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Expertas en inclusión

Profesionales de APAMP intervenen en los entornos donde los pequeños desarrollan su día a día

Alumnos de la escuela de educación infantil Cristo da Victoria, con su profesora y la logopeda de APAMP Silvia González. // Adrián Irago

Desde el Centro de Atención Infantil (CAI) de la calle Sagunto, APAMP ha puesto en marcha un innovador proyecto cuyo objetivo es desarrollar un modelo integral de atención para niños de 0 a 16 años con alteraciones motoras (parálisis cerebral y discapacidades similares), interviniendo en los diferentes entornos de los pequeños, desde el familiar hasta el educativo o el sanitario.

El proyecto, del que se benefician actualmente treinta niños, lo llevan a cabo cinco trabajadoras de la entidad: la logopeda Silvia González; la terapeuta ocupacional Alejandra Morán; la fisioterapeuta Silvia García; la psicóloga Elena Alonso; y la trabajadora social Ana Martínez. "Durante años, hemos visto cómo a APAMP llegan familias, educadores, etc. que se sienten perdidos a la hora de atender a niños con estos problemas y que necesitan de ciertas pautas y herramientas para favorecer su inclusión. Así surgió", explican.

La primera actividad fue un campamento de respiro familiar en colaboración con la ludoteca de integración que ocupa la planta baja del CAI. Posteriormente, tras reunirse con padres, educadores de centros de educación infantil y primaria y profesionales sanitarios (trabajadores sociales de centros de salud, pediatras y el equipo de atención temprana del CHUVI, entre otros) para recoger sus necesidades, dieron comienzo las intervenciones.

"Preparar el mundo"

"Nos dimos cuenta de que solo tenían sentido si se realizaban en los entornos donde el niño desarrolla su día a día. Porque no son los niños los que se tienen que adaptar a su entorno, sino al contrario. El mundo tiene que tener un hueco para cada uno de nosotros. Por eso hay que preparar el mundo", afirman.

Gracias a un convenio con la Xunta de Galicia, tienen autorización para entrar en las aulas de los centros educativos, donde trabajan codo con codo con los profesores y, de esta forma, "incluir" en el aula a los niños con alteraciones motoras. Movilidad, adaptación de materiales, comunicación y lenguaje o socialización son algunas de las áreas sobre las que proponen pautas. "Se trata de adaptar las actividades que se desarrollan en calse para que los niños con alteraciones motoras también se beneficien de ellas; de llevar a cabo adaptaciones como fijar los cuadernos; ver cuál es el lugar del aula donde pueden estar mejor; sacarlos de la silla de ruedas, si la utilizan, en los recreos para que jueguen y se manchen con los otros niños...", relatan.

En este sentido, las cinco profesionales hacen hincapié en el apoyo entre iguales. "Buscamos que ya no sea solo el adulto, sino los propios compañeros, los que les ayuden, por ejemplo a quitarse una prenda de ropa. Porque la inclusión no es solo alcanzar un objetivo académico, sino el estar con tus iguales en un entorno escolar normalizado. Es algo enriquecedor para todos, no solo para los niños con discapacidades", apostillan.

Con las familias, el proyecto va más despacio ya que, además de presentarse como un punto de información sobre los diferentes recursos y ayudas a las que pueden acceder, también quieren ofrecerles herramientas similares a las que enseñan a los profesores y que beneficiarían a los pequeños. "Con ellos es un poco más difícil porque la forma de trabajo que proponemos exige mayor implicación, un papel más activo", explican.

Y es que el objetivo del proyecto no son las intervenciones en sí. "La idea es pensar juntos las estrategias, enseñar las distintas pautas y luego irnos retirando progresivamente, haciendo un seguimiento de cada niño a lo largo de toda su vida escolar", adelantan.

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