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MEMORIAS - Luis Alberto Rey Lama

"El Celta fue el primer equipo femenino de Vigo que disputó un torneo europeo"

Jugador del Bosco y Estudiantes en los años 60, fue quien llevó al equipo femenino del Celta a su década de gloria por el mundo baloncestístico

Luis Alberto Rey Lama, ante el Basket Bar que fue sede del Estudiantes en los 60. // Adrián Irago

Es nieto de emigrantes a Argentina, sobrino nieto de un galleguista que acompañaría a Castelao hasta las horas de su muerte, lo que no obsta para que él naciera en el seno de una familia franquista, con su padre, Gonzalo Rey Alar, periodista que sería presidente de la Asociación de la Prensa, a la cabeza. Su vida laboral transcurrió en un comercio familiar muy emblemático del Vigo de otrora, el Sport, que era decir el paraíso comercial vigués en lo que a deporte se refiere. Sin embargo, su nombre se hizo popular en el balancesto vigués desde aquellos años 50 en adelante en que atraía a masas de vigueses. Jugador primero, entrenador después del Estudiantes femenino, que llevó de Tercera División a la gloria de las competiciones europeas, convertido después en el Celta. Retirado, ha escrito varios libros, siete de ellos de baloncesto, del que es la memoria incomparable. Casado con Picuca Martínez, Mejor Deportista Viguesa 1973, tienen 3 hijos.

>> Mi familia. "Nacer en 1941, con la Guerra Civil recién terminada, no parecía el escenario más propicio para llegar a este mundo. Pero no me resultó mal, sobre todo porque nací en el seno de una familia franquista, y por lo tanto de los que ganaron la contienda. Debo aclarar que mis abuelos y mis padres eran de los vencedores nada más que por sus profundas convicciones religiosas. Mis abuelos fueron de aquellos dos millones de gallegos que emigraron a Argentina entre 1890 y 1910. Se casaron en Buenos Aires sin apenas conocerse, y según las costumbres, sometiéndose a la recia disciplina de ambas familias, oriundas de la Ribeira Sacra, y ya amigas cuando vivían aquí. Ella, Daría Prada Chamochín, natural de Barra de Miño, tenía dieciséis años; él, Camilo Lama Rodríguez, nacido en Eiradela, apenas llegaba a los veinte. "No nos conocíamos de nada, éramos unos chiquillos de aldea, sin apenas formación€ ´Os rapaces que se casen´, dijeron nuestros padres. Y nos casaron. Y ya veis, salió bien", recordaba la abuela ya de mayor y viuda, con una nostálgica sonrisa en los labios. Los abuelos se establecieron en Mendoza, y cuando habían alcanzado cierta solvencia económica, vinieron de visita a Galicia con sus cuatro hijos, mi madre con año y medio. La tienda de la que vivían, "Casa Lama", se quedó al cuidado de un primo. Ya no regresarían a Argentina. A terriña pudo más, aunque incluso fuese a costa de perder su negocio en Mendoza. Así que después de decidir entre A Coruña y Vigo, y aconsejados por su primo Nicandro Chamochín, párroco del Cementerio de Pereiró, abrieron "El Sport" en la olívica Puerta del Sol. Esto sucedía en 1915, y la mítica tienda familiar sería mi destino laboral a partir de 1959".

>> Junto a Castelao. "Rodolfo Prada, hermano de la abuela Daría, no retornó de la emigración, y se quedaría para siempre en Argentina. Fue uno de los fundadores del Centro Gallego de Buenos Aires, y un beligerante galleguista desde la lejanía. Castelao, en el exilio, vivió un tiempo en su casa. El tío Rodolfo acompañaría a Castelao en su lecho de muerte en un hospital de la capital argentina. En 1950, en plena dictadura española, la represión contra los galleguistas se mantenía con la máxima dureza. De ahí, el telegrama escueto a Otero Pedrayo: "Nuestro Daniel, gravísimo", tratando de no comprometer demasiado a su receptor. La carta que Rodolfo le escribe días después del fallecimiento, entraña una emoción desbordada en cada uno de sus folios.En los años cuarenta vino por primera vez de visita a su tierra, y unos días antes de su llegada a Vigo, mi abuela Daría recibió en su casa a la policía, interesándose por su hermano. Dónde iba a vivir en su estancia en Vigo, por cuánto tiempo, y el encargo de informarles de inmediato de cualquier movimiento de Rodolfo. Los dos hermanos llevaban sin verse cuarenta años, y sin embargo se profesaban una mutua adoración, alimentada por una incesante correspondencia postal. Pues a pesar de ello, la abuela Daría, tras el "recado" de la policía, se pasó rezando todos los días a María Auxiliadora para que regresara pronto a Buenos Aires, antes de que lo detuvieran por rojo".

