A medida que envejecemos, los efectos de la gravedad, la exposición al sol y el estrés de la vida diaria se notan en nuestros rostros. Se forman surcos profundos entre la nariz y la boca; las mejillas caen; aparecen alrededor del cuello grasa y arrugas. Un lifting cervicofacial no puede detener este proceso; sin embargo, lo que sí puede hacer es parar el reloj, mejorando los signos más visibles del envejecimiento, tensando los músculos de la cara, eliminando el exceso de grasa y redistribuyendo la piel de la cara y el cuello, tal y como detalla Jorge Novoa, especialista en medicina estética, plástica y reparadora que ejerce en Vigo.
El lifting puede realizarse aislado o asociado con otros procedimientos como la blefaroplastia (cirugía de párpados) o la rinoplastia.
La operación se puede realizar con anestesia general o anestesia local y sedación. Las incisiones se realizan en el cuero cabelludo, en las regiones frontal y temporal, rodean las orejas y terminan en la zona próxima a la nuca. A través de estas incisiones el cirujano realiza un despegamiento más o menos amplio de la piel, al objeto de poder obtener un tensado de la misma. Mediante el mismo abordaje, el cirujano puede reducir acúmulos grasos o tensar músculos que han quedado fláccidos, proporcionando a la cara un aspecto más firme. .).
La mayor parte de las cicatrices quedan ocultas en el cuero cabelludo por encima de la sien y hacia la nuca.
La recuperación no es dolorosa; es necesaria únicamente una noche de ingreso; y el paciente puede hacer vida relativamente normal a partir del día siguiente de la intervención.
Los liftings han evolucionado hacia la imperceptibilidad de las cicatrices y hacia el logro de un aspecto natural. Se ha terminado con el efecto "cara planchada" y ahora se obtienen mejores resultados al tensar, además de la piel, los músculos.
Técnicas no quirúrgicas
La medicina estética ofrece otras alternativas para el rejuvenecimiento facial menos invasivas. "Normalmente son tratamientos con una duración estimada entre 6 meses y 2 años", explica el doctor Novoa.
Algunas de las opciones son técnicas de radiofrecuencia Indiba Elite, aplicación de toxina botulínica; rellenos de ácido hialurónico e hidroxipatita cálcica; peelings químicos; hilos tensores; tratamiento regenerador con factores de crecimiento (plasma), láser facial IPL, etc.
La toxina botulínica, popularmente conocida como bótox, es un bloqueador de las terminaciones musculares. "No es un paralizador, como mucha gente cree. Provoca una relajación muscular que difumina las arrugas de expresión", explica el especialista.
Para las arrugas más profundas y para mejorar el aspecto de labios, pómulos y mentón, lo que más se suele utilizar son rellenos de ácido hialurónico específicos para cada zona.
El IPL, por su parte, puede eliminar los daños provocados por la exposición solar, borrando manchas de hiperpigmentación. También se emplea para eliminar verrugas y para tratar la cuperosis y la rosácea.
En cuanto a los hilos tensores y los hilos japoneses, sirven para combatir la flacidez y recuperar el óvalo facial. "Provocan un efecto tensor inmediato en el primer caso, y paulatino si se trata de los japoneses", afirma el doctor Novoa.
El médico explica, asimismo, las indicaciones de los peelings. "Abarcan un gran número de usos posibles: corregir o eliminar las cicatrices de acné; tratar problemas vasculares como la cuperosis o la rosácea; eliminar manchas solares o de posembarazo; eliminar estrías, etc. Los más suaves se pueden utilizar para aportan luminosidad al rostro antes de un evento", señala.
En el caso del plasma, se trata de realizar una mesoterapia facial infiltrando el producto obtenido del propio paciente a través de una técnica sencilla de extracción de producto sanguíneo. "Solemos aconsejar esta técnica a pacientes de cierta edad donde el envejecimiento es generalizado y como complemento a otros tratamientos", explica.
