De la euforia a la desesperación. La fortuna ha sido efímera para Sara Fernández, una camarera del bar "Arco Iris" de Carballo, quien ha denunciado ante la Guardia Civil el robo del décimo que había adquirido del número 6.381, premiado con 300.000 euros del "Gordo" del sorteo extraordinario de la lotería de Navidad celebrado el pasado sábado y que conservaba en el establecimiento en el que trabaja.

La joven afirma que el día 22 llegó al bar al mediodía, ya que en principio creyó que las noticias sobre que el "Gordo" había caído en Carballo se trataban de una broma. Una vez en el local, los medios de comunicación comenzaron a entrevistarles a ella y a su jefe, José Romar, puesto que fueron ellos quienes vendieron sesenta décimos entre los clientes del bar. De hecho, el "Gordo" dejó un "pellizco" de 45 millones en este municipio coruñés.

Después de festejar su suerte con quienes se encontraban en el establecimiento, la joven decidió recoger el décimo para llevarlo a casa de su madre, momento en el que comprobó que el bote en el que lo había introducido no se hallaba en su lugar habitual al otro lado de la barra y que el billete de lotería no estaba en su interior. Sara no recuerda haber efectuado ningún comentario acerca del sitio en el que guardaba el décimo, aunque reconoce que todos sabían que ella era poseedora de uno de los agraciados por el sorteo. "No desconfío de nadie porque en medio de tanta fiesta la gente se servía sola; no había ni camareros ni nada, la gente estaba por detrás de la barra como si estuviera en su casa", explica la empleada.

Sara insiste en que no puede sospechar ni de su jefe ni de ninguna persona en concreto debido al elevado número de vecinos que celebraban la fortuna en el local. "No quiero hablar de nadie porque no tengo ninguna prueba", declaró ayer acerca del incidente.

La joven esperó hasta el lunes, día de Nochebuena, para presentar la denuncia en la Guardia Civil "por si lo había guardado en otro lado" y, al constatar la de-

saparición del décimo, optó finalmente por recurrir a las fuerzas del orden.

"Si ella no sabe quién fue, menos sabré yo", manifestaba ayer José Romar, el propietario del bar "Arco Iris", quien asegura que nunca llegó a ver ese décimo y que guardaba el suyo en su vivienda, por lo que descarta que hubiera podido confundirlo con el de su empleada. El hostelero afirma que mantiene una buena relación con Sara, pero que la situación desencadenada es muy desagradable.

"Es doloroso saber que lo tuviste en tus manos", se lamenta ahora Sara. "Durante los tres cuartos de hora que viví con la ilusión de que lo tenía hice planes y, una vez que sabes que no lo vas a tener, te llevas un chasco", confiesa. Sara y su compañero viven de alquiler en Carballo, por lo que pensaban comprarse un apartamento y un coche, ya que ella acaba de obtener el carné de conducir.