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Entrevista - Antonio Campinos

"Europa es un sueño de prosperidad y paz, y eso no tiene precio"

"Los partidos son la base del sistema democrático. No pueden seguir en torres de marfil, tienen que integrar a los ciudadanos en sus decisiones"

António Campinos.

Acaba de renovar al frente de esta agencia de la Unión Europea encargada de velar por la propiedad de marcas y diseños, y lo ha hecho con;el firme propósito de perservear en la integración en la OAMI y en su crecimiento, objetivos en los que este directivo portugués está empeñado desde su acceso al cargo en 2010.

-Europa fue un sueño. Con la crisis, la política de austeridad, los recortes€, ¿se ha convertido en un lastre?

-No. Pero es un sueño con lastre. Hubo que tomar decisiones políticas, y sobre eso no hay marcha atrás. Por ejemplo: en 2003 éramos 13 Estados, hoy somos 28. Sentar a la mesa a 13 es difícil, pero sentar a 28 con las mismas reglas es casi imposible. Se apostó por integrar, y eso está muy bien. Pero si hubiéramos tenido tiempo para pensar habría que haber diseñado un sistema de toma de decisiones más fluido. Dicho esto, también se puede plantear la cuestión al revés: si no hubiera habido Unión Europea, ¿dónde estaríamos en términos de prosperidad o paz? Europa sigue siendo un sueño de prosperidad y paz y eso no tiene precio. Basta con viajar por el mundo€

-Pues en el mundo, precisamente, la situación de Europa está siendo criticada. Estados Unidos crece y China también, mientras aquí se teme una nueva recesión. Hay países que nos hacen culpables a los europeos de que no se pueda decir que el mundo ha salido ya de esta larga crisis, por la política que ha desarrollado desde que se inició.

-Esa es una crítica a Europa demasiado dura. Es verdad que ha habido otra pequeña contracción, pero tenga en cuenta que las tasas de crecimiento no se miden, por ejemplo, igual en Asia que aquí. Le repito: se tomaron decisiones cuando hubo que tomarlas, ante una crisis provocada, y eso es importante no olvidarlo, por el sector privado, no por el público. ¿Se hubieran hecho las cosas distintas hoy? Creo que sí, pero esa no es la cuestión. La cuestión es volver a crecer y entrar en el círculo virtuoso.

-Una duda, ¿cuándo elegimos a Merkel presidenta de Europa? Y o es que no lo recuerdo€

-Merkel no preside Europa, es la canciller alemana. Y recalco esto último porque es evidente que Alemania es una de las mayores economías, no ya de Europa, sino del mundo, así que su influencia no puede sorprender. En Europa somos necesarios todos, pero algunos tienen un peso más grande que otros.

-Pero son muchas las voces que denuncian que su política de austeridad a ultranza en toda Europa está provocando situaciones muy graves sin que se vea que conduzca a una recuperación.

-Es que poner las cuentas al día era muy importante. Y claro que esto ha tenido en sí mismo efectos también negativos. Pienso que Juncker (el nuevo presidente de la CE) lo ha resumido muy bien: el objetivo ahora es volver a crecer dentro del Pacto de Estabilidad europeo. Y para eso las inversiones públicas en el futuro deberán hacerse donde tengan sentido, menos en carreteras y rotondas y más en infraestructuras ecológicas, en energías renovables, en innovación, emprendedurismo€ en infraestructuras que hoy son productivas. Eso sí: hay que pagar la deuda y los intereses de la deuda.

-¿Pero, por ejemplo, se merecían los portugueses estar sufriendo de esta manera?

-Los portugueses, no. Portugal seguramente sí, porque se puso en esa situación. Pero pagan los de abajo, mientras los responsables son las clases dirigentes€ Sí, pero la situación tampoco es el resultado de la gestión de un año, sino de la de muchos años.

-¿No es muy injusto que ahora se culpe, por ejemplo, a los países del sur de haber despilfarrado y no asuman ninguna responsabilidad los países centrales, que eran los que alegremente dieron el dinero para celebrar esa fiesta y sacaron provecho de ella?

-Es que todos somos culpables, todos sin excepción. Nosotros (en alusión a los países del sur que se citaban en la pregunta) por no gastar como se debía el dinero que recibíamos, pero también es responsable quien nos lo dio. Tan injusto es el discurso del despilfarro, como el de acusar ahora a ciertos países de no ayudar a los demás. Buscar culpas específicas no sirve para encontrar salidas. Lo que hay que buscar es el equilibrio para volver a generar empleo en toda Europa.

