años) en ambos sexos. Los estudios muestran una reducción significativa en la prevalencia después de los 50 años de edad, que puede ser debida a la menopausia y la reducción en el número y la actividad de los melanocitos que acarrea el envejecimiento.

- Sol y genética. El mecanismo de producción del melasma se desconoce aún. Hay múltiples factores implicados en su aparición, como son la predisposición genética, la exposición a la radiación ultravioleta, el embarazo, los anticonceptivos orales, la terapia tiroidea, algunos fármacos para el tratamiento de las convulsiones, antibióticos o el hierro, por ejemplo. Incluso procedimientos cosméticos, como los "peelings" o la fototerapia realizados en pacientes con melasmas no diagnosticados previamente, pueden favorecer la aparición del melasma. De todos estos factores, se piensa que la predisposición genética y la exposición a la luz ultravioleta son los factores esenciales para su desarrollo.

- Diagnóstico. En el diagnóstico diferencial del melasma, expone Alba Fernández, debemos tener en cuenta aquellas enfermedades que pueden acentuar la pigmentación de la piel expuesta al sol, como por ejemplo, los lentigos actínicos (por exposición solar) o las manchas secundarias al uso de fármacos (hierro, minociclina, fenitoina...). Una cuidadosa historia clínica, un examen de la piel por "lámpara de Wood" (que "filtra" la luz visible y deja pasar sólo el espectro ultravioleta) e incluso, en algunas ocasiones, una biopsia de piel, es indispensable para elaborar un diagnóstico correcto.

- Tratamientos. El manejo del melasma es complicado y, a menudo, requiere el tratamiento combinado sin alcanzar en ocasiones un resultado óptimo. Se trata de una patología crónica y recurrente, por lo que una buena relación entre el médico y el paciente ayuda en la adherencia y el éxito en tratamientos prolongados. Evitar la luz del sol es una de las medidas más importantes en el tratamiento del melasma. Está demostrado que tanto la luz ultravioleta (UVA y UVB) como la luz visible induce la formación del melasma. Por estos motivos, la fotoprotección física y química de amplio espectro (factor de protección mayor de 30) es efectiva en la prevención del melasma, y también para evitar las recaídas una vez tratado y para prevenir las complicaciones postratamiento.

- Maquillaje terapéutico. Muchos pacientes encuentran que el uso del maquillaje correctivo es un componente importante en el tratamiento del melasma. En la actualidad existe una amplia gama de colores que ofrece una gran cobertura para emparejar el tono de la piel. Existen otras terapias, entre ellas tratamientos tópicos despigmentantes, los "peelings" químicos médicos y la fototerapia y fuentes de luz. En la actualidad, y según la evidencia científica revisada en los últimos diez años, no existen tratamientos definitivos para el melasma. Evitar la exposición solar y artificial a UVA y UVB, el uso de fotoprotección de alto espectro, así como las terapias tópicas despigmentantes son los tratamientos más efectivos

- Ojo a los "milagros". Dado que el curso del melasma es crónico y con recurrencias -aunque su pronóstico en general es favorable-, es necesario detallar a los pacientes todas las opciones terapéuticas existentes, sus riesgos, su duración... Es fundamental, una vez conseguidos los resultados óptimos, un tratamiento individualizado de mantenimiento que consiste generalmente en el uso de antioxidantes orales por la mañana (vitaminas C y E combinadas) y el uso nocturno, tres veces a la semana, de tratamiento tópico despigmentante, así como la educación continuada sobre la fotoprotección y la toma saludable de la luz solar. Éstas son herramientas básicas para evitar recaídas y nuevas localizaciones del melasma. En ocasiones, la falta de diagnóstico médico y la realización de tratamientos despigmentantes no controlados pueden provocar la aparición y/o complicación en la evolución de melasma. Se debe evitar la utilización, sin supervisión médica, de productos con resultados sorprendentes y tratamientos milagrosos.

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