Sito Miñanco ha pasado media vida entre rejas y si la inviestigación policial no se tuerce, volverá otra vez a prisión. El más carismático de los contrabandistas arousanos, detenido ayer en el marco de la Operación Mito contra el narcotráfico y blanqueo de capitalesOperación Mito, tenía permiso para salir de día de la cárcel para trabajar en un aparcamiento de Algeciras, Cádiz.

El narco gallego, al que un fallo judicial le prohíbe volver a Galicia, ha sido capturado junto a sus dos lugartenientes y otras 39 personas. El operativo que mantiene abierto la Policía Nacional ha intervenido 5.000 kilos de cocaína en dos alijos, uno en Portugal y otro en Holanda, y apunta a otros dos grandes mercancías que podrían pertenecer a este grupo y dispararían la cantidad incautada.

José Ramón Prado Bugallo ha pasado los últimos veinte años en prisión, pero seguía con su negocio en la sombra. Esta es la historia de un 'bandido benefactor' que llegó a tener un centenar de personas "en plantilla".

Sito Miñanco, el más carismático de los contrabandistas arousanos nació en 1955 en Cambados. De familia marinera y humilde, pronto destacó al mando de las planeadoras, primero como mariscador furtivo con el arte del can en la ría de Arousa, y ya en los 80, en el chollo do fume, el contrabando de tabaco rubio americano que se descargaba de grandes mercantes que atracaban a 200 millas de la costa gallega. Entonces constituyó ROS SL, las iniciales de los tres socios (Ramiro, Olegario y Sito) con una sofisticada infraestructura que les permitía operar a gran escala.

Prado Bugallo se había rodeado de una aureola de aventurero y triunfador. Se acostumbró a desafiar las leyes desde muy joven. Su leyenda comenzó tras la gran redada del tabaco en 1984, momento en que sus socios se fugaron a Portugal. Después no aceptaron dar el salto a la droga y cuando salió en libertad provisional -tras tender sus primeros lazos con los colombianos en Carabanchel- montó su propia organización.

Su vinculación con un alijo de cocaína desveló que su negocio no se limitaba solo al tabaco, como él y sus allegados hacían creer, y confirmó las excelentes relaciones que mantenía con destacados jefes de los cárteles colombianos. Su detención ponía también fin a la carismática imagen que se había forjado con el tabaco.

Su compañía sería la más importante, pues llegó a tener en nómina a más de un centenar de personas. Amigos, empleados y vecinos tuvieron su apoyo económico y moral, de ahí el mito del bandido "benefactor" y las simpatías que despertaba. Todos tenían acceso a los mejores hospitales y la organización se hacía cargo de las familias y facilitaba los abogados cuando alguien caía en las redes policiales.

El fútbol era una de sus grandes pasiones y fue presidente del Cambados. Al estilo del colombiano Pablo Escobar, se lo llevó a jugar a Sudamérica y a punto estuvo de ascenderlo a segunda división. Coches, fiestas y mujeres hermosas coronaron el éxito de "Miñanco". Su mítico Testa Rosa permanecía en un garaje de Vilagarcía, mientras él vivía a lo grande y recorría el mundo.

Ingresar en prisión tampoco frenó sus negocios, como se demostró cuando le incautaron varios teléfonos móviles en su celda. Divorciado de su primera esposa, a través de su nueva compañera sentimental, Odalys Rivera, llegó a tener contacto directo con el presidente Noriega en Panamá, donde se afincó un tiempo.

En 1990 se libró de la Operación Nécora dirigida por Garzón porque se encontraba en Panamá. Siete meses después fue detenido en un viaje a Madrid y se le condenó a 20 años de prisión por un alijo de 2,4 toneladas de cocaína. En 2001, estando ya en libertad provisional, vuelve a ser apresado en una operesión de 5 toneladas de cocaína mientras seguía la ruta del barco a través de ordenadores y pantallas en su chalé de Madrid. Le cayeron otros 16 años. Una condena que terminaba de cumplirse este año.