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Dietas ´milagro´ y sus peligrosas consecuencias

Los regímenes restrictivos predisponen a la aparición de atracones y trastornos alimentarios

El ideal de belleza ´irreal´ que domina la sociedad actual puede ser un factor que desencadene un trastorno alimentario. // Fdv

La cercanía del buen tiempo incita a muchas personas a ponerse a dieta de cara al verano, sin pensar a veces en los riesgos que una elección inadecuada puede provocar en su salud. Hablamos de las dietas ´milagro´, aquellas que prometen perder peso de forma rápida, pero que pueden llegar a convertirse en un factor que desemboque en trastornos alimentarios.

"Una dieta muy restrictiva lo único que va a hacer es aumentar la ansiedad", afirma María Ferreiro, directora de un centro de tratamiento de los trastornos de conducta alimentaria. "En un primer momento, la persona que sigue una dieta de este tipo la hace con muchas ganas y, efectivamente, ve ese descenso de peso en la báscula ya que su cuerpo asume toda esa restricción. Sin embargo, llega un momento en que el metabolismo se ralentiza y que, a pesar de continuar con las restricciones, los cambios son ya apenas visibles. Llega entonces, al cabo de algunas semanas, la pérdida de motivación y un incremento de la ansiedad que predispone al cuerpo a saltasrse la dieta y darse un atracón", resume Ferreiro, que trae a colación una de las razones del éxito de las dietas ´milagro´: el ideal de belleza que predomina en la sociedad contemporánea, difundido a través de la publicidad y los medios de comunicación. "Se trata de un prototipo de figura que es prácticamente imposible de conseguir por la gran mayoría de las personas", afirma.

Un ideal de belleza que favorece la propagación de las dietas restrictivas, un tipo de regímenes cuyo uso de forma continuada pueden llegar a provocar un trastorno alimentario como la anorexia, la bulimia, la vigorexia, obesidad o trastorno por atracón. "Éste se caracteriza por la pérdida de control a la hora de comer. Son personas que presentan episodios de comer en exceso de forma patológica o compulsiva, sin poder parar y sin conductas compensatorias o de purga, como los vómitos. Va unido a sentimientos de culpa, remordimientos y desprecio por uno mismo. Muchas personas tratan de aliviar las emociones negativas como la ansiedad, la fustración, la tristeza, la soledad o el aburrimiento con la comida; a esto se le llama comer emocional, incluso personas con obesidad o elevado sobrepeso permanente nos informan de tener atracones que no pueden controlar", afirma Ferreiro, en cuyo centro trata este tipo de patología.

Es un tratamiento intensivo. "Las personas con este problema suelen llevar arrastrándolo años cuando llegan a nosotros, por lo que hemos de cambiar pensamientos, emociones y comportamientos muy arraigados por otros más adecuados. Este trabajo debe ser intensivo y personalizado y la familia debe estar implicada desde el primer momento para facilitar ese cambio", señala Ferreiro, quien hace hincapié en que, si se sospecha que un familiar puede estar sufriendo un trastorno alimentario, es necesario consultar con un profesional que pueda corroborar o desmentir dicha sospecha. "Cuanto más rápida es la detección del problema, más probabilidades habrá de que la recuperación sea total, más rápida y menos traumática", afirma.

En el centro también ofrecen asesoramiento nutricional. "Impartimos talleres de educación nutricional y de cómo elaborar un plan alimentario semanal equilibrado para toda la familia, basándonos en comer de todo en función de las necesidades energéticas de cada persona y en la no restricción de alimentos que puedan llevarnos a futuros atracones o estados de ansiedad, con resultados muy satisfactorios y permanentes en el tiempo, apunta Ferreiro.

"Saber comer de forma adecuada es una asignatura todavía pendiente en muchos de nuestros hogares", apostilla.

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