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Nuevo decreto de control de los productos agrícolas

La ley de la feria

Los alimentos tradicionales en ferias tendrán que llevar a partir de ahora su etiquetado de procedencia.

Consuelo, de azul, atiende a unos clientes en Lalín. // B./ Luismi

El decreto de la Xunta sobre control y etiquetado de productos agrícolas en ferias y mercados está suscitando un polémico debate entre los principales afectados. Mientras que los vendedores se encuentran divididos entre los que justifican la medida y quienes la consideran exagerada, desde los distintos consejos reguladores se ve con buenos ojos una normativa que facilitará que "afloren actividades de economía sumergida". Las organizaciones de consumidores justifican la medida, aunque critican la falta de información por parte de la Xunta.

La normativa, en vigor desde el pasado 20 de octubre, regula la venta directa de productos primarios como hortalizas, legumbres, frutas, cereales, huevos o miel. No afecta a los productos elaborados, como los quesos, ni a los aguardientes, que tienen sus propias normativas. El decreto forma parte de un plan más amplio de la Consellería do Medio Rural e do Mar que pretende luchar contra la comercialización de productos agroalimentarios sin etiquetar. Además de realizar campañas de información, la Xunta pondrá a disposición de los ayuntamientos sus servicios de inspección para el control de ferias, mercados y furanchos. En el plan de la Xunta se contempla una campaña específica de control de elaboradores de productos lácteos tradicionales, así como otras sobre la prohibición de relleno de bebidas espirituosas en establecimientos de hostelería.

Isabel en el Mercado del Calvario (Vigo)

"El decreto no limita la venta directa de productos primarios, sino todo lo contrario; lo que hace es regular una situación existente en Galicia", señala Patricia Ulloa, directora xeral de Produción Agropecuaria, que destaca que la comunidad gallega es junto con Cataluña la primera que legisla sobre este cuestión. Puntualiza Ulloa que en el caso de transacciones en locales de venta al por menor al consumidor final, "la etiqueta podrá sustituirse por un documento comercial en el que figure la información preceptiva. Y en el caso de ventas in situ en la propia explotación la etiqueta no será necesaria y podrá sustituirse por información oral del productor".

Vanessa Vidueiros es una de las vendedoras que ya se ha dado de alta en el nuevo registro para seguir vendiendo productos hortícolas de temporada en la plaza de abastos de Lalín. Aplaude que haya "un mayor control en la venta directa, porque hay mucha competencia desleal; para los que nos dedicamos a esto es una buena opción, porque además puede dar trabajo a la gente joven". Eso sí, no sabe muy bien qué pasará con las personas jubiladas que se dedican a esta actividad, si es que tienen que darse de alta en Hacienda o no.

Vanessa en la Hortiña da Praza (Lalín)

Esta vendedora de la parroquia lalinense de Gresande tiene una explotación ganadera junto con su madre y en la actualidad realiza un curso de incorporación a la empresa agraria. Señala Vanessa que los trámites no son complicados para los que ya tenían una explotación, como es su caso, simplemente se trata de cubrir un impreso para solicitar la venta directa de productos agrarios. "Cosa distinta puede ser en el caso de que los vendedores no tengan ninguna explotación y no estén dados de alta", explica. Además de hortalizas, Vanessa vende también huevos y miel. Respecto al límite de cantidades al año que recoge la nueva normativa señala que "no hay problema, porque nunca llegas al límite salvo que te dediques a venta en grandes cantidades para restaurantes".

Consuelo Fernández, por su parte, asegura que piensa "seguir vendiendo los productos y para eso habrá que registrarse, pero tendré que ver si me compensa o no, porque en mi caso son excedentes de la huerta, no tengo una explotación". Esta vecina de Moimenta, que acude al mercado sabatino que se celebra en Lalín, entiende que la nueva normativa está bien para los que tienen explotaciones, pero no lo ve tan claro en el caso de particulares como ella que se limitan a vender excedentes de sus huertas como lechugas, patatas, tomates o huevos. Lo que sí tiene claro Consuelo es que en todo caso los trámites y el etiquetado supondrán una mayor complicación "y a ver lo que hay que pagar, porque a lo mejor no me compensa seguir vendiendo". De momento han tenido alguna reunión en el Concello para recibir asesoramiento. "Si tienes una explotación es mucho más fácil, pero en mi caso se trata tan solo de excedentes y los animales que tengo son para autoconsumo; tendría que ver cómo puedo registrarme", concluye Consuelo Fernández.

