"Sin casa y con lo puesto. Ni casa, ni coche, ni enseres", así explica su situación una de las afectadas por la violenta explosión de Paramos. Vivía en la zona cero y salió ilesa con su familia No hay indignación, pero si gran dolor e impotencia. Los afectados no se lo acaban de creer, la devastación es tal que parece imposible lo ocurrido. Les enfada pensar que durante meses han vivido al lado de una bomba.

No es la única evacuada. El Concello de Tui ha facilitado los primeros datos provisionales de la catástrofe: 33 familias se han quedado sin casa, hay 120 viviendas con graves daños estructurales o completamente desplomadas y 300 personas se han inscrito en el listado de afectados por daños. Los desalojados se han refugiado, en su mayoría, en casa de familiares, pero seis familias se han acogido a la ayuda de los Servicios Sociales municipales que han organizado un dormitorio y un comedor para ellos en el Centro Social de Guillarei.

Los primeros datos sobre las gravísimas consecuencias de la violenta explosión de un almacén ilegal pirotécnico que arrasó el lugar de A Torre en la parroquia tudense de Paramos reflejan una situación más grave de lo previsto inicialmente, según las autoridades municipales y autónomas.

Para las familias que no pueden volver a sus casas, en muchos casos porque ya no existen y solo queda el solar, la Xunta de Galicia y el Concello de Tui han puesto en marcha varias opciones: financiar un alquiler para que busquen alojamiento, darles dietas que les permitan pernoctar en un hotel o bien las medidas adoptadas por los Servicios Sociales de Tui.

En el Centro Social de Guillarei se ha instalado también una oficina municipal de asesoramiento a los afectados, en colaboración con la Cruz Roja, que ha desplazado al lugar a varios trabajadores sociales y psicólogos que ayudan a las víctimas a superar la situación. La afluencia de perjudicados era tanta, que ayer había que apuntarse para ser llamado por riguroso orden de lista.

"No se si quiero ir a ver mi casa", explica una afectada cuando le comunican que en cuanto el terreno esté asentado podrán ir a sus domicilios acompañadas por bomberos para tratar de recuperar algunas cosa y comprobar si los daños en sus viviendas son estructurales o estéticos.

Varios adolescentes presumen de que no han ido al colegio. "Teníamos las mochilas en el coche de mi padre, y ayer lo llevó al taller. para un arreglo pequeño. ïbamos a ir a buscarlo cuando todo explotó", señalan, a la vez que agredecen la suerte de un pequeño retraso que les evitó estar en la zona cero en el momento d ela explosión.