"Fiesta del Deporte", 1975. Ángeles Liboreiro, "Mejor Deportista Vigués 1974". A su lado, Pepe Vázquez, y delante, Joaquín García Picher, alcalde de Vigo, y Gonzalo Rey Alar, presidente de la Asociación de la Prensa. // FDV

>> Mi padre Gonzalo. "Mi padre, Gonzalo Rey Alar, fue un periodista de la vieja escuela, de cuando no había Ciencias de la Información en la universidad. Comenzó colaborando en el "Pueblo Gallego" a principios de los años treinta; masticó su aprendizaje día a día en la Redacción y en la calle. Llegó a redactor jefe, pasó luego a Faro de Vigo por poco tiempo, y acabó entregándose en cuerpo y alma al desempeño de su cargo como presidente de la Asociación de la Prensa de Vigo, y a la publicación semanal de "La Hoja del Lunes", de la que era su director. Escribió de todo: deportes, notas necrológicas, sucesos, ecos de sociedad, crónicas de teatro y de ballet, entrevistas y sobre todo, fue importante redactor de asuntos municipales. Siendo baionés de nacimiento, defendía Vigo con verdadera pasión. A veces llegaba a casa furioso con los políticos de la capital, después de una rueda de prensa con el Gobernador Civil en Pontevedra. "Éstos tiran para todos los lados menos para Vigo. Prefieren que se la lleve Coruña", en relación a una posible llegada de una importante empresa.Recuerdo de manera especial, las magníficas "Fiestas del Deporte" que organizaba anualmente la Asociación de la Prensa viguesa, y que se celebraron hasta los años ochenta. Fueron unas quince ediciones, donde se premiaba a los deportistas, entidades, promotores€ que destacaban a lo largo del año. Eran los tiempos de Carlos Pérez, Álvarez Salgado, Franco Cobas, Cholo Armada, los hermanos Veiga, Álvaro Dotras, Fernando Rey€ Eran los tiempos del baloncesto del Estudiantes y del Bosco, del Celta femenino que yo entrené, y de mis "niñas" premiadas, Picuca Martínez -mi novia de toda la vida como escribió un periodista vigués-, Maribel Lorenzo, Ángeles Liboreiro€ Picher era el alcalde de Vigo, y había sido fundador, jugador y entrenador del Estudiantes€ Se vivía el ascenso a Primera del Vulcano de balonmano, entrenado por Juan Luis€ el del Vigo de voleibol, de Touza y Floriano€".

>> El deporte en mi vida. "De niño, yo me dedicaba a jugar al fútbol, al baloncesto, y a estudiar lo suficiente como para aprobar. Los escenarios de mis quehaceres no fueron otros que el Colegio Labor, donde cursé el bachillerato, el patio de los Salesianos, y el comienzo de la calle Ecuador, en la que celebrábamos unos reñidos partidos de fútbol con una pelota no mucho mayor que una de tenis. Junto a mi hermano Gonzalo, fui seguidor incondicional del Bosco de baloncesto allá donde jugase. El legendario campo de Taboada Leal, donde debuté como jugador, la Cancha Central, los Maristas, el Jardín Park, Las Cabañas, Peniche€ Mis ídolos eran Boliche y Rolán€ y el Estudiantes, el enemigo a batir, con los "peligrosos" Julio Castro, Picher, Benito, Camilo Nogueira, Cerdeira€ Total, que a base de asistir a tantos partidos, fui aprendiendo algo. Luego lo practicaba en los Salesianos. Recién cumplidos los once años, 1952, el entrenador del Bosco, Manolo Martínez, me eligió para el equipo infantil que iba a participar en el primer campeonato de Vigo de la categoría. Y fue él, que me enseñó a dar los dos pasos, a botar, a tirar, a pasar€ quien resultó el causante de mi marcha del Bosco. Cuando llegué al primer equipo, después del éxito inicial, me relegó de repente al banquillo sin aparente causa técnica, y aún es hoy el día que no sé por qué. Me tuve que ir. ¿A dónde? Al Estudiantes. Tenía 18 años, 1959, y fue el disgusto deportivo más grande de mi vida. Mi padre había sido cofundador del Bosco con García Hermida, el presidente vitalicio, y algún directivo más de la Asociación de Antiguos Alumnos Salesianos".

>> Mi equipo el Estudiantes. "Después viví con el Estudiantes/Celta la casi totalidad de mi trayectoria deportiva. Las intensas rivalidades con el Bosco, el Álvarez, la Bazán de Ferrol, el SEU de Santiago, el Breogán de Lugo€ Con mis compañeros Severo, Rafa Tapias, Domínguez, Isidro, Pololo, Román, Picos€ Contra rivales como Montilla, Josechu Curiel, José Luis, Freijeiro, Chiky Fuentes, Chacabuco, Elexpuru, Lamela, Pardo€Y sin querer, aparecí como entrenador del equipo femenino del Estudiantes. No pudo viajar Julio Castro, el titular, a un sector a Castellón, y allá fui yo con las niñas. Y de la Tercera División de entonces, 1963, pasamos diez años después con el Celta a la competición europea "Liliana Ronchetti", al parecer el primer equipo del deporte vigués que alcanzaba un torneo continental".