-Pues de momento, lo que cada vez está más claro que se impone es la "Europa de dos velocidades". ¿Está usted de acuerdo con que sea así?

-Es que pasar de un sueño a 12, 15, a 28€ es muy complejo. Cada vez es más complicado soñar con la misma cosa. Eso nos ha llevado a sucesivos tratados, el de Schengen o el del euro, que se aplican sólo en una parte de la UE. ¿Deberíamos permitir que algunos Estados fueran por delante? La respuesta es sí. Vamos a permitir que algunos puedan seguir con este sueño y otros lo hagan cuando estén listos. Esta cuestión va a estar en la agenda en los próximos años. Las organizaciones son organismos vivos: o evolucionan o mueren. Quedarse quietos no es una opción, porque mueres. Así que la UE va a evolucionar. ¿En qué sentido? Vamos a ver. Pero la moneda ya es un elemento federal.

-Pero el sueño de una Europa unida perseguía evitar las desigualdades y la tradición cainita que nos llevó a dos guerras terribles. Y ahora, ya no hay una Europa unida, hay por lo menos cuatro: la de los países centrales, la de los del sur, la de los del Este, el Reino Unido€

-¿Pero cuál fue el primer tratado? El de la CECA, el tratado del carbón y el acero porque el carbón y el acero habían estado en el origen de esas guerras de las que usted habla. Pues bien, hoy nuestra CECA es el mercado interior. Si estos 28 países comparten un mercado interior, el riesgo vuelve a alejarse. Yo comparto como ciudadano ese sueño de una Europa federal, pero quizá no todos están listos todavía. Esta es una alternativa, aunque en ella, seguir una política monetaria común sin una política fiscal igualmente común es muy complicado. Otra opción es ampliar el mercado interior sin extender los compromisos políticos. Tendríamos así que incorporar a la realidad del Mercado Interior el mundo digital, porque no está. Mire: yo soy federalista. Me gustaría avanzar en la unión política. Pero hay gente que no lo comparte; bueno, que puedan caminar de todas formas con nosotros.

-¿Le preocupan los movimientos de extrema derecha que están cobrando fuerza en muchos países europeos?

-Una de las razones para construir Europa fue la de evitar que se repitieran los conflictos provocados por los movimientos autoritarios de extrema derecha o izquierda. Como ciudadano, claro que esos movimientos me preocupan mucho. Soy profundamente demócrata, con todos sus defectos la democracia es el mejor sistema que hay. Así que, sí: me preocupan.

-¿Son sólo el fruto coyuntural de la crisis o son movimientos que pueden instalarse definitivamente?

-No soy sociólogo político. Hay movimientos que ya existían antes de la crisis y que seguirán, pero otros están muy conectados con la crisis y se reducirán cuando ésta pase. Lo cierto es que existen en todo el mundo. Su dimensión ha crecido con la crisis y por ventura en muchos casos se desinflará con ella.

-¿Está en peligro el sistema de partidos?

-Los partidos son la base del sistema democrático. Pero eso no significa que no deban evolucionar. Lo que es indiscutible es que los partidos en toda Europa deben abrirse cada vez más a los ciudadanos. Hoy la información circula a una velocidad formidable y los partidos deben entender esta nueva situación y abrirse a todas las maneras imaginables de participación. Ya no pueden estar en torres de marfil, tienen que integrar a los ciudadanos en sus procesos de toma de decisiones.

-¿Qué le parece el fenómeno de Podemos en España?

-Sin entrar en política interna, me parece un fenómeno muy interesante. Está íntimamente ligado a lo anterior. Y me quedo ahí.

-Pues yo sí tengo que preguntarle por cuestiones de política interior. ¿Qué opina de la situación política, social y económica que vive España?

-España es uno de los grandes países y de los grandes mercados europeos. El desarrollo de España en los últimos treinta años ha sido increíble. Como ha ocurrido con Portugal. Las condiciones de vida han mejorado muchísimo, sólo hay que ver indicadores como los de mortalidad infantil, esperanza de vida, alfabetización€ no tengo ninguna duda sobre eso. La España de hoy, Portugal, los bálticos, los del Este, son países mucho mejores que hace unas décadas. Habrá cosas en ese desarrollo que no nos gusten, pero hay que mirar atrás, simplemente a la generación de nuestros padres, para comprender la dimensión del avance. Ahora tenemos que centrarnos en los 30 años que tenemos por delante.

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