Un puesto de venta en Santiago. // Xoán Álvarez

Regular los puestos de venta

Luis Cabaleiro, un horticultor de Cesantes que vende sus productos en la Feria de Redondela, entiende que se obligue a etiquetar "a los productos con Denominación de Origen como la miel o los licores, pero no veo lógico que se extienda a verduras o cebollas; lo que vendemos son excedentes agrarios". Tras haber estudiado Historia, Luis lleva cuatro años como vendedor ambulante "para buscar una salida laboral", y más que esta nueva normativa cree que lo que se debería regular mejor son los puestos de venta en ferias y mercados. Se queja también este vendedor redondelano de la falta de información sobre el decreto, hasta el punto de que él se enteró "de forma indirecta en una gestoría".

Luis en la Feria de Redondela.

Por su parte, Isabel acude varios días a la semana a vender sus productos al Mercado do Calvario de Vigo. "Mientras pueda voy a seguir vendiendo las verduras y hortalizas que cultivo en Cotogrande", comenta esta vendedora que durante 17 años tuvo un puesto de frutería en ese mismo mercado, que cedió a otra persona cuando se jubiló.

En una situación distinta se encuentra Elia Rodríguez, que vende productos ecológicos en el mercado de Ribadeo. En su opinión, esta normativa "ya tenía que estar en vigor hace mucho tiempo; no se entendía ese limbo legal en una actividad tan arraigada en Galicia. La medida es muy positiva porque así se podrá identificar mejor nuestra mercancía y se evitarán muchos engaños". Elia, que ya estaba inscrita en el Consello Regulador de Agricultura Ecolóxica, se ha dado de alta como productora de venta directa. "No es complicado, sobre todo si ya tenías las fincas inscritas en el registro". En cuanto a cómo se controlará ese tipo de venta cree "que no es tan difícil hacerlo si se quiere acabar con los fraudes en este tipo de productos".

Javier García Lozano, secretario del Consello Regulador Agricultura Ecolóxica, se muestra de acuerdo con que haya una normativa para la venta directa de los agricultores que incluya el etiquetado o la garantía de su procedencia. "Para el consumidor -apunta- es importante tener los datos de a quién están comprando, algo que hasta ahora no se daba en muchas ferias de Galicia. Todo lo que sea regular y aflorar actividades de economía sumergida es bueno para todos los españoles".

A los productores ecológicos la nueva normativa de la Xunta les afecta "positivamente, porque para vender cualquier producto como ecológico hay que estar inscrito en el Consejo Regulador de Agricultura Ecolóxica de Galicia, y a partir de ahora se podrán perseguir mejor las irregularidades", añade García Lozano, que recuerda que hay un reglamento europeo que dice que toda la producción agroalimentaria que utilice los términos ecológico o biológico debe estar certificada por un organismo de control, en este caso Agricultura Ecolóxica de Galicia. "Hasta ahora, un productor ecológico no podía etiquetar su producto, algo que podrá hacer a partir de ahora; van a poder identificar mejor sus productos: miel, huevos, manojos de grelos?".

En el decreto de la Xunta sólo ven un pequeño problema, que "no están definidos cuáles van a ser los medios de control de esas producciones o si va a haber multas. Un vendedor que no esté inscrito en nuestro Consejo Regulador, ¿quién lo va a controlar?", se plantea el secretario de Agricultura Ecolóxica.

Etiquetar la miel

Uno de los productos que se incluyen en la nueva normativa es la miel. Al Consello Regulador Mel de Galicia el decreto le parece "muy acertado, porque ofrece un cauce legal a una situación ya existente como es la venta directa de determinados productos agrarios", explica Ester Ordóñez, presidenta de esta Indicación Geográfica Protegida. Entiende que de esta forma podrá acabarse con los casos en que "los vendedores no son los productores, sino meros revendedores de productos que ofrecen como ´caseros´ y que muchas camuflan como gallegos cuando no lo son. Hay que cambiar esa mentalidad de alguna gente que considera que lo ´casero´ es mejor".

"Desde Mel de Galicia -añade Ester Ordóñez- queremos dejar claro que no vamos en contra de los intereses de los productores sino todo lo contrario. En nuestro Consejo Regulador tenemos desde pequeños a grandes envasadores y productores e incluso cooperativas; en nuestro sector no todos los envasadores son productores. Con el nuevo decreto vamos a dar cabida en Mel de Galicia también a la miel de producción primaria al darse de alta como envasadores".

Destaca también Ester Ordóñez la importancia de regularizar este tipo de ventas de cara al futuro. "Si queremos que nuestro rural no se despueble -señala- tenemos que apoyar a los agricultores y ganaderos, para que tengan unas rentas dignas y puedan vivir del campo. Comprando Mel de Galicia se está apoyando a los apicultores gallegos, pero también nos beneficiamos todos porque gracias a la polinización se mantiene la biodiversidad".