Celta femenino, en 1974. Antes de salir al primer desplazamiento del Celta a la competición europea "Liliana Ronchetti", destino Lisboa.

>> Mi equipo el Estudiantes. "Debo explicar que el Estudiantes se convirtió en Celta en 1969 debido a la asfixiante situación económica que le producía el equipo femenino en Primera División Nacional, y el masculino, en Segunda. Y hablamos nada más que de viajes, fichas, material deportivo€ ya que en aquel momento nuestro baloncesto era completamente amateur. El equipo masculino del Celta fracasó, hasta el punto de desaparecer, y el femenino, en cambio, vivió una década de logros extraordinarios. Títulos de Liga, de Copa, competiciones europeas, jugadoras internacionales€ Los años de Maribel Lorenzo, María del Carmen Veiga, Picuca, Ángeles Liboreiro, Susana García, Amparo Dios, Carmen Martínez, Marisol Paino, Pepa Calvet€ de los entrenadores Vicente Rodríguez, Chachi, Nacho Polo, Paco Martínez, yo mismo€ del señor Nistal, eterno acompañante de las "niñas", lo mismo que su delegada Elena Sarmiento, de Jaime Gómez, los hermanos Vilas, Fachusco€"

>> El Sport y la ropa de deporte en Vigo. "Pase mi vida laboral vendiendo material deportivo y alguna cosa más, primero en "El Sport" viejo de Puerta del Sol, y luego en el nuevo de la Calle del Príncipe. Cuando llegué a la tienda en 1959, se vendían botas de fútbol y poco más. Seis raquetas de tenis al año, una docena de pelotas de tenis, media de chandalls, cuatro balones de basket€ Desde el mostrador asistí a la paulatina evolución del deporte en nuestra ciudad, y en paralelo, la del material deportivo. Cuando en 1969 se abrió "El Sport" de Príncipe, el deporte en la ciudad ya había explotado. Hasta entonces no existían las marcas. Todos los productos eran españoles: los mejores balones de fútbol se fabricaban en Barcelona, el textil en Blanes y Olot (Cataluña), las botas en Zaragoza y Toledo€ Estaba cerrada la importación de artículos deportivos. A finales de los sesenta, con "El Sport" en Príncipe, empezaron a llegar Adidas, Puma, Dunlop, Slazenger, Donnay, Umbro, New Balance€ y a principios de los ochenta, Nike, Fred Perry, Lacoste, Ellesse, Sergio Tachini€ En esos años se dio el gran salto, y los vigueses empezaron a descubrir el deporte: tenis, baloncesto, balonmano, voleibol, atletismo, remo, judo y demás artes marciales, ciclismo, hockey hierba, el gimnasio, tenis de mesa, squash, padel€ Antes se practicaba deporte, más o menos, hasta los treinta años de edad, y a partir de ahí, ya estabas fuera de tiempo; ahora hay más deportistas por encima de la barrera de los treinta que por debajo y en edad de competir".

>> Y mis libros. "Ahora en el retiro, afloraron los genes de mi padre, y comencé a escribir: siete de mis libros son de baloncesto; "Tiempos de Mamá Felisa", de mi familia materna; dos sobre mi familia paterna, "La Casa de Baiona" y "Ayer en Baiona"; "Os Caringa", un libro sobre una saga de pescadores de Baiona; algunos cuentos infantiles€ y sigo".

En Belgrado, en busca ansiosa de un bar

  • "En los setenta, cuando viajamos a Belgrado para enfrentarnos al Estrella Roja en la competición "Liliana Ronquetti", los directivos fueron a tomar unos vinos antes de comer. Por más que buscaron por toda la ciudad, no encontraban ningún bar o cafetería€ De pronto vieron a un borracho a lo lejos, y Jaime Gómez, el delegado, Antonio Vázquez el presidente, y demás comitiva, allá se lanzaron en su persecución para indagar€ Lo que no recuerdo es si por fin consiguieron tomar los vinos"."Nuestro hijo Camilo, con siete años, se ponía tan nervioso viendo jugar a su madre en el Celta, que suplicaba a su abuelo en la grada del pabellón: "¡Qué no le pasen a mamá!... Con muy buen criterio entendía que así, no podría fallar. Menos mal porque si le hubieran hecho caso Picuca nunca hubiera sido mejor deportista 1974".

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