Visto para sentencia el juicio contra el vigués Juan Carlos Fariñas por el intento de asesinato de Mónica F.F., su expareja y antigua compañera en el Hospital Povisa. Tras las últimas testificaciones de compañeros de trabajo y peritos ofrecidas ayer, el fiscal jefe de la Audiencia de Pontevedra, Juan Carlos Aladro, solicitó un aumento de la petición de pena inicial, que pasó de casi 15 hasta los 18 años y 9 meses que requiere ahora. A esta condena le sumó la petición de una cantidad un 20% mayor a los 400.000 euros anteriormente por daños.

El Ministerio Fiscal argumentó esta modificación de incremento de la pena en la presencia de varias circunstancias agravantes, aunque puso el foco en dos: el ensañamiento y el disfraz. La acusación particular también se adhirió a estas nuevas peticiones de la Fiscalía.

En su exposición final, Aladro destacó que el acusado cometió un "delito de asesinato en forma de ejecución imperfecta de tentativa", agravado además por la relación de "parentesco", que evidencia "violencia de género". "Su única finalidad era matar por posesión y egoísmo y para ello tenía un planteamiento minucioso", alegó. Subrayó que Fariñas actuó el 12 de abril de 2015 de forma "alevosa y al acecho, con traición, emboscada y trampa. Atacó a la víctima aprovechando su situación de desvalimiento con un puñetazo a la cara que la noqueó, aprovechando su diferencia física ostensible". Supuestamente y según contaron varios testificantes, aquel día el acusado acudió al domicilio de la víctima en la calle Martínez Garrido y tras propinarle ese golpe inesperado, la arrastró y golpeó hasta el segundo sótano, donde le dio una primera punzada en la zona del corazón "que no superó la masa grasa".

Posteriormente, le clavó el cuchillo en el cuello. "Tuvo sensación de dolor extremo y de muerte. Estuvo al borde del desmayo y vivió una enorme agonía. Tanto la víctima como el agresor sabían de la gravedad de la situación porque son sanitarios", recalcó. "Es ensañamiento porque aumentó deliberada e innecesariamente el mal y el dolor que la víctima estaba padeciendo, ya que se le quedó mirando tranquilo y fríamente, esperando a que se muriese", continuó Aladro.

Disfraz

Sobre la segundo agravante, el disfraz, el fiscal argumentó: "Se vistió de negro cuando era algo que nunca hacía, entró tapado en el edificio de la víctima, que solo lo reconoció cuando identificó su calzado", resumió. "Si no se tiene en cuenta este agravante, estaríamos premiando su torpeza en vez de castigar al infractor", zanjó rotundo.

Aladro habló del posible argumento de desistimiento que se podría tener en cuenta para rebajar la condena. A su juicio Fariñas no se arrepintió y no trató de salvarle la vida. "La deja morir. La subió al coche, pero la dejó en una zona alejada de Urgencias. Ella tuvo que recorrer una distancia no inferior a 50 metros mientras se desangraba, perdía aire por el orificio que le había hecho y luchaba por mantener la consciencia", relató. "No pide ayuda ni la abandona en un lugar donde pueda salvarse. Además, su conducta posterior avala esto porque actúa fríamente: llega a su casa, se ducha, llama a su mujer y busca hacer planes con su hijo. Como si no hubiese pasado nada", apuntó el fiscal.

También compareció ayer el médico psiquiatra que le atendió durante su ingreso en el Hospital Álvaro Cunqueiro, meses antes de la agresión a Mónica. El facultativo recordó que su informe fue de "trastorno adaptativo" por "una crisis de pareja" que le estaba costando superar. "Sus capacidades no estaban afectadas y lo derivé a psicología", expresó el psiquiatra en referencia a enero de 2015, tres meses antes del suceso.

Esta declaración sirvió para que el fiscal recalcase que Juan Carlos Fariñas no tenía un trastorno de la personalidad ni del comportamiento. De hecho, calificó el trastorno adaptativo como "un cajón de sastre" que usan los médicos para hablar de una depresión y señaló que Fariñas "mantenía íntegras sus capacidades". "Es un mentiroso que ha suprimido información de forma consciente", añadió antes de finalizar recalcando que están ante "un asesinato que por un milagro no se produjo", concluyó.