No hubo pelea ni forcejeo. Diego Pedrido, de 24 años, golpeó con tal intensidad y violencia a su pareja, la brasileña Divina Méndes, de 46 años, que la víctima no tuvo capacidad de reacción y posiblemente estaba inconsciente mientras le golpeaba la cabeza contra el suelo o la pared, antes de que la estrangulara. La muerte se produjo por asfixia, si bien las heridas reiteradas de golpes, patadas y puñetazos en la cabeza habrían bastado para matarla, pues literalmente le partió la cara, que llegó a desprenderse del cráneo, y las mandíbulas, según informaron ayer los forenses en el juicio que comenzó en la Sección Quinta de la Audiencia en Vigo.

La confesión del joven, que admitió el crimen y haberla golpeado si bien no recordaba que también la hubiera asfixiado, ante el tribunal del Jurado, llevó a la Fiscalía a rebajar a 20 años de cárcel su petición inicial de 24 años, y dejar en 100.000 euros los 300.000 que se solicitaba de indemnización para el hijo de la víctima. Se mantiene el alejamiento de la familia de la víctima y someterse a un programa contra los malos tratos. Además, una vez cumplida la condena, estará dos años bajo vigilancia.

La acusación que ejercitan la familia de la víctima, el Estado y la Xunta se adhirieron a la petición de la Fiscalía y la defensa mostró su conformidad. En todos caso se mantiene el delito de asesinato con alevosía y ensañamiento, con la agravante de parentesco y la atenuante de confesión.

Tanto los agentes policiales como los peritos forenses y explicaron que la relación que mantenía el acusado con la brasileña Divina Mendes, era turbulenta. "Él tenía dependencia emocional de ella y estaba muy enamorado, pese a que la relación no era satisfactoria. Creía que podría cambiar", explicaron los peritos, que coincidieron en que el joven no vio afectadas sus voluntades volitivas y congnitivas en ningún momento, si bien pudo sufrir un ataque de ira.

Así, un informe indica que tiene una capacidad intelectiva media baja, pero es una persona "normal" adaptada e integrada en el entorno social, laboral y familiar. Los perito consideran que la convivencia con la víctima supuso para él "una situación de estrés, ansiedad y tensión mantenida en el tiempo", que desembocó en un trágico final.

La fiscal tiene claro que el móvil del crimen fue económico, pues el joven se había gastado los 7.000 euros que tenía de ahorros en el año que estuvo con ella, y por otro los celos, ya que Diego no quería que ella ejerciera la prostitución.

El joven expuso que aquel 6 d e septiembre de 2015 tuvo una reacción "desproporcionada" cuando Divina le tocó, o agredió dándole un golpe en el hombre durante una discusión. No recuerda bien lo sucedido, si que la golpeó y que alguien llamó a la puerta, pero cuando miró por la mirilla no vio a nadie. Mientras la vecina que acudió porque creyó que alguien jugaba con una pelota, asegura que volvieron los golpes. El acusado mantiene que ya no la golpeó, sino que tomó el pulso a Divina, recogió sus efectos y se fue. Regresó al piso porque se había dejado unas llaves y circulaba hacia Nigrán en su furgoneta cuando tuvo un accidente. Aparcó el coche y paró a un vehículo para que le llevaran a la comisaría de López Mora, porque había matado a su novia. Allí se entregó. La vista continúa hoy.