La juez Eva Armesto sostiene que el ADN de la pistola del policía nacional muerto en su despacho de la comisaría de Ourense puede ser de la familia de los dos agentes gemelos detenidos ahora. La magistrada detalló sus sospechas contra los policías gemelos, por siete presuntos delitos, incluido el supuesto crimen de un compañero, en un auto extenso en el que ordenaba la entrada y registro en sus domicilios de Toén, Coslada, Ávila y Ribeira.

La juez se apoyó en seguimientos, inspecciones oculares, informes de balística, del Instituto de Toxicología y de ADN, así como en declaraciones testificales, fotografías, relación de llamadas, comunicaciones y documentación bancaria, para apuntar indicios contra Roi y Bernardo D. L. por la comisión "conjunta y planificada", entre mayo de 2014 y abril de 2016, de los delitos de homicidio, robo con fuerza, tenencia ilícita de armas, revelación de secretos, simulación de delito, denuncia falsa e injurias y calumnias. Una de las conclusiones a las que llega la instructora es que el ADN hallado en el arma del agente muerto, Celso B. A., puede pertenecer a familiares "de tercera o cuarta generación" de los sospechosos.

En el despacho donde apareció muerto el 9 de abril de 2016, se encontraron tres de las pistolas desaparecidas. Una en un archivador, otra en un cajón de la mesa auxiliar, cerrada con llave, y de la tercera salió la bala que acabó con la vida del agente de un tiro en la sien. En el auto que ordena los registros, la juez hace referencia a las posibilidades de coincidencia del ADN hallado en la pistola que estaba en la mano izquierda de Celso -sospecha que fue colocada ahí-. El estado del arma fue una de las claves para que la UDEV descartara la posibilidad del suicidio. Estaba con la recámara abierta y sin cargador.