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Rosa: "Conseguí trabajo, ahora quiero ser voluntaria para ayudar a otros"

Rosa volvió al mercado laboral tras acceder al programa de Cruz Roja. // Alba Villar

Rosa se quedó en el paro tras haber cerrado la empresa de hostelería en la que había trabajado durante casi toda su vida sin cotizar. Con un hijo menor a su cargo y siendo la única fuente de ingresos de la unidad familiar, no cesó de enviar currículos sin obtener respuesta. "La asistenta social del Concello me habló de los itinerarios de empleo de la Cruz Roja y en marzo de 2017 me llamaron para entrar el plan activo de trabajo", comenta. Una vez en el programa de inserción y tras participar en una charla de acogida con personas mayores de treinta años en situación similar, se organizó un grupo. "Nos hablaban de qué queríamos, sobre nuestra actitud, de cómo subir la autoestima... Después de tantos años sin trabajar, yo estaba como cuando sueltas a un niño en una jungla: no sabía que había infojobs ni empresas de trabajo temporal", relata.

Su orientadora, Ana, explica que la motivación es fundamental para encontrar empresas que contraten a desempleados de larga duración; de ahí la importancia de las orientaciones grupales e individuales en las que se ofrecen a los participantes en los programas de inserción laboral herramientas para la búsqueda de empleo y competencias básicas que demandan en cualquier empresa. Cuando Rosa entró en el proyecto ya estábamos en la fase de capacitación; consideré que no necesitaba más de la etapa de orientación porque venía motivada, así que pasó enseguida a realizar un curso de técnico auxiliar para sección de productos frescos". La elección del programa formativo tiene mucho que ver con los intereses y habilidades del demandante de empleo y en el caso de Rosa pesaron mucho sus años de experiencia en la hostelería, donde ocupó varios puestos de trabajo tanto en cocina como en atención al público.

El curso de 90 horas de duración y sesenta de prácticas le sirvió para trabajar en la sección de pescadería de un supermercado. Tras dos meses en un empleo en hostelería para refuerzo de verano, recibe una llamada del Eroski donde había hecho prácticas para ofrecerle un contrato. "Si llego a saber que existía este programa en Cruz Roja, vengo el primer día que me quedé en el paro", manifiesta.

Entre las ventajas que tiene participar en un programa de este tipo frente a enfrentarse en solitario a la búsqueda de empleo, Rosa destaca que "conoces gente en tu misma situación y comprendes que no eres un bicho raro, aprendes a trabajar en equipo" y adquieres un compromiso con la entidad que te está ayudando. "Ahora quiero hacerme voluntaria para ayudar a gente que ha estado en mi situación", concluye.

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