La playa de As Catedrais, famosa por su espectacularidad y lugar visitado por miles de turistas, pues con la marea baja se puede caminar por sus grutas y pasadizos bajo los arcos que forman las imponentes rocas, se reabrirá hoy de nuevo al público tras el accidente mortal por el desprendimiento de una roca que costó la vida a una joven de 24 años. Técnicos de la Dirección General de Patrimonio Natural y agentes de la Guardia Civil realizaron ayer una inspección en la zona.

De este modo, los técnicos y trabajadores del espacio informarán hoy a los visitantes sobre las precauciones que deben mantenerse en ciertas zonas consideradas de riesgo.

Minutos antes del accidente que costó la vida a I.B.Z., una vallisoletana que visitaba el arenal con su novio, un matrimonio que estaba con sus hijas en la playa alertó de varios desprendimientos al personal de la Xunta. Curiosamente la Xunta, a través de la página web, seguía concediendo autorizaciones de acceso para ayer mismo a As Catedrais pese a estar cerrada.

El informe sobre el efecto del cambio climático en la playa encargado por la Xunta el pasado año al director del Instituto Galego de Xeoloxía, Juan Ramón Vidal Romaní, concluye que el arenal supone "un gran peligro para la circulación de personas", puesto que la posibilidad de desprendimiento es grande, sobre todo después "de lluvias copiosas". Vidal Romaní recuerda que la Xunta incorporó en la señalización su recomendación de alejarse de la base del acantilado unos tres metros.

Por otra parte, la mejoría del mar permitió ayer que los buceadores explorasen el fondo el litoral coruñés para tratar de localizar el cuerpo de la joven ourensana, Adriana Domínguez de 22 años, que desapareció el viernes en la playa de Riazor tras ser arrastrada por el mar. El dispositivo utilizó "todos los recursos", pero el cadáver de la víctima, que estaba con unos amigos de vacaciones en la ciudad, sigue desaparecido. Los expertos creen que han sido arrastrado fuera de la bahía.