Carlos Cid, presidente del Consejo Regulador del Queso Tetilla, explica que la nueva normativa de la Xunta no afecta a los quesos, porque no es un producto primario, sino transformado. "Los quesos tradicionales -apunta- ya tienen una regulación propia en Galicia desde 1995, además de las normas de etiquetado y de registro sanitario".

"La gente cree -añade- que con el etiquetado se va a acabar con los quesos tradicionales, y es todo lo contrario. Estamos totalmente de acuerdo con que se regulen estos productos para garantizar su calidad". El presidente de Queso Tetilla es consciente de que muchos de los quesos que se venden las ferias no tienen los controles exigidos y no se sabe de dónde vienen, "e incluso se puede hablar de economía sumergida porque en ocasiones mueven mucho dinero". Algo que no es nuevo, porque -comenta Carlos Cid- "ya en la Edad Media se perseguía a las revendedoras de quesos por usureras; una reventa que se sigue dando hoy en día en algunas ferias". Refiere el máximo responsable de la D.O.P. Queso Tetilla que lo que pasa en Galicia no se da en otras regiones de España, donde los quesos están perfectamente etiquetados. El Consejo Regulador de la D.O. Queso Tetilla agrupa a 37 empresas repartidas por toda Galicia. Tiene la marca tridimensional del queso de tetilla registrada, por lo que son los únicos en toda España que pueden hacer quesos gallegos con esa forma de teta.

El mito de lo "casero"

Lamenta Carlos Cid que en Galicia tengamos "una cultura equivocada que considera que lo casero es mucho mejor; en primer lugar porque lo que se vende como casero muchas veces no lo es, como se ha visto ahora con la red que vendía aguardiente manipulado procedente de Portugal".

En la misma línea se expresa José Antonio Feijóo, presidente del Consello Regulador de Aguardientes y Licores Tradicionales de Galicia: "No hay aguardientes caseros, lo que hay es un permiso de destilación para particulares, pero no un permiso de venta". Feijóo advierte de que en este tema "nos jugamos el prestigio del país, porque la gastronomía es junto con el paisaje nuestro principal reclamo turístico. Tenemos que aprovechar el buen nombre de los aguardientes gallegos, que nada tienen que envidiar en calidad a la grappa italiana".

Recuerda el presidente de Orujo de Galicia que para vender aguardientes y licores hay que pagar un impuesto especial de alcoholes y el producto debe esta etiquetado; hay que saber quién los produjo y estar controlado. "No hay aguardiente casero a la venta legal", reitera. No entiende que "en pleno siglo XXI, en un país moderno, la gente trague con algo tan burdo como el chupito de aguardiente casero. A ver si aquí somos capaces de retirar esa porquería que ponen en las mesas y sustituirla por aguardiente y licores de la indicación geográfica".

Añade José Antonio Feijóo que lo que se vende como aguardiente casero o el relleno de un producto legal es siempre un fraude, porque hay un decreto ley que prohíbe el relleno de botellas en los locales de hostelería. "No se puede tener un garrafón de cinco litros detrás del mostrador -puntualiza- e ir rellenando las botellas sin etiqueta; es una práctica prohibida, porque tú no sabes lo que te están poniendo. Porque pueden estar utilizando el aguardiente o el licor de una banda de traficantes como la que hace unas semanas detuvieron en Vigo, Ourense y Portugal".

En el Consello de Aguardientes y Licores de Galicia están unas 70 empresas comercializadores y más de 40 elaboradoras. Curiosamente, la mayor parte de las empresas comercializadoras se concentran en la D.O. Rías Baixas. "Alrededor de Cambados tenemos 19 empresas elaboradoras y comercializadores, mientras que en toda la provincia de Ourense solo hay cinco", concluye José Antonio Feijóo.

Los consumidores

La Unión de Consumidores de Galicia (UCGAL) considera positivo que se regule la venta directa de productos agroalimentarios, "una materia que nos venía preocupando desde hace mucho tiempo, sobre todo en relación con la comercialización en mercados de abastos o plazas", señala Miguel López Crespo, secretario general de la organización.

En opinión de la UCGAL, la falta de una mínima regulación dejaba al consumidor en una situación de potencial desprotección de su derecho a la salud y a la seguridad, "pues era difícil, por no decir imposible, conocer a la persona responsable de la producción y comercialización de los productos e incluso su trazabilidad". A lo que se sumaba, denuncia la organización, "el prácticamente nulo control por parte de las autoridades municipales".

Por último, Miguel López señala como aspecto negativo que "ni la UCGAL ni el propio Consello Galego de Consumidores e Usuarios tuvimos conocimiento de la existencia del decreto hasta el mismo día en que fue aprobado por la Xunta de Galicia. Además, debería ir acompañado con actuaciones dirigidas a informar sobre su alcance, sobre todo a los productores a los que se dirige la norma".

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