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La mayor operación de narcotráfico de los últimos años y Un veterano de la "coca", de nuevo entre rejas

Sito Miñanco: la caída del mito que quiso ser rey

La operación contra la presunta organización del narco arousano pone en tela de juicio los beneficios penitenciarios que disfrutan los traficantes

José Ramón Prado Bugallo, "Sito Miñanco", horas después de su detención, el lunes pasado en Algeciras. // FdV

De los tres grandes capos gallegos de la droga, el de fama más amable fue siempre José Ramón Prado Bugallo, "Sito Miñanco". Era, en muchos sentidos, la antítesis de Manuel Charlín Gama y Laureano Oubiña Piñeiro, más hoscos y altivos. Su proverbial generosidad con los suyos, su aspecto de exitoso hombre de negocios y sus contactos con el general Noriega, dueño y señor del Panamá de los años 80, o con personajes de la jet como Isabel Pantoja, le convirtieron pronto en una leyenda. Para muchos, cuando traficaba con el tabaco de contrabando, era una especie de Robin Hood moderno. Incluso tiempo después, cuando ya había caído en la tentación de la cocaína, su figura seguía despertando cierta admiración y respeto.

Sito Miñanco se había convertido, por muchos motivos, en un mito. De ahí el nombre de la espectacular operación estallada esta semana por los Greco y la Udyco de la Policía Nacional, que se ha saldado con la detención de 43 personas y la intervención de bienes por valor de 15 millones de euros. En la cúspide de la presunta organización estaba el histórico capo cambadés. Su detención, el lunes, ha hecho que sean muchas las voces que cuestionan el arrepentimiento de los narcos y que reclamen más dureza a la hora de concederles los beneficios penitenciarios.

Y es que Sito Miñanco llevaba casi tres años disfrutando de un régimen de semilibertad después de repudiar el narcotráfico en un escrito enviado a Vigilancia Penitenciaria. El fiscal se oponía a la excarcelación, pero el magistrado que tenía la potestad de decidir mordió el anzuelo.

Este martes, el fiscal jefe de la Fiscalía Antidroga, José Ramón Noreña, afirmaba que con la presente operación quedaba "demostrado que estas personas no están arrepentidas", y abogaba por "dificultarles (a los narcos) los beneficios penitenciarios, y que estén de verdad cumpliendo condena".

La "Mito" ha dejado patente, de nuevo, que la práctica totalidad de los narcotraficantes son reincidentes, y que rara vez cumplen íntegras sus condenas. A menudo pueden pasar varios años desde su detención hasta su ingreso en prisión para cumplir sentencia. Porque junto a Sito Miñanco cayeron otros veteranos de la "fariña", como el colombiano Enrique Arango, el cambadés Ramiro Somoza o el vilagarciano David Pérez Lago, hijastro de Laureano Oubiña. "Tenemos un agujero de seguridad importante a nivel de país. Los jueces deben hacer cumplir las condenas por narcotráfico con firmeza", aseveró a su vez Fernando Alonso, gerente de la Fundación Galega contra o Narcotráfico.

Un regreso a lo grande

La Policía Nacional ha dicho de Sito Miñanco que era el narcotraficante más importante de Europa, y que dirigía una de las organizaciones "narco-criminales más activas a nivel mundial". Palabras mayores para un hombre de 62 años que ha pasado entre rejas la mayor parte del tiempo desde 2001 y que tras obtener el régimen de semilibertad mataba las horas en la garita del cobrador de un aparcamiento subterráneo de Algeciras (Cádiz). En apariencia, era un narco jubilado.

Pero la realidad, si finalmente se demuestran los cargos que la Policía tiene contra él, era muy diferente. Sito Miñanco quería volver por la puerta grande actuando de eslabón entre las mafias colombianas y las europeas. El cambadés tenía, supuestamente, tan buenos contactos con los cárteles colombianos y una infraestructura marítima tan eficiente que casi se había hecho con el monopolio de la coca en Galicia. Según fuentes de la investigación, los traficantes gallegos que querían trabajar a cierta escala con esta droga tenían que ir junto a "Sito". En caso contrario, no les quedaba más remedio que conformarse con las migajas o vender hachís.

"Sito" se había transformado. Del joven que en los años 80 y 90 parecía que quería comerse el mundo y que había alcanzado la categoría de mito, había pasado a un hombre discreto y menos amable, que en la sombra trabajaba duro para levantar de nuevo su imperio. Había sido un mito, y ahora quería ser también rey.

La Policía le vincula con varios alijos importantes, como los 3.800 kilos de cocaína del mercante Thoran, intervenidos hace un año, o los algo más de 600 alijados en una nave de La Haya (Holanda). Su entorno niega la participación de "Sito Miñanco" en esos cargamentos, pero si se demuestra su participación en los mismos, no quedará nada de su imagen de Robin Hood moderno. La presidenta de la asociación antidroga Érguete, Carmen Avendaño, lo tiene muy claro. "Sito es una persona callada, rigurosa, que tiene un entorno de vecindad muy agradecido. Es una persona aceptada socialmente. Pero, le siente bien o mal a la gente de su entorno, es un narcotraficante más".

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